El escritor de peri¨®dicos
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez es el reportaje, la forma suprema que tiene el periodista de acercarse a la realidad
Conoc¨ª a Gabo a comienzos de 1995. Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez hab¨ªa creado la Fundaci¨®n para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, y el director de EL PA?S me hab¨ªa dicho que un ¡°se?or colombiano¡± se pondr¨ªa en contacto conmigo en nombre del Nobel de Aracataca, y que ten¨ªamos que ponernos de acuerdo, aunque no estaba del todo claro para qu¨¦. El ¡°se?or colombiano¡± era Jaime Abello, entonces un joven plenamente esf¨¦rico, que me llam¨® de inmediato. Estaba en Madrid, nos vimos, y el modesto enigma dej¨® de serlo. Gabo le hab¨ªa dicho que para todo lo relacionado con la ense?anza y pr¨¢ctica del periodismo, la FNPI ten¨ªa que hablar prioritariamente con el diario EL PA?S de Madrid.
Solo con periodistas de a pie har¨ªamos peri¨®dicos opacos e insuficientes
As¨ª empez¨® mi historia de amor con la Fundaci¨®n. El primer curso que di en Cartagena en la primavera de 1995, fue un modesto taller de tres d¨ªas de periodismo internacional, con una decena de j¨®venes periodistas colombianos, algunos de los cuales se convirtieron en amigos para siempre. Las conversaciones, porque eso fueron m¨¢s que un curso cerrado, tuvieron lugar en la Casa de Espa?a, pues a¨²n no exist¨ªa la sede de la Fundaci¨®n en san Juan de Dios, junto a plaza de san Pedro. Pero lo importante para m¨ª fue que Gabo inaugur¨® el evento. Fueron las suyas palabras extremadamente cordiales, que se extendieron a un almuerzo aquel mismo d¨ªa ante la apacible y rotunda presencia de Abello, director general de la FNPI. Yo estaba fascinado por mi propia suerte; me hallaba entre manteles con el Nobel colombiano de literatura, cuya obra conoc¨ªa l¨ªnea a l¨ªnea.
Era relativamente modesto teniendo en cuenta su encumbramiento
Tras aquel encuentro, para m¨ª fundacional, vi a Gabo un n¨²mero de veces en almuerzos, cenas, visitas a su casa de Cartagena, su domicilio de la calle del Fuego, M¨¦xico D.F., Monterrey con motivo de la entrega del premio anual de la Fundaci¨®n, y Madrid, donde tuve el privilegio de asistir a la lectura por el propio Gabo del cap¨ªtulo de su tambi¨¦n primer volumen de memorias. La ¨²ltima vez que lo vi fue en casa de su hermano Jaime, siempre en la bell¨ªsima ciudad caribe?a, cuando el autor de Cien A?os... comenzaba a dejar de ser ¨¦l mismo. No pretendo ni por asomo haber sido amigo ni ¨ªntimo, ni especial en ning¨²n sentido, de Garc¨ªa M¨¢rquez. Pienso que sent¨ªa incluso alguna ambivalencia ante mi persona, causada probablemente por la proverbial brutalidad en el hablar de los espa?oles, de la que se me considera eximio representante. Me consta que en una ocasi¨®n me calific¨® de ¡°bruto inteligente¡±, lo que me enorgulleci¨® sobremanera porque ser bruto me encanta y que me encuentre inteligente alguien como Gabo es ya el para¨ªso. Pero lo que aqu¨ª me interesa es subrayar que he tenido la oportunidad de ver, o¨ªr, ?por qu¨¦ no? juzgar, y formarme una construcci¨®n del personaje, dado que si bien Garc¨ªa M¨¢rquez era relativamente modesto teniendo en cuenta su encumbramiento universal, no dejaba por ello de mostrarse consciente de qui¨¦n era, de lo que representaba, y de la palinodia a que ten¨ªa derecho.
Todo lo que ocurre f¨ªsicamente se le debe contar al lector como si lo viera
Yo distingo entre periodista tout court y escritor de peri¨®dico, que puede ser algo menos pero tambi¨¦n algo m¨¢s. El periodista, animal de redacci¨®n, puede prolongarse hasta escritor de peri¨®dico, y el escritor de peri¨®dico englobar en s¨ª mismo al periodista. El que llega a escritor de peri¨®dico habiendo vivido la redacci¨®n, puede decir que ha hecho el viaje completo a Itaca o a la ¨²ltima Thule, de ida y vuelta. Este es el caso, en absoluto frecuente, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
En estos momentos har¨ªa m¨¢s falta que nunca un Gabo en cada redacci¨®n
Sin los escritores de peri¨®dico los diarios no existir¨ªan. Se me dir¨¢ que sin los periodistas de a pie tampoco; pero solo con ellos, con nosotros, har¨ªamos peri¨®dicos opacos, dignos, quiz¨¢, pero, especialmente en este tiempo tan digital gravemente insuficientes. El escritor de peri¨®dico, al que no hay que confundir con el mero colaborador, es el que aporta el valor a?adido. Gabo, Gabito, como le he o¨ªdo siempre referirse a ¨¦l a su hermano Jaime, cultor a¨²n en vida de su memoria, fue una fuerza de la naturaleza. Uno se imagina a Lope en tesitura parecida, derramando literatura como el volc¨¢n lava, y dentro de esa torrencialidad constatar que Garc¨ªa M¨¢rquez es el reportaje, la forma suprema que tiene el periodista de acercarse a la realidad: el reportaje, sin embargo, en el que las cosas que pasan y la ficci¨®n ¡ª?no son acaso lo mismo?¡ª se entreveran hasta formar el tejido mismo de la literatura period¨ªstica, del periodismo literario.
En una presentaci¨®n del Hay festival en Cartagena afirm¨¦ que el periodismo literario no exist¨ªa, pero deber¨ªa matizar como categor¨ªa, contenedor definible, acotado, al que un texto deb¨ªa ajustarse para ser tenido como tal, pero existir, cuando topamos con ¨¦l, claro que existe y en Garc¨ªa M¨¢rquez te das de bruces, te golpea con el pu?o directamente en el rostro hasta dejarte choqueado. En Relato de un n¨¢ufrago ?d¨®nde termina y empieza la ficci¨®n?; ?d¨®nde se subleva la realidad contra la fantas¨ªa?; ?no son acaso una y otra caras de un mismo compacto? Y la literatura period¨ªstica ha sido el territorio en el que Gabo ha dejado clavada una estaca que marca el antes y el despu¨¦s. Pero el autor ha sido tambi¨¦n y al mismo tiempo un periodista de peri¨®dico, el que sabe que las historias han de tener personalizaci¨®n, protagonistas, y visibilizaci¨®n, narrativa visual, porque todo lo que ocurre f¨ªsicamente se le debe contar al lector para hacer como si lo viera. Gabo ve¨ªa lo que ten¨ªa que contar.
Los escritores de peri¨®dicos son los que aportan
La Prensa, y no solo impresa sino tambi¨¦n digital, sufre hoy la leg¨ªtima embestida de las redes sociales; comunicaci¨®n contra informaci¨®n. Y en tan azarosos momentos har¨ªa m¨¢s falta que nunca un Gabo en cada redacci¨®n para que nos recuerde en qu¨¦ consiste eso del periodismo. Pero escritores de peri¨®dico y periodistas no se prodigan. Yo conoc¨ª a uno.
Miguel ?ngel Bastenier es periodista y profesor de la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.