Gabo y la Escuela de Periodismo
El 6 de septiembre de 1995 un grupo de alumnos de La Escuela de Periodismo de EL PA?S escuch¨® por primera vez el inicio de 'Noticia de un secuestro'
Se desat¨® un vendaval y las luces se apagaron para no volver en un gran rato. En el aula La Cristalera de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM), en el pueblecito madrile?o de Miraflores de la Sierra, a 60 kil¨®metros de la capital, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez pidi¨® velas y continu¨® con su taller de Reporterismo y Redacci¨®n para una docena de privilegiados alumnos de la Escuela de Periodismo UAM/EL PA?S. En medio del estr¨¦pito de la tormenta, los congregados oyeron por primera vez el siguiente p¨¢rrafo: ¡°Antes de entrar en el autom¨®vil mir¨® por encima del hombro para estar segura de que nadie la acechaba. Eran las siete y cinco de la noche de Bogot¨¢. Hab¨ªa oscurecido una hora antes, el Parque Nacional estaba mal iluminado y los ¨¢rboles sin hojas ten¨ªan un perfil fantasmal contra el cielo turbio y triste, pero no hab¨ªa a la vista nada que temer¡±. Parec¨ªa una met¨¢fora de lo que en ese momento estaba ocurriendo en Miraflores. Era el 6 de septiembre de 1995 y un grupo de periodistas en ciernes hab¨ªa escuchado por primera vez el inicio de Noticia de un secuestro.
A finales de 1993 Gabo viaja a Madrid. Quiere entrevistarse con los responsables y los alumnos de la Escuela de Periodismo para conocer in situ su funcionamiento. Gabo se encierra alrededor de tres horas con profesores y alumnos, en las que da su visi¨®n del periodismo y de lo que quiere hacer y, sobre todo, pregunta para resolver sus dudas, afianzarse en algunas ideas y corregir otras. Permite a los alumnos que graben esa conversaci¨®n, que est¨¢ in¨¦dita y que se conserva en el archivo de la Escuela. Apenas un trimestre despu¨¦s, la conversaci¨®n se repite en Bogot¨¢, con m¨¢s intensidad. En la cafeter¨ªa del hotel Charleston de la capital colombiana, Garc¨ªa M¨¢rquez comenta que est¨¢ muy decidido a liderar ¡°algo¡± relacionado con la formaci¨®n de los periodistas. Es el origen de la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
Dijo: ¡°Para m¨ª, la entrevista ha terminado por ser parte de la ficci¨®n¡±
Casi un a?o despu¨¦s de ello, aprovechando una estancia en Madrid, Garc¨ªa M¨¢rquez dirigi¨® un taller de Reporterismo y Redacci¨®n en la Escuela de Periodismo. Se pens¨® que era bueno que fuese muy intensivo y que los periodistas que participasen en ¨¦l se aislasen de cualquier otra actividad en los d¨ªas en que se desarrollase. Por ello se escogi¨® la sede de La Cristalera. El primer problema fue la selecci¨®n: aunque nunca fue p¨²blica sino restringida a periodistas de EL PA?S, la Escuela de Periodismo e invitados de otros medios, la primera lista de participantes ascendi¨® a un centenar. Hubo que dejarlos en un m¨¢ximo de doce por exigencia de Gabo que nunca trabajaba con un gran n¨²mero de personas, en una mezcla de eficacia y timidez. La ¨²nica vez que Gabo consinti¨® que todos los alumnos y profesores estuviesen presentes en uno de sus talleres fue a finales de 1993, cuando vino a la Escuela. Entre las opiniones que dej¨® en aquel taller figuran las siguientes, a modo de p¨ªldoras:
Cuando Gabo termin¨® de leer, los presentes aplaudieron a rabiar
-¡°Hay un aspecto fundamental del periodismo que es el reportaje, que es el que siempre me gust¨® a mi, que es el que siempre practiqu¨¦, que se est¨¢ confundiendo con la entrevista. Tengo, no s¨¦ si la ventaja o la desventaja, de estar a ambos lados del escritorio, soy sujeto del periodismo y me siento periodista y me preocupa la relevancia de la entrevista como g¨¦nero. Me sorprende mucho que casi nadie me pida como tema de su trabajo algo distinto a una entrevista. Hace poco tiempo, tratando de ayudar a una joven periodista que me hab¨ªa pedido la entrevista correspondiente, la dije: ven ma?ana, desayunamos juntos, y luego vas a permanecer a mi lado sin estorbar, vas a estar a cierta distancia pero te vas a dar cuenta de todo, y luego escribes el reportaje de lo que hice en un d¨ªa. Estuvo muy bien, permaneci¨® todo el tiempo a mi lado, pero al final no se resisti¨® y me dijo 'le voy a hacer unas preguntitas'. Y termin¨® escribiendo una entrevista¡±.
