Esculpir el propio cerebro
Abundantes ensayos se ocupan del cerebro, ese ¡®¨®rgano de pensar¡¯ que nos sigue fascinando
Hace ya tiempo que la dualidad mente-cerebro dej¨® de ser tal. Hay una estructura compleja, lo m¨¢s complejo que conocemos, en la que reside el pensamiento, lo que nos hace humanos, y no hay una dualidad inexplicada sino una ficci¨®n largamente alimentada. Los cien mil millones de neuronas que se calcula que hay en nuestro cerebro, m¨¢s o menos el mismo n¨²mero de estrellas que se considera que hay en nuestro barrio c¨®smico, en la V¨ªa L¨¢ctea, son a¨²n un continente por descubrir completamente, como el universo. Son las dos grandes regiones de conocimiento que a¨²n nos retan, las grandes lagunas de ignorancia que a¨²n tenemos que rellenar. Pero los abundantes ensayos que sobre el cerebro aparecen en las librer¨ªas ya dejan claras algunas cuestiones, entre ellas que el cerebro es una m¨¢quina muy compleja, ni m¨¢s ni menos, y que seguimos fascinados por ¨¦l, sobre todo porque seguimos fascinados por nosotros mismos.
El neur¨®logo holand¨¦s Dick Swaab, director del Instituto Holand¨¦s de Neurociencias, lo tiene claro: "La mente es el resultado del funcionamiento de nuestros cien mil millones de neuronas, y el alma, un malentendido. El uso universal del concepto de alma parece estar basado solamente en el temor que el ser humano tiene a la muerte, el deseo de volver a ver a los seres queridos y la err¨®nea y arrogante idea de que somos tan importantes que algo de nosotros debe quedar a nuestra muerte". En su Somos nuestro cerebro, un ensayo que ha tenido un notable ¨¦xito internacional, explora la esencia humana viajando a los entresijos del ¨®rgano de pensar, ese poco m¨¢s de kilo y medio de sesos que hacen posible que apreciemos la magia de un cuento de Cort¨¢zar o que derramemos alguna l¨¢grima escuchando un cuarteto de Mozart. Un kilo y medio cuya manera de actuar nos hace distintos de cualquier otro ser vivo sobre el planeta. No en vano es, que sepamos, el objeto m¨¢s complejo del sistema solar.
Lo sabemos, entre otras razones, porque hemos aprendido m¨¢s sobre las funciones del cerebro en los ¨²ltimos 15 a?os, gracias a las t¨¦cnicas de imagen de resonancia magn¨¦tica y a sus sucesoras, que en toda la historia precedente. Hasta entonces el cerebro se estudiaba directamente y compar¨¢ndolo con el de otros animales, diseccionando cerebros humanos da?ados en autopsias y mediante electrodos. La f¨ªsica hoy, sin embargo, permite ver los pensamientos, tal y como relata el f¨ªsico te¨®rico y divulgador Michio Kaku. "Sabemos m¨¢s de la mente gracias a la f¨ªsica y a la biolog¨ªa que a la filosof¨ªa o la psicolog¨ªa".
Kaku hace, pues, un viaje que comienza con un accidente, el que sufri¨® en 1848 Phineas Gage, trabajador de los ferrocarriles en EE?UU al que una barra de hierro atraves¨® el cerebro; no sufri¨® da?os demasiado graves y, de hecho, pudo seguir trabajando, pero le cambi¨® bastante el car¨¢cter. De la an¨¦cdota a la categor¨ªa, El futuro de nuestra mente revisa de manera exhaustiva lo que sabemos del cerebro, las t¨¦cnicas que nos han permitido llegar hasta aqu¨ª, y trata de atisbar, mirando desde la f¨ªsica, hasta d¨®nde puede llegar gracias a la combinaci¨®n de conocimientos y destrezas, de la ingenier¨ªa a la neurociencia, para hacer a¨²n m¨¢s potente esta m¨¢quina de pensar. De momento, dice Kaku, ya hemos conseguido que la telequinesis, el mover objetos con la mente, empiece a ser una realidad, no como anunciaban los profetas de las falsas ciencias, con el poder de la mente de uno, sino gracias al poder de la mente de muchos, gracias a la tecnolog¨ªa. Y estamos solo al principio, dice este f¨ªsico.
Ram¨®n y Cajal, por fin para todos
Santiago Ram¨®n y Cajal es el cient¨ªfico espa?ol m¨¢s notable de todos los tiempos. Pocos en el mundo de la ciencia consiguen darle la vuelta a la manera en que todos sus colegas ven su campo de investigaci¨®n, y Cajal lo hizo. Hasta que ¨¦l demostr¨® lo contrario, y no le fue nada f¨¢cil hacerlo, se pensaba que todos los tejidos de todos los ¨®rganos estaban formados por c¨¦lulas independientes menos uno, el cerebro, que estaba configurado por una red. Y frente a los reticularistas, Cajal sostuvo, casi en solitario, el neuronismo que result¨® ser cierto.
