Aquellos a?os m¨ªticos
Los inicios del IVAM fueron prodigiosos: se supo apostar por una colecci¨®n realista y de gran calidad
A principios de 1986 se inauguraba en Valencia una muestra de Julio Gonz¨¢lez con algunas de las obras adquiridas por la Generalitat y un peque?o conjunto de pr¨¦stamos de museos europeos. Se trataba de una especie de declaraci¨®n de intenciones, dado que la idea b¨¢sica de aquella muestra ¡ªy hasta de aquella compra capitaneada por Tom¨¢s Llorens, entonces Director General de Patrimonio en dicha comunidad¡ª era mucho mayor: ciertos trabajos esenciales para la trayectoria del escultor que hab¨ªa participado junto con Picasso en el pabell¨®n del 37, como la Femme au miroir, regresaban por fin a casa.
Ciertamente, se trataba de un regreso, muy connotado adem¨¢s, teniendo en cuenta el aislamiento que el pa¨ªs hab¨ªa sufrido durante la larga dictadura y la postura intransigente de esta hacia los ¡°viejos vanguardistas¡±. Tras la muerte de Franco parec¨ªa necesario recuperar el tiempo perdido y, cada uno a su modo, buscaba las maneras de hacerlo. Quiz¨¢s por este motivo aquella muestra suele leerse como el anuncio del IVAM, junto con el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno de Las Palmas ¡ªtambi¨¦n inaugurado en 1989, un a?o antes que el Reina¡ª uno de los primeros y m¨¢s s¨®lidos museos en un estado que, ya en la democracia, fue viendo proliferar numerosos centros de arte contempor¨¢neo. Era parte de una estrategia de descentralizaci¨®n, aqu¨¦lla que el franquismo m¨¢s recalcitrante hab¨ªa impuesto. Era, sobre todo, parte de un deseo de modernidad que el pa¨ªs viv¨ªa entonces; una energ¨ªa intensa que, antes de que todo el mundo quisiera hacerse rico, gobernaba el Estado espa?ol: hab¨ªa que apoyar la cultura, hab¨ªa que recuperar el tiempo perdido. ?Y c¨®mo hacerlo en un pa¨ªs sin casi picassos, ni julios gonz¨¢lez, sin colecciones con la larga trayectoria de las europeas o las norteamericanas?
Desde ese punto de vista los inicios del IVAM fueron prodigiosos, ya que supo apostar por una colecci¨®n realista y de gran calidad que pronto iba a convertirse en referente dentro y fuera del Estado. Si por una parte la ambici¨®n de un conjunto importante de Julio Gonz¨¢lez aseguraba la representaci¨®n de la vanguardia, el centro empez¨® desde el principio a especializarse en la fotograf¨ªa. En un pa¨ªs donde la foto ha tenido una tradici¨®n escasa en las colecciones p¨²blicas, el gesto ¡ªy la magn¨ªfica colecci¨®n¡ª del IVAM se convirtieron en una apuesta inteligente. Es posible hacer una buena colecci¨®n sin Picasso, la ausencia inevitable en las colecciones espa?olas por las razones hist¨®ricas de sobra conocidas.
Ha pasado un cuarto de siglo desde que el propio Llorens o el entonces jovenc¨ªsimo Vicente Todol¨ª, entre otros y bajo el impulso de Carmen Alborch, pusieron en pie el IVAM. En este tiempo todo y todos hemos cambiado mucho. Han pasado veinticinco a?os en los cuales las prioridades parecen haberse trastocado y el entusiasmo de los 80 por la cultura se ha transformado en desinter¨¦s o rutina en el mejor de los casos. Resulta complicado dejar de pensar con nostalgia en aquel IVAM de entonces y en aquellos nosotros que, con hombreras anchas y pelos imposibles, cre¨ªamos tener toda la vida por delante, todas las posibilidades de hacer un mundo m¨¢s habitable a trav¨¦s de la cultura. Pese a todo, y aunque ya nada sea como entonces, ahora que hacemos repaso de los acontecimientos y pese a habernos equivocado en tantas cosas en estos ¨²ltimos veinticinco a?os de modernidad, las colecciones del IVAM siguen siendo un referente del cual todos podemos sentirnos orgullosos. Eso al menos s¨ª se hizo bien en aquellos a?os m¨ªticos.
Babelia
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