La historia de Al Andalus huye de Tombuct¨²
El Fondo Kati, guardado en ba¨²les en Mal¨ª y acosado por el extremismo, viajar¨¢ a Tarifa, Jerez y Toledo
En 1467, Ali Ben Ziyad al-Quti part¨ªa de la ciudad de Toledo con su familia rumbo al exilio. No se iba con las manos vac¨ªas. Este noble musulm¨¢n, que finalmente se instal¨® en Tombuct¨², se llev¨® una escogida selecci¨®n de documentos escritos en hebreo, castellano y ¨¢rabe, su biblioteca particular. Con los siglos y las generaciones, esta original colecci¨®n en la que se recoge una parte de la historia de Al Andalus ha vivido numerosos avatares, uni¨¦ndose y disgreg¨¢ndose seg¨²n soplara el viento de la historia, y aumentando de tama?o hasta llegar a los 12.714 manuscritos de los que se compone en la actualidad. Escondidos en ba¨²les para escapar del extremismo religioso y de la violencia que sigue golpeando al norte de Mal¨ª, los papeles del Fondo Kati se preparan para un hist¨®rico viaje. A partir de este a?o y en lotes de varias decenas, los manuscritos har¨¢n un circuito entre Tombuct¨², Jerez, Tarifa y Toledo, donde ser¨¢n digitalizados con el objetivo de poder ser estudiados por los investigadores en Espa?a, para finalmente volver a su sede en ?frica.
Tarde del 2 de abril de 2012. Hace m¨¢s de 24 horas que la hist¨®rica ciudad de Tombuct¨², en el norte de Mal¨ª, ha ca¨ªdo en manos de varios grupos armados, entre ellos los islamistas radicales de Ansar Dine (Defensores de la Fe). Comercios, bancos, sedes de la Administraci¨®n, farmacias, todo es pasto de robos y saqueos. Ismael Diadi¨¦ Haidara, propietario del Fondo Kati, est¨¢ sentado bajo un ¨¢rbol con un amigo justo enfrente de la sede de la Biblioteca Andalus¨ª cuando pasa por all¨ª una pick up con cinco integristas a bordo. El coche para justo en la puerta y uno de los radicales se interesa por el edificio. ¡°?Qu¨¦ hay ah¨ª dentro?¡±, pregunta. ¡°Libros y papeles, nada de valor¡±, responden los dos amigos. ¡°?Qu¨¦ tipo de libros?¡±, insiste el reci¨¦n llegado. ¡°De historia, de religi¨®n, de todo¡±.
Aparentemente satisfechos con la respuesta, siguen su camino. Cincuenta metros m¨¢s adelante frenan y dan marcha atr¨¢s. ¡°?D¨®nde est¨¢ el propietario?¡±, preguntan. Diadi¨¦ se queda callado. Entonces su amigo les responde que ha huido a Bamako y los integristas, tras mirarse unos a otros, hacen a ambos responsables de la Biblioteca. ¡°Que nadie toque ni un solo papel de los que se guardan ah¨ª dentro¡±, les dicen para luego continuar su marcha hacia el campo militar. Diadi¨¦ respira aliviado. Ha logrado esquivar el primer golpe, pero sabe que vendr¨¢n m¨¢s. ¡°Tienes que irte de Tombuct¨²¡±, le dice su amigo. Pensativo, entra en la sede de la biblioteca. Para ese entonces, una parte de los papeles est¨¢n ya guardados en ba¨²les. El plan para salvar el Fondo Kati est¨¢ en marcha.
¡°Tenemos 546 a?os de experiencia, 546 a?os huyendo y escondiendo esta biblioteca de fanatismos de todo tipo, dispersando y reunificando los manuscritos, algo de olfato gen¨¦tico ha ido pasando de generaci¨®n en generaci¨®n¡±, asegura Diadi¨¦, quien tres meses antes de la ca¨ªda de Tombuct¨² en manos de estos grupos armados ya hab¨ªa convocado una reuni¨®n con notables de su gran familia para que todo estuviera dispuesto. ¡°Sab¨ªamos que algo pod¨ªa ocurrir, la inestabilidad era enorme¡±. Una vez m¨¢s, el fondo Kati deb¨ªa desaparecer. Esfumarse.