Adem¨¢s, es relevante por la escuela que fue capaz de crear y porque sus investigaciones han sido corroboradas siempre que una t¨¦cnica m¨¢s precisa permit¨ªa ver con m¨¢s detalle las neuronas. Y sigue siendo un cient¨ªfico vivo y citado gracias a la precisi¨®n de sus hallazgos y a la agudeza de sus descripciones. Cajal, hombre prol¨ªfico, nos leg¨®, adem¨¢s de sus trabajos cient¨ªficos, otro tipo de literatura, en forma de memorias, en su c¨¦lebre discurso de ingreso en la Academia de Medicina que dio origen a Reglas y consejos para la investigaci¨®n cient¨ªfica, en forma de reflexiones m¨¢s o menos acertadas y tambi¨¦n en relatos fant¨¢sticos, sus c¨¦lebres Cuentos de vacaciones. Y ah¨ª siguen todos ellos, m¨¢s o menos reeditados, pero, para nuestra verg¨¹enza nacional, sin que haya habido todav¨ªa ni una sola edici¨®n cr¨ªtica de ninguno de ellos. De algunos, sobre todo de Reglas y consejos, ha habido decenas de ediciones en espa?ol y otros muchos idiomas, y lo m¨¢s parecido a una edici¨®n cr¨ªtica es la publicada en 2005 por Leoncio L¨®pez-Oc¨®n; en realidad, un estudio sobre este trabajo de Cajal con varias miradas diferentes.
Sin embargo, no es una falta que pueda ponerse en el debe de los historiadores de la ciencia. El celo de los descendientes que se han hecho cargo de la gesti¨®n de los derechos de autor ha sido tal que ha hecho imposible llevar a cabo ediciones cr¨ªticas. Pero este a?o, 2014, se acaba con esa imposibilidad. Que no sepamos a¨²n con detalle por qu¨¦ dice lo que dice en sus memorias, qu¨¦ calla y por qu¨¦, qu¨¦ necesita m¨¢s explicaci¨®n, a qu¨¦ se refieren pasajes oscuros, c¨®mo y por qu¨¦ pudo hacer algunas de las cosas que hizo y que le convirtieron en el ¨²nico premio Nobel espa?ol (Ochoa cuenta como estadounidense) es una extra?a situaci¨®n que podr¨ªa acabar en breve.
Los derechos de autor de quienes murieron antes de 1987 duran 80 a?os. Eso significa que Cajal, que muri¨® en 1934, har¨¢ justo 80 a?os en noviembre de este a?o, por lo que sus obras pasan a ser de dominio p¨²blico. Ya no habr¨¢ que pedir permiso a los herederos para publicar su obra, condici¨®n indispensable de una edici¨®n cr¨ªtica de sus memorias o de cualquier otra de sus publicaciones. "El 1 de enero del a?o siguiente al que se cumplan 80 de la muerte los derechos pasan a dominio p¨²blico", dice Jos¨¦ Rodr¨ªguez Tapia, catedr¨¢tico de derecho civil en la Universidad de M¨¢laga y experto en propiedad intelectual. "A quienes murieron antes de diciembre de 1987 se les aplica la ley de 1879". Por lo tanto, desde enero de 2015 "sus obras pasan a dominio p¨²blico y cualquiera pude reproducirlas, aunque siempre deber¨¢ respetar la paternidad y la integridad, es decir, no se pueden trocear a gusto de quien sea ni, desde luego, atribuir sus obras a otro".
Para Leoncio L¨®pez-Oc¨®n, investigador del CSIC, historiador de la ciencia y autor de diversos trabajos sobre Cajal, "es el momento de que todos los que nos hemos interesado por Cajal nos animemos y que venga otra fase: tenemos que conseguir que la obra de Cajal llegue al m¨¢ximo n¨²mero de lectores, y ahora, si las obras son de dominio p¨²blico, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil. Faltan ediciones cr¨ªticas de los textos y falta, sobre todo, un gran sitio web, como lo hay de los grandes cient¨ªficos Darwin o Pasteur, en el que se re¨²na toda su obra, incluidas cartas, el gran archivo, en el que no ha sido f¨¢cil investigar hasta ahora, para que sea accesible para todos. El que pase a ser de dominio p¨²blico posibilitar¨¢ ese salto, que no haya restricciones al acceso a su obra".
No hay que tener miedo a las ideas y a las novedades, los productos del cerebro (en puridad, enc¨¦falo; el cerebro es solo una parte del todo que supone el conjunto de sesos, aunque siempre se toma la parte por el todo). Eso dice al menos una de las personas que a lo largo del siglo XX m¨¢s se han destacado en la comprensi¨®n de su funcionamiento, la investigadora italiana Rita Levi-Montalcini, nacida en 1909, en plena ¨¦poca gloriosa de Cajal, y muerta en 2012. Poco antes de morir termin¨® de repasar los peque?os ensayos que componen este libro p¨®stumo, Atr¨¦vete a saber, en el que repasa los temas que durante tanto tiempo le han sido tan queridos, como "las razas no existen, existe el racismo", y que fue publicando en la revista Newton. Es, en todo caso, una delicia encontrarlos aqu¨ª reunidos y comprobar la vitalidad y la frescura de la mente de Levi-Montalcini, premio Nobel en 1986, que termin¨® de revisarlos a los 95 a?os.
