La amistad, por Jos¨¦ Tom¨¢s
El matador espa?ol reaparece y corta dos orejas en la despedida homenaje de su ¨ªntimo Fernando Ochoa en M¨¦xico
Hace siete a?os, la primera vez que Jos¨¦ Tom¨¢s tore¨® en Juriquilla, el presidente de la plaza le concedi¨® una oreja por cada toro, pero el p¨²blico quer¨ªa m¨¢s, y el cabreo con el se?or juez fue tan grande que nunca volvi¨® a pisar el palco de presidencia de esta plaza mexicana. Este s¨¢bado por la tarde, cuando el matador termin¨® con su primer toro, el presidente de turno ense?¨® un pa?uelo indicando que le daba una oreja. La plaza de Juriquilla lo empez¨® a abuchear y el presidente, tal vez recordando el triste destino de aquel juez desterrado por la ira del pueblo, sac¨® enseguida dos pa?uelos que le dieron a Jos¨¦ Tom¨¢s las dos orejas que consigui¨® en su regreso a los ruedos.
El matador espa?ol llevaba 19 meses sin torear. Desde un d¨ªa en que un extraterrestre cort¨® 11 orejas y un rabo en N?mes. Recuperado de una lesi¨®n en un pie que lo dej¨® en blanco el a?o pasado, esta vez reapareci¨® en una corrida a d¨²o en la que su amigo mexicano Fernando Ochoa se despidi¨® de los toros. Al final del primer toro a Jos¨¦ Tom¨¢s le tiraron desde las gradas dos ramos de claveles blancos y rojos. Las banderillas que le pusieron sus banderilleros a los tres toros que lidi¨® tambi¨¦n eran rojas y blancas. Fue el conjuro de colores del matador para la final del 24 de mayo entre el Real Madrid y su equipo de f¨²tbol favorito, el Atl¨¦tico de Madrid, casi siempre doliente, de vez en cuando glorioso, como la propia vida de un matador de toros y de cualquier terr¨ªcola.
A Jos¨¦ Tom¨¢s, los a?os de toreo le han endurecido el rostro. Dicen que el miedo del toreo envejece. Cuando era un chico en la veintena ten¨ªa una cara juvenil que se enfatizaba cuando hablaba con su tono de voz de ni?o tranquilo que mataba toros de media tonelada. El cambio abrupto de su aspecto se dio despu¨¦s de la cornada que casi lo mata en 2010 en la plaza mexicana de Aguascalientes. Cuando regres¨® a los ruedos en Valencia 14 meses despu¨¦s el ambiente de su cara hab¨ªa cambiado, como si hubiese visto demasiado cerca una cosa que te pone muy serio. En la cabeza se le hab¨ªa marcado un mech¨®n de canas que acumulaba ya veinte a?os de toreo, varias rajas en el cuerpo y una resurrecci¨®n: la que tuvo lugar en la enfermer¨ªa de la plaza de Aguascalientes. El mech¨®n de canas es el poso del miedo. Porque este se?or que remueve las emociones de la gente cuando se pone a modular lento el movimiento del toro a ras de cuernos, pese a parecer inmutable, pasa un miedo atroz con lo que hace. Este s¨¢bado, a la una de la tarde, cinco antes de la corrida, su hermano Andr¨¦s estaba en el vest¨ªbulo de su hotel. ?l es su apoderado desde que Jos¨¦ Tom¨¢s se separ¨® del anterior, el m¨²sico catal¨¢n Salvador Boix. Andr¨¦s Rom¨¢n dec¨ªa que ¨¦l estaba nervioso, pero que nadie pod¨ªa estarlo m¨¢s que su hermano. Andr¨¦s no sabe cu¨¢ndo dejar¨¢ de torear. Tampoco sabe qu¨¦ har¨¢ cuando lo deje. Una ¨ªntima amiga del matador, buena conocedora de su car¨¢cter reflexivo y metido hacia dentro, dec¨ªa hace tres a?os en una cafeter¨ªa de Madrid que ella cre¨ªa que si lo dejaba se convertir¨ªa en algo a¨²n m¨¢s extremo que un matador de toros: tal vez algo as¨ª como un monje cartujo. Al hermano de Jos¨¦ Tom¨¢s solo se le ocurre aventurar que se dedicar¨ªa a viajar a menudo y que pasar¨ªa m¨¢s tiempo en M¨¦xico, donde tiene un ranchito en la ciudad de su resurrecci¨®n.
