Enigma
En la sinuosa relaci¨®n entre pol¨ªticos y electores, estos ¨²ltimos se han acostumbrado a tomarse las promesas a chacota
El presidente Rajoy prometi¨® tras alcanzar el poder que no utilizar¨ªa como excusa de su gesti¨®n la herencia recibida del anterior Gobierno. Y ha cumplido. No lo utiliza como excusa, sino como argumento absoluto. En la sinuosa relaci¨®n entre pol¨ªticos y electores, estos ¨²ltimos se han acostumbrado a tomarse las promesas a chacota. En un giro imprevisto, con las declaraciones del candidato Ca?ete sobre el supuesto autocontrol al que se pleg¨® durante un debate televisado para no humillar con su potencia intelectual a una mujer, nos han desvelado que nada hay m¨¢s problem¨¢tico que la sinceridad en campa?a, especialmente cuando esa sinceridad desvela chabacaner¨ªa y catetismo. En las encuestas, el ministro Ca?ete era el mejor valorado, pero a la vista del recorrido esto suced¨ªa porque era el menos conocido y escuchado, amparada su popularidad en que todo espa?ol se siente involucrado en la suerte de nuestra agricultura y pesca e indiferente a la degradaci¨®n de nuestro litoral.
Dejar en un segundo plano el candidato fue otro rapto de sinceridad, puesto que se sab¨ªa que su destino era convertirse en comisario europeo y la primera plaza en el Parlamento la ocupar¨ªa el n¨²mero dos, Gonz¨¢lez Pons, que ha cargado con la pugna medi¨¢tica en campa?a. Los socialistas, que han esquivado las primarias en su candidatura, se han esforzado por tratar de hacer ver que si la herencia recibida era muy mala, la herencia futura no tiene mejor pinta. En el elector ha calado cierta sensaci¨®n de impotencia, como si Europa quedara tan lejos que mejor hablar de las cosas de casa.
Finalmente, para muchos, el domingo lo que est¨¢ en juego es la salud del bipartidismo, que hasta ahora ha sido fuente de estabilidad en Espa?a, pero tambi¨¦n de una incapacidad notoria para la regeneraci¨®n. Los terceros partidos, y hasta los cuartos y quintos, tienen una visibilidad muy restringida, salvo en las comunidades aut¨®nomas donde mandan desde hace d¨¦cadas pero se siguen vendiendo como v¨ªctimas del poder central. El enigma del domingo consiste en saber si los espa?oles encontrar¨¢n satisfactorias esas propuestas minoritarias, espont¨¢neas y combativas, en ocasiones tambi¨¦n ajenas a toda responsabilidad de Gobierno, o volver¨¢n al redil de las opciones mayoritarias. La tercera opci¨®n es borrarse del debate p¨²blico, afrentados por sentirse expulsados de su propia casa com¨²n.
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