Federico Campbell: narco, mafia, literatura
La obra del escritor mexicano, fallecido a los 72 a?os, estuvo marcada por donde naci¨®, Tijuana, y su pasi¨®n por Italia
El escritor mexicano Federico Campbell ha muerto este s¨¢bado en la Ciudad de M¨¦xico a los 72 a?os. El tambi¨¦n ensayista y articulista, al que ya no se cruzar¨¢n sus vecinos del barrio de La Condesa enfundado en sus zapatos italianos, llevaba medio siglo viviendo en otros sitios pero su obra y su vida est¨¢n marcadas a fuego por el esquizofr¨¦nico lugar en el que naci¨®: Tijuana.
Escribi¨® Tijuanenses mucho antes de que tuviera nombre y forma ese g¨¦nero llamado narcoliteratura. Es un retrato de la ciudad norte?a all¨¢ por los a?os 30, cuando apenas era un pueblo. El escritor capt¨® con maestr¨ªa la vida en la frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico, llena de personajes salvajes atrapados entre dos mundos. De los que no sabemos con certeza si est¨¢n de ida o de regreso. Una especie de Tierra de Nunca Jam¨¢s. Una ciudad atrayente y repulsiva a la vez. Campbell puede considerarse un escritor en la l¨ªnea entre esos dos puntos de vista.
El mexicano se ha ganado tambi¨¦n por derecho propio un hueco en la historia de la literatura catalana, un aspecto desconocido para muchos de sus paisanos. Campbell vivi¨® en Barcelona a principios de los setenta y escribi¨® Infame turba, donde recoge 26 entrevistas a ensayistas, poetas y escritores (Pere Gimferrer, Luis Goitysolo, Jaime Gil de Biedma) de ese regi¨®n espa?ola durante la ¨²ltima etapa del franquismo. Fue Campbell quien escuch¨® de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n aquello de que en los libros, como en la vida, los pr¨®logos no sirven para nada: "Es una especie de trampa visual, un estuche, una proposici¨®n de venta, es decir, un obst¨¢culo entre el p¨²blico y el producto. No deber¨ªan existir". Enrique Vila-Matas escribi¨® en diciembre acerca la impresi¨®n que le produjo la entrevista que le hizo el mexicano a Gabriel Ferrater.
Hijo de un taquigrafista, Campbell consideraba que M¨¦xico era una met¨¢fora exagerada de lo que hab¨ªa sido Sicilia. Cre¨® un puente intelectual y anal¨ªtico entre los carteles mexicanos de la droga y la mafia. Ahora pensaba que Michoac¨¢n, donde se enfrentan los agricultores y ganaderos levantados en armas contra los se?ores locales de la droga, padec¨ªa de la "inexistencia del Estado", un t¨¦rmino utilizado en la regi¨®n italiana ante el desgobierno. Era raro no encontrar en los escritos de su ¨²ltima ¨¦poca constantes referencias a Italia, desde el nombre burl¨®n que le dan a la Coca Cola (champ¨¢n negro) a la similitud entre los t¨¦rminos de extorsi¨®n en ambos pa¨ªses, el derecho de piso y el pizzo. Un impuesto a cambio de protecci¨®n. Campbell introdujo en su pa¨ªs, a finales de los ochenta, al autor italiano Leonardo Sciascia con una serie de ensayos, una entrevista y una cr¨®nica de viaje que recopil¨® en un libro, La memoria de Sciascia.
El poder pol¨ªtico, las grandes familias que manejan el pa¨ªs en la sombra, la represi¨®n, la desigualdad, la desesperanza o la tragedia cotidiana son otras de las tem¨¢ticas que han sobrevolado su obra. Estudi¨® Derecho y Filosof¨ªa en la UNAM, carreras que dej¨® inconclusas, y periodismo en el Macalester College de Minnesota, en Estados Unidos. Fund¨® la editorial M¨¢quina de Escribir y fue traductor de Harold Pinter y del propio Sciascia. Como periodista ha colaborado en el semanario Zeta, el peri¨®dico Frontera, Proceso y Milenio, donde hasta sus ¨²ltimos d¨ªas consciente escribi¨® la columna dominical La hora del lobo.
El escritor falleci¨® a media tarde del s¨¢bado por un derrame cerebral debido a las complicaciones causadas por el virus de la influenza (H1N1). A principios de mes fue hospitalizado despu¨¦s de varios d¨ªas en los que se ven¨ªa quejando sobre lo mal que se sent¨ªa. Le diagnosticaron neumon¨ªa e insuficiencia renal. Su cuerpo ser¨¢ incinerado el domingo.
El cineasta Guillermo Arriaga lo destaca entre sus novelistas preferidos. "Transpeninsular me gusta mucho por el desierto, por la aventura", explica. El escritor H¨¦ctor de Maule¨®n lament¨® en las redes sociales a "otro amigo que se va, como que en estos d¨ªas la muerte tiene permiso". "Cuando conoc¨ª a Campbell", continu¨®, "me extra?¨® que a diferencia de la mayor parte de los escritores, quisiera saber de los otros, no hablar de s¨ª mismo". El periodista y escritor estadounidense Francisco Goldman, residente en DF, destaca su lado humano: "Era un hombre sumamente generoso y dulce, algo quiz¨¢s raro en las letras mexicanas, por lo menos en los escritores de esas generaciones".
Fue amigo de Juan Rulfo, el autor de Pedro P¨¢ramo, al que admiraba profundamente. Sol¨ªan verse en una cafeter¨ªa en Insurgentes, una de las principales avenidas de la ciudad. Ese caf¨¦ ya no existe. Despu¨¦s fueron vecinos y se volvieron m¨¢s ¨ªntimos. Al escritor le gustaba recordar an¨¦cdotas de quien consideraba el mejor escritor mexicano de todos los tiempos. En estos ¨²ltimos a?os, Campbell a?os sol¨ªa pasear por el barrio en el que viv¨ªa, La Condesa, con el poeta argentino Juan Gelman ("A Juan Gelm¨¢n, compa?ero de viaje", le dedic¨® su ¨²ltimo art¨ªculo). Seguramente se cruzaban con el colombiano Fernando Vallejo paseando a su vieja perra Quina. Esta noche, las calles empedradas de ese rinconcito de la ciudad parecen un lugar mucho m¨¢s solitario.
Babelia
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