Al final del primer toro a Jos¨¦ Tom¨¢s le tiraron desde las gradas dos ramos de claveles blancos y rojos
El arraigo de Jos¨¦ Tom¨¢s en este pa¨ªs viene de los a?os noventa, cuando se fue de Espa?a a M¨¦xico al final de la adolescencia para educarse como torero con Jos¨¦ Chafik, un ganadero de ojos azules y nariz libanesa que falleci¨® hace tres semanas con 76 a?os. A junto de Chafik lo acompa?¨® en aquel tiempo un exbanderillero que estaba al cuidado de la promesa: Antonio Corbacho. No era un hombre com¨²n. Corbacho era un car¨¢cter de un apasionamiento radical que aviv¨® la valent¨ªa extrema que Jos¨¦ Tom¨¢s tra¨ªa de serie y que lo envolvi¨® en una filosof¨ªa del toreo prima-hermana de la moral samur¨¢i. En septiembre de 2011, el d¨ªa que el matador volvi¨® en Valencia, Corbacho, con un corte de cara ¨¢rabe y una coleta que le daban aspecto de Sandok¨¢n, hablaba del torero con una mezcla discreta de amor y melancol¨ªa en una terraza cercana a la plaza tom¨¢ndose una horchata. Hac¨ªa tiempo que ¨¦l y Jos¨¦ Tom¨¢s se hab¨ªan distanciado porque el cari?o que los un¨ªa, como suele pasar cuando el cari?o es tan fuerte, no aguant¨® m¨¢s. En medio de esa corrida un toro le dio al matador una voltereta horrible que le hizo caer contra el suelo con la nuca. Uno de los que salieron corriendo a la arena desde la barrera, vestido de negro de arriba abajo y en chanclas de cuero, fue Corbacho. En ese momento el matador no lo debi¨® de reconocer porque hab¨ªa sufrido una leve conmoci¨®n cerebral que unos minutos despu¨¦s no le impidi¨® acabar la faena. Chafik no ha sido la ¨²nica p¨¦rdida sentimental reciente de Jos¨¦ Tom¨¢s. Antonio Corbacho falleci¨® con 61 a?os el pasado verano. Cuando ya estaba en el hospital, el matador y su mentor filos¨®fico pudieron estar juntos otra vez para decirse hasta luego.
Ha perdido dos, pero al torero le quedan amigos. Uno de ellos es Fernando Ochoa, el matador al que le brind¨® un homenaje de retirada toreando con ¨¦l este s¨¢bado. Ochoa tore¨® tres toros y un cuarto de regalo. Logr¨® tres orejas. La faena de Jos¨¦ Tom¨¢s brill¨® en el primero (de nombre Siempre Amigo) y en los dos siguientes (Ol¨¦ Pollo y Rey de Sue?os) el p¨²blico lo aplaudi¨® satisfecho pero no obtuvo premio. Ol¨¦ Pollo era un toro negro con cara de buena gente. Tanto que despu¨¦s de la estocada de muerte que le dio Jos¨¦ Tom¨¢s, antes de fallecer, un banderillero se cay¨® delante de ¨¦l y Ol¨¦ Pollo tuvo la bondad de desplomarse en paz en vez de embestirlo. Con Rey de Sue?os fue diferente. Ten¨ªa una expresi¨®n obtusa, como si hubiese algo que no comprendiese en esto del toreo. Por momentos se volv¨ªa a la grada y se quedaba mirando a la gente a la espera de una respuesta. Con ¨¦l Jos¨¦ Tom¨¢s, vestido de verde olivo y oro, hizo una serie de naturales que pusieron al p¨²blico en pie, y pas¨® un apuro cuando se quedaron medio enganchados y el animal estuvo a punto de darle una cornada. Para matarlo necesit¨® siete estocadas y recibi¨® un aviso. Rey de Sue?os acab¨® su vida derrumb¨¢ndose junto a un burladero sin haber comprendido el misterio que lo ofuscaba.
Babelia
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