Pl¨¢tano
Los rasgos de machismo, violencia de g¨¦nero, xenofobia y discriminaci¨®n a menudo son solo visibles cuando los comete otro
Al jugador de f¨²tbol Dani Alves le tiraron un pl¨¢tano en la esquina del c¨®rner en el campo del Villarreal y le peg¨® un mordisco antes de poner en juego el bal¨®n. Si, como sosten¨ªa Scott Fitzgerald, la personalidad es una serie de gestos con ¨¦xito, no puede negarse que el gesto del futbolista, de evidente ¨¦xito y repercusi¨®n, delata una personalidad. Poseer personalidad es el m¨¢s firme desaf¨ªo ante los insultos. El recurso al insulto, en cambio, es la demostraci¨®n m¨¢s palpable de la carencia de personalidad. La anulaci¨®n de personalidades en favor del amparo colectivo provoca que en estadios y reuniones masivas se produzcan escenas y reacciones lamentables. Es muy habitual que el protagonista, desenmascarado por las c¨¢maras, se justifique con algo del tipo: no me reconozco a m¨ª mismo.
El anonimato tiende tambi¨¦n a envalentonar esos comportamientos. Lo vemos en las redes sociales. En los mismos d¨ªas en que Alves denunciaba con su gesto un comportamiento habitual en los estadios espa?oles, el due?o de una franquicia de la NBA afirmaba en una conversaci¨®n con la novia su desprecio a las personas de raza negra. Resulta muy curioso esta obsesi¨®n racista en los deportes, y m¨¢s a¨²n en el due?o de un equipo de la NBA. Es algo as¨ª como detestar la pasta y poner un restaurante italiano. Tambi¨¦n los aficionados, que corean a las estrellas de su equipo, la mayor¨ªa de ellas extranjeras y de otra raza, insultan de manera habitual a los que siendo id¨¦nticos militan en equipos rivales. Puede, por tanto, que sean m¨¢s est¨²pidos o c¨ªnicos que racistas.
Los rasgos de machismo, violencia de g¨¦nero, xenofobia y discriminaci¨®n a menudo son solo visibles cuando los comete otro. La famosa distinci¨®n entre los m¨ªos y los dem¨¢s. Lo malo es que el deporte espect¨¢culo ha moldeado al resto de la sociedad, que se ha ido transmutando en un grader¨ªo sin que nadie hiciera nada por frenarlo y bajarse a tiempo.
El hombre que tira el pl¨¢tano en Villarreal se ve amparado por el discurso pol¨ªtico, por la violencia institucional contra el extranjero, por la reivindicaci¨®n de lo propio como mejor, por el insulto como dial¨¦ctica medi¨¢tica, y por m¨¢s que ahora le proh¨ªban entrar al campo, sabe perfectamente que no est¨¢ solo.
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