El ¨²ltimo testigo de Normand¨ªa
Tony Vaccaro, que fotografi¨® la ofensiva final en la II Guerra Mundial, revive escenas del conflicto El italoamericano lleg¨® al conflicto como soldado y sali¨® de ¨¦l como reportero
A los 21 a?os, Tony Vaccaro (Greensburg, Estados Unidos, 1922) era un soldado de Infanter¨ªa del ej¨¦rcito americano en la Segunda Guerra Mundial, que vivi¨® entre 1944 y 1945 desde la batalla de Normand¨ªa hasta la llegada de los aliados a Berl¨ªn, pasando por Luxemburgo y B¨¦lgica. Hoy, con 91 a?os, es una suerte de Robert Capa que sigue vivo para recordar su paso por aquellos acontecimientos hist¨®ricos.
Su sensibilidad fotogr¨¢fica surge a partir de un problema de idioma: ¡°A la edad de tres a?os, por un deseo de mis padres, viv¨ª unos a?os en Bonefro, provincia de Campobasso (Italia), el pueblo de mis abuelos¡±, explica. ¡°Era incapaz de aprender italiano, pero eso fue lo que me permiti¨® leer las expresiones de la gente que me rodeaba. No necesitaba palabras para percibir las caras de castigo y de afecci¨®n¡±.
Eran los a?os treinta y en Italia gobernaba Benito Mussolini: ¡°En la escuela se ense?aban las doctrinas del fascismo¡±. Como no hablaba bien el italiano, hab¨ªa un lugar en el que se refugiaba: ¡°La tienda de mi t¨ªo Paolo, el barbero, fue donde crec¨ª en todos los sentidos¡±.
La tienda, ¡°el centro cultural de Bonefro¡±, seg¨²n Vaccaro, ser¨¢ su ventana al mundo. All¨ª, sin saberlo, experiment¨® sus primeras fascinaciones fotoperiod¨ªsticas: ¡°Mi t¨ªo ten¨ªa una buena colecci¨®n de revistas. Le¨ª much¨ªsimos reportajes de corresponsales que escrib¨ªan para el semanal del Corriere della Sera, que ten¨ªa portadas muy atractivas que inclu¨ªan im¨¢genes de la Guerra Civil espa?ola y otros conflictos en Asia y ?frica. Esas portadas me cautivaron¡±.
"Cuando mataba en el frente, lloraba como un ni?o", dice 70 a?os despu¨¦s
Al lado de su t¨ªo tambi¨¦n sabore¨® los relatos de la Gran Guerra, contada por sus supervivientes. ¡°Escuch¨¦ cientos de historias de veteranos. Era imposible no quedarse impresionado¡±, revive Vaccaro.
En 1939, Adolf Hitler ha dado comienzo al segundo conflicto mundial de la Historia, e Italia es su gran aliada. El embajador estadounidense en Roma comunica a Vaccaro, a trav¨¦s de un telegrama, que debe volver r¨¢pidamente a EE UU. Pisar¨¢ finalmente Nueva York el d¨ªa de Acci¨®n de Gracias de ese mismo a?o. Y all¨ª retomar¨¢ los estudios.
New Rochelle, Estado de Nueva York. En agosto de 1942, con los Estados Unidos ya en guerra, compr¨® y descubri¨® a su gran amiga: la Argus C3, una de las c¨¢maras fotogr¨¢ficas m¨¢s populares en Norteam¨¦rica con el formato 35 mil¨ªmetros. Ser¨¢ la primera de Tony Vaccaro.
En los cincuenta hizo retratos de famosos como Callas o Chaplin
Como muchos otros j¨®venes de la ¨¦poca, decide alistarse voluntariamente en el ej¨¦rcito para la campa?a europea. ¡°Mostr¨¢ndoles mi porfolio, ped¨ª a mis superiores que me dejaran documentar los movimientos de la Divisi¨®n 83 de Infanter¨ªa, y aceptaron. Desde entonces fui un soldado con c¨¢mara¡±. Esos movimientos militares empezar¨¢n en junio de 1944. En Normand¨ªa.