Era una prueba de que no es una fat¨ªdica e inexcusable realidad el que el cerebro, pasada una edad, se deteriore h¨¢gase lo que se haga. Es verdad que es com¨²n encontrar problemas cognitivos en muchas personas de edad avanzada, pero muchas otras mantienen la lucidez sin lagunas. A estudiar esto dedica Elkhonon Goldberg su ensayo La paradoja de la sabidur¨ªa. Lejos de los libros de autoayuda ¡ªque no haya equ¨ªvocos entre nosotros¡ª, Goldberg, catedr¨¢tico de la Universidad de Nueva York y director del Laboratorio de Neuropsicolog¨ªa y Funcionamiento Cognitivo, refuta, como tantos otros desde hace pocas d¨¦cadas, una de las pocas afirmaciones de Cajal que el tiempo ha superado: "Las v¨ªas nerviosas son algo fijo, acabado, inmutable. Todo puede morir, nada renacer". Hoy sabemos que las neuronas conservan la plasticidad y la capacidad de cambiar su uso dependiendo de diversos factores. Otra cita de Cajal avala tambi¨¦n esta visi¨®n: "Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro".
As¨ª, dice Goldberg, "las estaciones de la mente no implican un declive en todos los aspectos, al envejecer se consiguen algunas importantes ganancias mentales". Pese a que el cerebro, al igual que el resto del cuerpo, envejece y pierde facultades, gana lo que se denomina "pericia cognitiva, que tiene la extra?a habilidad de resistir los efectos indeseados del envejecimiento" y que se relaciona con la competencia y la sabidur¨ªa. Al envejecer, "parece que no todo sean malas noticias". El escritor h¨²ngaro S¨¢ndor M¨¢rai lo expresa de otra manera en sus Diarios 1984-1989: "No es bueno dejarse envejecer por la vejez".
De fisiolog¨ªa al d¨ªa a d¨ªa y a la manera de Stephen Jay Gould, o m¨¢s propiamente, dado el tema, de Oliver Sacks o de Vilayanur Ramachandran, El escritor que no sab¨ªa leer y otras historias de neurociencia nos lleva a trav¨¦s de breves ensayos a descubrir el cerebro por el camino de hechos concretos, peque?as historias en las que se muestran comportamientos, sucesos o personajes singulares, de cada uno de los cuales se extrae una lecci¨®n sobre nosotros mismos. Jos¨¦ Ram¨®n Alonso, catedr¨¢tico de biolog¨ªa celular y director del Laboratorio de Plasticidad Neuronal y Neurorreparaci¨®n del Instituto de Neurociencias de Castilla y Le¨®n, es un divulgador entusiasta y eficaz que une el sentido del humor con el rigor, la sencillez con la hondura y la precisi¨®n con la elegancia. En este libro sabremos de la importancia de la siesta para el cerebro, la memoria temprana, la frenolog¨ªa, Gulliver y otras muchas cuestiones que no nos dejar¨¢n indiferentes. Este libro fue, adem¨¢s, premio Prisma Casa de las Ciencias del Ayuntamiento de A Coru?a al mejor texto in¨¦dito en el a?o 2013.
El mismo autor, Jos¨¦ Ram¨®n Alonso, que fue rector de la Universidad de Salamanca, acaba de publicar Neurozapping, un repaso a las series de televisi¨®n desde el punto de vista de la neurociencia. Desde el conocido s¨ªndrome de Asperger que sufre el protagonista de The Big Bang theory, Sheldon Cooper, hasta House y la mentira, Porky y la tartamudez, Pok¨¦mon y la epilepsia, y las chicas de oro y la buena vejez, entre otros, el repaso es extraordinariamente sugestivo por lo pr¨®ximos que nos resultan los personajes y lo poco que les hemos mirado desde el punto de vista neurol¨®gico.
Este libro naci¨® tras una entrada en su blog UniDiversidad precisamente sobre Sheldon Cooper. Para muchos lectores que de una forma o de otra ten¨ªan relaci¨®n con personas aquejadas del s¨ªndrome de Asperger, fue la primera vez que le¨ªan explicaciones claras y, sobre todo, en un entorno positivo. Tras el ¨¦xito de esa entrada, difundida por todo el mundo de habla hispana, Alonso decidi¨® ampliar el tiro y ocuparse de m¨¢s problemas neurol¨®gicos encarnados por personajes de series televisivas. La divulgaci¨®n, como es sabido, encuentra su materia prima en cualquier lugar, porque en cualquier lugar al que miremos hay ciencia, incluida la mec¨¢nica del propio acto de mirar. As¨ª, con materiales pr¨®ximos, el trabajo de Alonso, que parte de m¨¢s cerca, llega m¨¢s lejos. Y nos ayuda a conocer mejor la maravillosa m¨¢quina de pensar, ese ¨®rgano que con el 2% del peso del cuerpo consume el 20% de la energ¨ªa. Aunque luego no se puedan pesar los pensamientos, ni la conciencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.