- ¡°Yo detesto la entrevista. Tengo la impresi¨®n de que es un convencionalismo. En las pocas entrevistas que doy represento el personaje que quiero ser, no el que soy. Para mi la entrevista ha terminado por ser parte de la ficci¨®n. Yo invento respuestas si es para un periodista que quiero mucho, para que se luzca m¨¢s, para que tenga m¨¢s tema, pero no creo que est¨¦ comunicando mi verdadera personalidad, mi verdadero pensamiento, y creo que todos los que est¨¢n sometidos a la dictadura de las entrevistas tarde o temprano terminan haciendo lo mismo. En cambio, el reportaje, que creo que inventaron los periodistas norteamericanos, no se practica tanto como se deber¨ªa. Es decir, contar lo que pas¨® para que el lector sepa lo que pas¨® como si hubiera estado en el lugar. Esta es la parte que m¨¢s me preocupa del periodismo actual¡±.
- ¡°Les voy a decir una cosa que quiz¨¢ descorazone a algunos: yo creo que se nace periodista, como se nace pintor o m¨²sico. Lo creo porque considero el periodismo como un g¨¦nero literario, como la novela, como el teatro, como la poes¨ªa. Eso significa que algunos de los que est¨¢n aqu¨ª nunca ser¨¢n periodistas. Lo tengo muy claro con la narraci¨®n. Dos personas van a ver una pel¨ªcula y les dices que te la cuenten. El primero explica: 'Bueno, es la pel¨ªcula de una chica que est¨¢ traumatizada por las contradicciones entre su formaci¨®n de campesina y los agobios de la ciudad'. El segundo dice: 'Esta es una muchacha que un d¨ªa se fuga de casa y se pone a hacer autostop en la carretera; llega a la ciudad, no sabe qu¨¦ hacer pero se cuela en la beneficencia para conseguir dinero'. ?ste ¨²ltimo est¨¢ contando la pel¨ªcula tal como fue y el primero est¨¢ interpret¨¢ndola. El primero puede aprender lo que quiera, pero jam¨¢s ser¨¢ un narrador; al segundo todav¨ªa le falta mucho, le falta la t¨¦cnica, la formaci¨®n, pero puede llegar a serlo. Se nace o no se nace periodista, la vida lo dir¨¢. Adem¨¢s, se necesita la vocaci¨®n: es muy duro sentarse a escribir todos los d¨ªas, salgan o no bien las cosas, toda la vida. Y s¨®lo la vocaci¨®n permite superar las dificultades¡±.
En octubre de 1994 nace la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Desde entonces, los intercambios de profesores se han multiplicado. Los de la Escuela de Periodismo UAM/EL PA?S han acudido muchas veces a Cartagena; los maestros de la FNPI han dado numerosas conferencias en la Escuela de Periodismo UAM/EL PA?S. Un a?o despu¨¦s de esta presencia de Gabo en la calle Miguel Yuste de Madrid (sede de la Escuela de Periodismo), en septiembre de 1995, volvi¨® para dar el taller de Reporterismo y Redacci¨®n citado, en Miraflores. Durante tres d¨ªas, todas las ma?anas, muy temprano, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez tomaba un coche a las puertas de hotel Ritz y se dirig¨ªa a la residencia La Cristalera, donde conviv¨ªa todo el d¨ªa con la docena de alumnos que participaban en el taller. El tercer d¨ªa, el 6 de septiembre, la clausura consisti¨® en la lectura de las primeras p¨¢ginas de aquel libro reportaje que hab¨ªa anunciado: Noticia de un secuestro. Fue entonces, como para validar el realismo m¨¢gico y para que la realidad copiase la ficci¨®n, la tormenta dej¨® sin electricidad un aula sin ventanas, y a la luz de las velas, con su voz inconfundible, ley¨® y ley¨®.
Poco despu¨¦s volvi¨® la luz. Cuando Gabo termin¨® de leer, los presentes aplaudieron a rabiar. Los secuestrados hab¨ªan sido ellos. Por el periodismo puro y la gran literatura.
Babelia
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