La Fura dels Baus versiona ¡®Madama Butterfly¡¯ en Sidney
Una espectacular escenograf¨ªa flotante impacta en el debut australiano de la representaci¨®n dirigida por ?lex Oll¨¦
Aplauso atronador. As¨ª ha recibido Sidney a La Fura dels Baus y su Madama Butterfly, que debut¨® hoy sobre un enorme escenario flotante en la bah¨ªa de Sidney. Por los casi 1.300 metros cuadrados de proscenio desfil¨® un malvado Pikerton que despert¨® abucheos c¨®mplices del p¨²blico. Como c¨®mplices fueron las l¨¢grimas que acompa?aron a la actuaci¨®n de Hiromi Omura, que interpret¨® el papel principal de la ¨®pera de Puccini, la joven quincea?era japonesa Cio-Cio san que est¨¢ a punto de casarse en un matrimonio de conveniencia .
La Fura del Baus ha vuelto a hacer de la escenograf¨ªa uno de los puntos fuertes de la funci¨®n. Alex Oll¨¦, director de esta versi¨®n, da un giro contempor¨¢neo a la acci¨®n y sit¨²a la obra en una ciudad que puede ser Sidney o "cualquier otra", con espectaculares efectos esc¨¦nicos como una colina de bamb¨²s para recrear el para¨ªso perdido o los fuegos artificiales y la falsa luna llena que iluminan el arranque de la obra.?
Que Madame Butterfly ocurra en nuestra ¨¦poca afecta tambi¨¦n al rol de sus personajes. B.F. Pinkerton pasa de ser un soldado estadounidense a un empresario que puede comprarlo todo. Y el monje budista de Puccini se transforma en un mafioso yakuza que Oll¨¦ describe as¨ª: "Un reaccionario que no acepta que su sobrina se case con un occidental". Sin embargo, el n¨²cleo de la trama, como admite Oll¨¦, no ha cambiado: "Por debajo del choque cultural est¨¢n los sue?os rotos de una chica rom¨¢ntica e inocente como cualquier chica".
El momento estelar de la obra tuvo como protagonista a la bandera de Jap¨®n. La voracidad inmobiliaria de Pinkerton asola Jap¨®n y la transforma en un sombr¨ªo paisaje urbano a medio construir por el que pulula una Cio-Cio san despreciada por los suyos y que comienza a aferrarse ag¨®nicamente a la cultura estadounidense y la modernidad mientras espera y desespera por su amado. En esos momentos de desolaci¨®n emerge un enorme sol artificial de 12 metros, remedo del sol naciente nip¨®n, cuando Cio-Cio cree que Pinkerton ha regresado y que su amor ha triunfado, anticipando simb¨®licamente el tr¨¢gico final.
A pesar de las continuas felicitaciones que recib¨ªa el director mientras atend¨ªa a EFE, Oll¨¦ dej¨® entrever su perfeccionismo: "Hoy hubo un problema con el viento con lo cual se modific¨® la posici¨®n de las pantallas y el reflejo de las luces de las torres, pero son los gajes del trabajar al aire libre". El director, que gan¨® el premio Helpmann a la direcci¨®n de ¨®pera en 2013 por su versi¨®n de Ballo in Maschera, se vio escudado por su asistente Susana G¨®mez, el escen¨®grafo Alfons Flores y el dise?ador del vestuario Lluc Castells.
Oll¨¦ -quien en 2013 fue galardonado con el premio Helpmann a la direcci¨®n de ¨®pera, el m¨¢ximo reconocimiento australiano a las artes esc¨¦nicas, por su versi¨®n de?Ballo in Maschera- trabaj¨® de forma muy cercana con su asistente Susana G¨®mez, as¨ª como con el encargado de la escenograf¨ªa, Alfons Flores, y el dise?ador del vestuario, Lluc Castells.
Babelia
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