Series y estilo
Buscando hueco para los desbordantes deved¨¦s de la estanter¨ªa me pregunt¨¦ ayer si volver¨¦ a a ver todas las series que tanto me gustan y que estoy atesorando como oro en pa?o para los d¨ªas de escasez. La cuesti¨®n tiene m¨¢s subcl¨¢usulas que un contrato blindado. Desde luego, me digo, hay en todas ellas grandes guiones e interpretaciones superlativas, pero quiz¨¢s el exceso de tramas y subtramas juegue un poco en su contra. La mayor¨ªa, me repito lo sabido, siguen la mec¨¢nica de las novelas por entregas, y tal vez despojadas de la intriga y la velocidad que nos impulsaron a devorar un episodio tras otro, nuestras ganas de verlas de nuevo se adelgacen. Vale, pero seg¨²n ese razonamiento no reeler¨ªas a Dickens, por ejemplo. Dickens fue uno de los padres fundadores y estructur¨® serialmente buena parte de sus novelas, aunque si vuelvo a leerlas bien pueda ser porque su estilo me acoge como una casa de infancia, m¨¢s all¨¢ de los argumentos, cuyos pormenores solo recuerdo en l¨ªneas generales. Va a ser el estilo. Siempre es el estilo. Claro.
La ficci¨®n televisiva que mejor se sostendr¨¢ quiz¨¢s sea, aventuro, la menos deudora de la serialidad compulsiva, desde las grandes comedias (mundos cerrados en s¨ª mismos, casi arc¨¢dicos, como Frasier o Senfield) hasta los relatos (Mad Men, Los Soprano, The Wire) que avanzan como un r¨ªo o un pozo en vez de ser cangilones de una noria febril. Podr¨ªa ser, aunque no s¨¦ si estoy del todo de acuerdo conmigo mismo.
La ficci¨®n televisiva que mejor se sostendr¨¢ quiz¨¢s sea la menos deudora de la serialidad compulsiva
Porque, por ejemplo, Twin Peaks, la gran renovadora de la televisi¨®n de los ochenta, me deslumbr¨® en su d¨ªa: no creo que nadie pueda negarle toneladas de estilo para sostenerse por s¨ª misma, y sin embargo no he vuelto a verla. Quiz¨¢s tenga yo demasiado frescos sus entresijos. O quiz¨¢s tema una decepci¨®n, no s¨¦. Por otra parte, habr¨ªa que definir lo que es estilo. ?La forma de contar? ?Lo que no se deja resumir?
Voy a ello. He vuelto a ver, con admiraci¨®n babeante, Rumbo a lo desconocido (The Outer Limits, 1964). La primera serie que vi en mi vida, y de eso hace cincuenta a?os exactos. Desde luego, lo de menos eran los argumentos. O sus ¡°valores de producci¨®n¡±, como dicen los ejecutivos de Hollywood. Era una serie tosca, con monstruos de cart¨®n piedra y guiones malhilados, pero atravesada por un poderos¨ªsimo viento de locura. Comprob¨¦ que lo que te clavaba en su asiento era su atm¨®sfera pegajosa, su perfume de flor malsana, su calidad de pesadilla filmada, el blanco y negro contrastado hasta la irrealidad. Los espacios vac¨ªos, los ¨¢ngulos dislocados, las sombras casi expresionistas, los rostros en primer¨ªsimo plano, casi chocando contra la pantalla, como enormes insectos pugnando por escapar de una caja de cristal: puro estilo. Atrapo una ¨²ltima hip¨®tesis, m¨¢s palmaria: si no volvemos a ver ahora muchas series m¨¢s o menos recientes es porque siempre hay otra llamando a la puerta. Con los libros pasa un poco lo mismo: por motivos laborales o simple curiosidad, cada novedad desplaza a la anterior. A veces a media lectura, lo que es horroroso. Para terminar, me (contra) digo de nuevo y pienso que he visto incontables veces las dos partes de El Padrino, pero a¨²n no he repescado Los Soprano. ?Har¨¢ falta que pasen cincuenta a?os? Mal lo tengo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.