Vaccaro no desembarc¨® el c¨¦lebre 6 de junio, pero lleg¨® dos semanas m¨¢s tarde a las costas de Omaha Beach. En una mano, la Argus C3; y en la otra, un fusil M1. No s¨®lo recuerda el dolor de cuando lo hirieron en Isigny-sur-Mer (Francia). ¡°Cuando mataba en el frente lloraba como un ni?o¡±, confiesa no sin amargura 70 a?os despu¨¦s.
La imagen m¨¢s emblem¨¢tica de la obra del veterano fotoperiodista se resume en un beso. Mediados de agosto de 1944. El sargento Gene Costanzo, de la Divisi¨®n 83 de Infanter¨ªa, le da un beso en la mejilla derecha a la peque?a No?lle mientras el pueblo de Saint-Briac-sur-Mer (Francia) baila celebrando el final de la opresi¨®n nazi. Es El beso de la liberaci¨®n.
Nunca olvidar¨¢, sin embargo, su foto m¨¢s cruda: ¡°Estaba en Hohenlepte (Alemania). Una mujer alemana violada estaba tirada en una zona de tierra hundida, con un cuchillo clavado en los genitales¡±. Era el 8 de mayo de 1945. ¡°El d¨ªa que acab¨® la guerra¡±, aclara casi lamentando esa llegada a destiempo. Para ¨¦l es la peor escena posible, por miles de razones: ¡°La mujer es la creaci¨®n m¨¢s importante que tenemos en nuestra vida. Es nuestra madre, nuestra esposa, nuestra hija¡±. Al tomar fotos como esta ¨²ltima, Vaccaro percibi¨® su punto de inflexi¨®n: ¡°Not¨¦ que, aun siendo un soldado, ten¨ªa la obligaci¨®n de denunciar lo que mis ojos ve¨ªan¡±. Es claro: ¡°En ese instante, al darme cuenta de que necesitaba ser testigo del dolor, reconoc¨ª que me hab¨ªa convertido en un periodista¡±.
Al finalizar el conflicto, y 8.000 fotograf¨ªas despu¨¦s, Vaccaro trabaj¨® en los a?os cincuenta para revistas como Flair, Look, Venture y, sobre todo, Life. Fue la ¨¦poca en la que vivi¨® entre Nueva York y Roma, en plena era Cinecitt¨¢. Es la etapa que dedica a los grandes retratos: Shirley MacLaine, Marlon Brando, Charles Chaplin, Sof¨ªa Loren, Maria Callas, Federico Fellini y Pablo Picasso, entre otros.
No cree que el mundo haya cambiado mucho desde que ¨¦l ten¨ªa 20 a?os. ¡°La tragedia del ser humano hoy son las Naciones Unidas. Puedo ver la sede desde las ventanas de mi casa en Nueva York y siempre que me asomo pienso en su inutilidad. El mundo necesita un gu¨ªa¡±.
No duda en aconsejar a los profesionales de hoy: ¡°El fotoperiodismo siempre tiene que contar la verdad. Pero para hacerlo, tambi¨¦n hay que saber d¨®nde est¨¢n las historias para desplazarse all¨ª donde est¨¦n. Y contarlas¡±.
Tony Vaccaro, aquel ni?o italoamericano que le¨ªa la vida en los rostros de los vecinos de sus abuelos, hoy, con 91 a?os, sigue poniendo cara ¡ªy palabras¡ª al horror y a la esperanza presentes durante la Segunda Guerra Mundial. Una guerra en la que quiso participar sin saber entonces cu¨¢nto dar¨ªa luego por denunciarla, como soldado y tambi¨¦n como fot¨®grafo. Tras miles de disparos.
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