El pasado es otra vez el futuro
Louis Vuitton, que ha organizado un desfile de moda crucero en M¨®naco, indaga en un tiempo pret¨¦rito para lanzar sus propuestas
El desembarco de Louis Vuitton en M¨®naco el pasado s¨¢bado tuvo mucho de alianza de civilizaciones. Dicen que fue idea de la princesa Charlene: montar el desfile m¨¢s espectacular posible a los pies de palacio. Lo nunca visto en Monte Carlo. Todos ganan: la maisonsaca m¨²sculo de su saber hacer tradicional en pleno subid¨®n del mercado del lujo global y el principado se sacude el polvo.
M¨¢s de un turista despistado, de esos que buscaban refugio en alg¨²n recodo frente a una ciudad vallada en previsi¨®n del inminente Gran Premio automovil¨ªstico, se encontr¨® tambi¨¦n el acceso vetado al lugar donde se escenifica cada d¨ªa el cambio de guardia. En su lugar, una enorme caja de vidrio tomaba el patio con una fila ¨²nica de sof¨¢s serpenteantes en su interior para recibir a 350 elegidos.
En los a?os recientes, las firmas de lujo se han embarcado en su particular ruta de la seda para seducir a los nuevos mercados. Arabia Saud¨ª, Rusia, Asia se han convertido en el escenario de esta guerra. Que se lo digan a Lagerfeld, que ha trasladado a Singapur o Dub¨¢i la presentaci¨®n de sus ¨²ltimas colecciones resort para Chanel.
Por primera vez la ¡®maison¡¯ presenta en pasarela una colecci¨®n crucero
Si la moda democr¨¢tica nos ha dejado alguna certeza es que parte del ¨¦xito est¨¢ en traer ropa nueva todo el tiempo a la tienda. El mercado del lujo ha tenido que dejar atr¨¢s el atrofiado sistema de dos temporadas anuales para atraer a las clientas todo el a?o. Louis Vuitton, por ejemplo, distribuye anualmente siete l¨ªneas solo de mujer. Y las colecciones crucero o resort se alzan con magnetismo. El concepto naci¨® pensado para quienes viajan en busca del calor durante el invierno pero, quiz¨¢s auspiciado por el cambio clim¨¢tico, ha acabado convertido en una propuesta intertemporadas anunciada a bombo y platillo. ¡°Resort no significa nada. ?Qui¨¦n compra ropa exclusivamente para irse a un resort?¡±, se preguntaba hace unos d¨ªas Oscar de la Renta al presentar su propio show de crucero en Nueva York.
Nicolas Ghesqui¨¨re, que present¨® su debutpara Louis Vuitton en marzo en Par¨ªs (con la presencia de Charlene), acometi¨® la tarea de llevar tambi¨¦n por primera vez a la pasarela el crucero de la firma. Y lo hizo desprendi¨¦ndose del futurismo que impregnaba a Balenciaga para acogerse a un retrofuturismo m¨¢s propio de Courr¨¨ges. Un viaje a un pasado imaginario sustentado en la b¨²squeda de un nuevo esp¨ªritu para la divisi¨®n textil de una firma que hizo fortuna vendiendo bolsos y maletas hasta que Marc Jacobs se invent¨® lo dem¨¢s a finales de los noventa. Como se?al¨® recientemente Michael Burke, presidente de Louis Vuitton: ¡°Son ya 160 a?os en el mercado, as¨ª que lo que hagas no puede salir de la nada. Tienes que bailar con esa sombra¡±.
