Mundos interiores

En una de las secuencias de esta pel¨ªcula de tres escenarios ¡ªMadrid, Par¨ªs, Berl¨ªn¡ª que podr¨ªan ser distintos ¨¢mbitos de una conciencia en fuga, el personaje de Lola Due?as ¡ªamiga de infancia enigm¨¢ticamente rescatada del olvido y la invisibilidad¡ª le dice al protagonista: ¡°Me gustabas m¨¢s cuando no eras tan valiente¡±. Palabras que, en clave inversa, podr¨ªan aplicarse al director de la pel¨ªcula, Ram¨®n Salazar, que, por lo menos a este cr¨ªtico, le ha gustado ahora m¨¢s que nunca: es decir, cuando m¨¢s valiente y libre ha sido. No es f¨¢cil hablar de su tercer largometraje, 10.000 noches en ninguna parte,pues es una de esas pel¨ªculas que piden al espectador entrega incondicional y sugieren al cr¨ªtico la pertinencia de no desvelar su misterio.

Entre el joven Franz Kafka y la patol¨®gica inmadurez del Joaquin Phoenix de Two lovers (2008), un extraordinario Andr¨¦s Gertr¨²dix encarna al hijo de una madre problem¨¢tica, de vitalidad voraz y autodestructiva. Un montaje de corte acu¨¢tico, felizmente al¨¦rgico a la dogm¨¢tica de sujeto y predicado, mantendr¨¢ la acci¨®n en perpetuo movimiento entre ese presente asfixiante y un Par¨ªs de iniciaci¨®n y descubrimiento ¡ªque tambi¨¦n puede ser el territorio de la culpa¡ª y un Berl¨ªn contemplado como Ed¨¦n bohemio ¡ªquiz¨¢ espacio del deseo cumplido o un limbo para corazones fracturados¡ª.

Hay trazos algo autoindulgentes, pero el todo suma mucho m¨¢s que sus partes.