Ajuste de cuentas con el pasado
El polaco Pawel Pawlikowski vuelve a Varsovia, su ciudad natal, para rodar la escalofriante ¡®Ida¡¯ El filme gan¨® en los festivales de Londres y Gij¨®n y ha supuesto un ¨¦xito de taquilla en Francia
Muy pocos cineastas han ido tan a contramano de los tiempos como el polaco Pawel Pawlikowski (Varsovia, 1957). Emigrado desde universitario en Reino Unido ¡ªestudi¨® Literatura Alemana en Oxford¡ª cuando lleg¨® el auge del documental, abandon¨® justo entonces su labor de una d¨¦cada como director de documentales en la BBC para encarar su primer largo de ficci¨®n,?Last resort (2000), pel¨ªcula que le dio un prestigio¡ que no le sirvi¨® para sacar adelante hasta cuatro a?os despu¨¦s su siguiente largo, My summer of love. Tampoco le fue f¨¢cil estrenar La mujer del quinto (2011) ¡ªa pesar de tener como protagonistas a Ethan Hawke y a Kristin Scott Thomas¡ª¡ y un drama vital le empuj¨® de vuelta a Varsovia, a rodar?Ida, un filme en blanco y negro, ambientado en los a?os sesenta, que ha abierto heridas entre algunos compatriotas, que a¨²n no asumen su colaboraci¨®n polaca con el r¨¦gimen nazi en el holocausto. Pawlikowski usa como referencias a Dreyer, a Renoir, Godard y ¡°otros creadores franceses, incluso al jazz¡±, aunque rechace la comparaci¨®n con el Polanksi m¨¢s joven: ¡°No, ¨¦l es muy distinto. M¨¢s contundente. Puede que s¨ª nos guste el mismo tipo de cine, y que aquel mundo de sus inicios sea como este: sin tr¨¢fico, sin Internet, muy rural¡±.
Ida es una novicia que antes de convertirse en monja decide visitar a su ¨²nico familiar vivo, una t¨ªa juez machacamartillo del r¨¦gimen comunista, que la sumergir¨¢ en el pasado de persecuciones a los jud¨ªos y de venganzas vecinales. ¡°Quer¨ªa buscar algo hasta cierto punto autobiogr¨¢fico, rodar un filme muy org¨¢nico, rodar de forma calma con planos cercanos, nada de ritmo explosivo, seguir a la historia y a los personajes. Por eso comparo Ida con el jazz, en rechazo a algo como la m¨²sica pop. Quer¨ªa huir del cine actual, probablemente del mundo actual, de la Polonia actual, recordar aquellos tiempos de mi ni?ez, aunque sin ninguna a?oranza. Cada vez m¨¢s me gustan las pel¨ªculas que me dejan imaginar cosas, Ida sigue est¨¢ senda¡±. Ganadora de los festivales de Londres y Gij¨®n, el drama ha supuesto un ¨¦xito de taquilla en Francia, ¡°algo inesperado por completo para m¨ª¡±. ¡°Puede que porque respeto al espectador, porque le dejo espacios en los que ¨¦l pueda construir, mostrar grandes temas pero no explicarlos. En mis documentales nunca quise darlo todo masticado, sino mirar de forma abierta, y eso lo he mantenido en Ida¡±.
El filme nace del suicidio de su esposa y de su vuelta a su ciudad natal. Lo primero marca el guion, lo segundo la atm¨®sfera. ¡°He vuelto a Varsovia porque al fin y al cabo es mi ciudad. En mi mente sigue como cuando era cr¨ªo.?Ida es mi vuelta a casa. Siento que sus calles, sus casas, mis familiares que viven all¨ª me conforman como artista. Varsovia tiene un mont¨®n de historia, no en el sentido de Par¨ªs, sino como colecci¨®n de ense?anzas, de peque?as historias que conforman mi vida y la de Polonia¡±. Pawlikowski r¨ªe aunque a la vez emana cierta calma y tristeza, justo como su pel¨ªcula, hecha a contrapi¨¦ contra el establisment polaco. ¡°S¨ª, a mucha gente no le ha sentado bien, gente imbuida de un patriotismo est¨²pido. Yo no ilustro nuestro pasado, sino cuento una historia que ocurri¨® dentro de ese pasado. Un pasado que pasa por ¨¦pocas en las que ¨¦ramos el epicentro del jazz en Europa del Este, por ejemplo, pero tambi¨¦n fuimos un pa¨ªs comunista y antijud¨ªo. No podemos olvidar ni borrar¡±.
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