En una de sus raras entrevistas, Ghesqui¨¨re comentaba que, cuando abord¨® esta nueva etapa profesional, pregunt¨® qu¨¦ quer¨ªan a sus amigas m¨¢s ¨ªntimas y todas le lanzaron el mismo mensaje: las prendas tienen que ser funcionales. Esa v¨ªa emprendida hace un par de meses se materializa en esta ocasi¨®n en una serie realista y terrenal, coherente en los largos, en las estructuras y en los vol¨²menes. Por mucho que juegue a la colisi¨®n de estampados y materiales, la mezcla final funciona. ?l mismo trataba de definirlo as¨ª: ¡°He agitado el armario de un extremo a otro, entreg¨¢ndolo a una mezcla de g¨¦neros, capas peculiares, disonancias expertas y yuxtaposiciones pseudoparad¨®jicas. Es un choque de referencias rivales, una cacofon¨ªa de colores, un esfuerzo il¨®gico por resultar natural. Esta colecci¨®n de crucero se sale de los caminos transitados para explorar las transformaciones en la ropa¡±.
El Principado quiere recuperar cierto esplendor perdido con estos eventos
Este juego plantea, sin embargo, combinaciones muy f¨¢ciles de digerir. Los colores terciarios (rosa, amarillo y azul empolvados) conviven con estampados org¨¢nicos que van de enormes flores como de papel pintado a los juegos op-art, pasando por algas y corales (no en vano, las modelos desfilaban por una estructura de paneles digitales ¡°caminando¡± sobre las aguas rodadas en C¨®rcega por el artista Ange Leccia). El viaje en ese armario del tiempo se detiene en los a?os sesenta y arranque de los setenta, en el Swinging London o el primer¨ªsimo Yves Saint Laurent; en los abrigos de piel acharolados, los vestidos siempre por el muslo, los volantes, los trajes de chaqueta y pantal¨®n ajustados en combinaciones ganadoras de rosas y rojo... Y, como por conservar las esencias, unas sandalias romanas psicod¨¦licas continuistas de su era Balenciaga. Y los bolsos, con menos concesiones al monogram ostentoso; ?una reacci¨®n antilogo a todo lo que impuso su predecesor Jacobs?
La puesta en escena tambi¨¦n importa. Raramente la pirotecnia del lujo y los c¨®digos royal resultan compatibles. En esta ocasi¨®n, el rito ceremonial se despach¨® con un desfile previo con todo el p¨²blico en pie y en reverencial silencio. El de la princesa escoltada por guardaespaldas y seguida por, en este orden, el pr¨ªncipe Alberto, Bernard Arnault ¡ªpropietario de LVMH¡ª y su se?ora ¡ªla pianista H¨¦l¨¨ne Mercier¡ª, Pierre Casiraghi y el presidente de Louis Vuitton, Michael Burke. La primera en ocupar su asiento VIP hab¨ªa sido la musa oficial de Ghesqui¨¨re, Charlotte Gainsbourg, seguida de Jennifer Connelly y otras actrices voladas en helic¨®ptero desde el festival de Cannes. Y entre blogueras e it girls, casi inadvertida, pod¨ªa distinguirse a Corinna Sayn-Wittgenstein.
Las notas distribuidas por la maison y los comentarios improvisados apelaban al romanticismo, al desembarco de Grace Kelly, a los lazos establecidos con el principado desde que concibiera en 1904 un ba¨²l de viaje en piel de cocodrilo para Alberto I. En 1997, bautizar¨ªan un bolso como Le Malicieux para celebrar el 700 aniversario de esta dinast¨ªa y homenajear a Fran?ois Grimaldi, que conquist¨® la fortaleza de M¨®naco en 1297. Todo esto recordaba Burke. Pero la ret¨®rica de la lista de invitados remit¨ªa a otra realidad palpable y lejos de estas aguas: la abundante presencia de periodistas asi¨¢ticos, rusos y ¨¢rabes.
Sin embargo, hay esencias de las que es imposible que se apropien en otras tierras. La maison va a seguir siendo noticia en lo que resta de a?o porque est¨¢ celebrando su 160 cumplea?os. Sus responsables ya anuncian que habr¨¢ una celebraci¨®n por todo lo alto, previsiblemente en Par¨ªs y ya en oto?o. Y en noviembre se inaugurar¨¢ (aunque su programaci¨®n no comenzar¨¢ hasta 2015) la ¡°fundaci¨®n para la creaci¨®n¡± construida por Frank Gehry en el Bosque de Boulogne.
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