Profilaxis
No solo los conflictos se han transformado en guerras civiles entrecruzadas, sino que han propiciado verdaderos Estados fallidos
Ronald Reagan sol¨ªa empezar sus discursos con una iron¨ªa en defensa de la libertad personal y contra la intervenci¨®n estatal, casi un lema del ultraliberalismo. Dec¨ªa: ¡°Las 10 palabras m¨¢s peligrosas que puede escuchar un norteamericano son: ¡®Buenos d¨ªas. Soy del Gobierno y estoy aqu¨ª para ayudar¡±. Cuando uno aprecia la situaci¨®n de Irak despu¨¦s de la intervenci¨®n de la Administraci¨®n de Bush no puede evitar pensar en aquellas palabras y lo recomendable que hubiera sido aplic¨¢rselas tambi¨¦n a su tentaci¨®n de ser los guardianes de la democracia mundial. Estados Unidos y sus aliados no solo encubrieron los intereses econ¨®micos bajo la bandera del estoy aqu¨ª para ayudar, sino que convirtieron el ataque militar en la ¨²nica opci¨®n posible con una dosis de manipulaciones y mentiras que destruyeron los mecanismos de acuerdo internacional para dos d¨¦cadas.
Existe un consenso generalizado en que los errores de aquella intervenci¨®n han destruido la posibilidad de ayudar en regiones devastadas. No solo los conflictos se han transformado en guerras civiles entrecruzadas, sino que han propiciado verdaderos Estados fallidos. Recuerdo escuchar unas declaraciones de Oliver Stone durante el pasado Festival de San Sebasti¨¢n asegurando que Estados Unidos terminar¨ªa por atacar Siria y prolongando as¨ª su discurso cr¨ªtico hacia los intereses bastardos que gu¨ªan al Gobierno de su pa¨ªs en las intervenciones militares. No ha sido as¨ª, y es justo reconocerle esa contenci¨®n a la Administraci¨®n de Obama frente a quienes no encuentran diferencias entre sus opciones locales. Pero las razones, quiz¨¢, tienen m¨¢s que ver con esa p¨¦rdida de legitimidad que con una nueva estrategia razonable.
Al Gobierno de Al Maliki, empe?ado en una refriega de facciones religiosas, le falta transparencia y rigor para despertar la solidaridad internacional. As¨ª que, al parecer, la ayuda va a limitarse a descargar un castigo a distancia, como viene siendo habitual en los ¨²ltimos a?os. Una especie de sobrevuelo distanciado, profil¨¢ctico y esquivo. Ha sucedido en Siria, donde la oposici¨®n a Bachar el Asad fracas¨® en su ejercicio de seducci¨®n y el resultado es permitir el mal conocido, que fue la estrategia seguida con Sadam durante gran parte de su mandato s¨¢dico y dictatorial. Nunca antes fuimos tan esclavos del desprestigio logrado con los errores del pasado ni los recursos estuvieron tan agotados por el dispendio de la verdad y la justicia internacional.
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