Olea
La opini¨®n general no siempre se fabrica con la verdad, sino con la manipulaci¨®n m¨¢s ramplona
Llama la atenci¨®n de la producci¨®n de cine del ¨²ltimo a?o la ausencia casi absoluta de pel¨ªculas sobre la Guerra Civil. Podr¨ªa decirse que se trata de una misi¨®n cumplida. Durante a?os, uno de los t¨®picos manidos era que el cine espa?ol solo rodaba pel¨ªculas sobre nuestra guerra. Cuando se ofrec¨ªan datos veraces resultaba que la realidad era muy distinta y que el porcentaje de pel¨ªculas centradas en distintos episodios de la guerra era casi rid¨ªculo. Lo que suced¨ªa era que a menudo resultaban relevantes ¨¦xitos. Una vez m¨¢s, la opini¨®n general no siempre se fabrica con la verdad, sino con la manipulaci¨®n m¨¢s ramplona. Un episodio fundamental de nuestra historia se deber¨ªa poder tratar al margen de las agendas pol¨ªticas de la actualidad, pero las pel¨ªculas relacionadas con ese asunto son siempre juzgadas al capricho ideol¨®gico de hoy y nunca bajo criterios cinematogr¨¢ficos, que ser¨ªan los ¨²nicos exigibles para acreditar o desacreditar un producto.
Pedro Olea rod¨® una pel¨ªcula para televisi¨®n llamada La conspiraci¨®n que lleva demasiado tiempo en el armario de TVE, nadie sabe si por razones oscuras o tan solo contables, truco que en ocasiones utilizan las cadenas para no emitir sus productos y tributarlos como p¨¦rdidas en el ejercicio fiscal. Con guion de El¨ªas Querejeta, habla de las maquinaciones golpistas protagonizadas por el general Mola, a quien interpreta el actor Manuel Mor¨®n. Dice mucho de nuestro pa¨ªs que el ¨²nico g¨¦nero cinematogr¨¢fico apestado no sea ni el underground, ni el gore, ni la comedia gruesa, ni el terror Z, ni la paja pedantesca, sino el cine sobre la guerra civil. Todo un ¨¦xito de quienes disparan desde ambas trincheras, todav¨ªa.
Pedro Olea es uno de esos directores queridos, que ha pasado por los vaivenes del oficio dejando actores y t¨¦cnicos agradecidos por haberse cruzado con ¨¦l. Acaba de cumplir 50 a?os en la profesi¨®n y pel¨ªculas como El bosque del lobo, Pim, pam, pum, fuego, Flor de Oto?o o Akelarre le han ganado un merecido prestigio. Sobre todo para alguien que persever¨® en el cine aunque su primer contacto consistiera en, preso de la admiraci¨®n, acercarse un d¨ªa en su Bilbao de la infancia al actor Rafael Dur¨¢n y que ¨¦ste se lo quitara de encima con un ¡°Ap¨¢rtate, ni?o¡±.
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