Dos d¨ªas despu¨¦s de su primera visita, Ansar Dine volvi¨®. En esta ocasi¨®n eran cinco veh¨ªculos, una quincena de hombres armados. Quer¨ªan ver el interior de la biblioteca, un peque?o inmueble de color salm¨®n construido a principios de la d¨¦cada pasada con financiaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa. Nadie pudo impedirles el paso. Diadi¨¦ hab¨ªa decidido cortar la electricidad para evitar que pudieran ver bien, pero all¨ª estaban todav¨ªa los manuscritos y aquellos misteriosos ba¨²les. Con linternas, inspeccionaron todo. Recorrieron las dos plantas del edificio, husmearon en cada rinc¨®n y cuando todos se tem¨ªan lo peor, el que parec¨ªa el jefe volvi¨® a dar la misma instrucci¨®n: ¡°Que nadie toque nada¡±. Y se fueron.
Media hora despu¨¦s, el tel¨¦fono de Diadi¨¦ echaba humo. ¡°Me llamaron de Bamako, de Francia, de Espa?a, de todos sitios, para decirme que me ten¨ªa que ir de Tombuct¨²¡±. Pero el due?o del Fondo Kati necesitaba a¨²n un poco de tiempo m¨¢s para hacer desaparecer los manuscritos, lo que ocurri¨® en los dos d¨ªas siguientes. ¡°Todo se llev¨® a cabo en pocas horas, protegidos de miradas indiscretas¡±, dice. Los ba¨²les, una veintena aproximadamente, fueron sacados a escondidas y se llevaron a otras casas de la ciudad, ¡°todo gente conocida, era la primera fase de la operaci¨®n¡±, explica el propietario. En las semanas y meses posteriores, algunos ba¨²les fueron alejados a¨²n m¨¢s y llevados en secreto a otros pueblos de la regi¨®n e incluso, m¨¢s all¨¢, pero todos siguen en Mal¨ª. ¡°Est¨¢n en manos de miembros de la familia. S¨¦ perfectamente d¨®nde se encuentra cada ba¨²l y cada d¨ªa hablo con alguno de sus guardianes¡±, explica.
La colecci¨®n ha ido aumentando hasta hoy, compuesta de 12.714 manuscritos
Durante casi dos a?os los viejos papeles han permanecido a salvo, dispersos, escondidos y guardados en ba¨²les con plantas y hojas de tabaco que ahuyentan a las termitas. Todos, salvo una peque?a muestra que qued¨® en la sede de Tombuct¨² para dar la apariencia de que todo segu¨ªa igual. A su cargo qued¨® Baba Pascal Camara, ch¨®fer y amigo personal de Ismael Diadi¨¦, quien recibi¨® la visita de los radicales hasta en cuatro ocasiones. Buscaban la ¡°biblioteca jud¨ªa¡±, as¨ª la llamaban, y ten¨ªan intenci¨®n de causarle da?o, como hicieron con 14 mausoleos de la ciudad y con varios miles de manuscritos del centro Ahmed Baba, a los que prendieron fuego. En cada ocasi¨®n, el ch¨®fer logr¨® disuadir a los extremistas con evasivas y proteger la biblioteca, aunque el grueso de los papeles andalus¨ªes ya no estaba all¨ª.
Durante todo ese tiempo, Diadi¨¦, que se instal¨® unos meses en Bamako, previ¨® incluso la salida de los manuscritos hacia otros pa¨ªses si las cosas se pon¨ªan a¨²n peor. ¡°Ten¨ªa preparada una red internacional de apoyo entre Burkina Faso, Espa?a, Sud¨¢frica y Francia¡±, a?ade. Aunque esto no fue necesario, tampoco se dan ahora las condiciones de seguridad para su regreso a Tombuct¨². ¡°Hay una enorme presencia militar en la ciudad, muchas armas circulando. Sigue habiendo riesgo de ataques en toda la Curva del N¨ªger. A¨²n no es el momento¡±.
El Fondo se ocult¨® en cofres que se distribuyeron entre conocidos en Mal¨ª
Ahora, todo est¨¢ listo para hacer volver los manuscritos a Espa?a a tres a?os del 550? aniversario de la salida del Fondo Kati de Toledo. ¡°No vienen para quedarse¡±, advierte Diadi¨¦, ¡°porque la base principal de la biblioteca seguir¨¢ siendo Tombuct¨², pero hemos alcanzado un acuerdo con tres ciudades, Toledo, Jerez y Tarifa, para que existan en ellas sedes en las que exponer una parte de los documentos, que ir¨¢n circulando entre Mal¨ª y Espa?a¡±. El proyecto, que cuenta con la colaboraci¨®n de DKV Seguros, que ha estado apoyando el mantenimiento del Fondo Kati desde 2012, y el impulso de Amparo Ferrando, diputada por Alicante, incluye la digitalizaci¨®n de los manuscritos. De esta manera se garantizar¨ªa la perdurabilidad de su contenido. El Fondo Kati, una vez m¨¢s, se resiste a morir.
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