Familias
Imagino que esa pr¨¢ctica tan humana de enchufar a los seres con los que compartes gozoso o indeseado parentesco, o incluso negocietes, es una pr¨¢ctica habitual
Se llamaba Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez. Ese nombre tan prosaico retumbar¨¢ en las folcl¨®ricas cuevas del Drach a trav¨¦s de un meg¨¢fono cuando la Benem¨¦rita vaya buscando a este hombre para que cumpla con su sagrado deber. Consiste en partirle el cuello con una prensa a un individuo al que no conoce. Actividad tan ex¨®tica tiene un nombre entre surrealista y contundente: garrote vil. Pero ejercerla conviene: cobrar¨¢ adem¨¢s de un sueldo jugosas dietas y disfrutar¨¢ de un piso subvencionado por el Estado junto a su esposa, su hijo y su jubilado suegro. Pero no ha sido f¨¢cil conseguir ese competido trabajo como funcionario p¨²blico. El pragm¨¢tico suegro sabe que para lograr ese curro a perpetuidad su yerno necesita recomendaci¨®n. Un acad¨¦mico de la Lengua, hombre bien relacionado, conseguir¨¢ con su aval que Jos¨¦ Luis se haga con la plaza de verdugo.
El argumento anterior se le ocurri¨® a Azcona y a Berlanga y dio origen a una de las dos pel¨ªculas m¨¢s geniales en la historia del cine espa?ol. La otra es Pl¨¢cido y la firman los mismos autores. Y pienso caprichosamente en ella, porque me da la gana, en los incansables esfuerzos de Jos¨¦ Isbert para colocar a su yerno en un trabajito a perpetuidad al escuchar la asquerosa, pero tambi¨¦n hilarante noticia de que el Tribunal de Cuentas, ese prestigioso organismo estatal, tan trascendente y serio ¨¦l, est¨¢ formado en un 15% por familiares de los directivos y de los representantes sindicales.
Imagino que esa pr¨¢ctica tan humana de enchufar a los seres amados o con los que compartes gozoso o indeseado parentesco, o incluso negocietes, es una pr¨¢ctica habitual y universal desde los tiempos del paleol¨ªtico. No necesariamente en funci¨®n de sus m¨¦ritos, su inteligencia, su capacidad de trabajo, su honestidad, sino porque para esas cositas est¨¢ la familia, los colegas, los amiguetes, la devoluci¨®n de favores, el hoy por ti y ma?ana por m¨ª. Y nada que objetar si esto ocurre en la empresa privada (no es exacto, siempre es lamentable ver a un cretino, un baboso o un vago bien relacionado ocupando un puesto que no merece), pero que tambi¨¦n pueda ser algo normal y ancestral en la cosa p¨²blica escandaliza, da grima.
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