Leopoldo y los laureles

Corr¨ªa el a?o 1984 y Panero, Leopoldo Mar¨ªa, hab¨ªa publicado ya como autor solitario As¨ª se fund¨® Carnaby Street, Teor¨ªa y Narciso en el acorde ¨²ltimo de las flautas (hoy reeditados por nosotros), cuando en el mes de mayo de ese mismo a?o, le comunican que hab¨ªa sido el ganador del Premio Gabriel Mir¨® por su cuento Paradiso o le revenant.Fueron unas pocas las horas en las que Leopoldo Mar¨ªa era poseedor no de un premio literario sino de 150.000 pesetas (hoy 900 euros), para ¨¦l mucho m¨¢s importante.

El premio le fue retirado porque dos meses antes la revista La Luna de Madrid lo hab¨ªa publicado (sin recibir pago alguno). El cuento, por tanto, no era in¨¦dito. Su madre Felicidad y nosotros intentamos excusar a Leopoldo Mar¨ªa ante los organizadores, pero no sirvi¨® de nada. Estas situaciones nunca le fueron propicias. Era una an¨¦cdota m¨¢s de la vida que hab¨ªa llevado como creador y como un preludio de lo que le deparaba el futuro. Panero vomitaba e impregnaba el panorama literario espa?ol de sus versos a cambio de unas peque?as cantidades de pesetas/euros para poder pagar la pensi¨®n en donde continuamente deambulaba porque ni ¨¦l ni el casero le aguantaban y para comprar tabaco y alguna que otra bebida. Era una persona que elegantemente se arrastraba con dignidad y pizcas de mendicidad con el ¨²nico objeto de dejar pasar el d¨ªa que le hab¨ªa tocado vivir. Panero era consciente y libre de la misma forma que fue a recluirse voluntariamente en los varios sanatorios que le serv¨ªan de refugio para sobrellevar las dolencias que se iban acumulando a lo largo de sus a?os.

Leopoldo Mar¨ªa Panero nunca persigui¨® ni pidi¨® premios ni reconocimientos. ?l a la manera ¡°paneriana¡± era feliz. Porque sus maneras junto con su talento le hicieron ser libre.

Charo Fierro y Antonio J. Huerga son los editores de Leopoldo Mar¨ªa Panero en Huerga y Fierro.