Fogerty inunda de rock pantanoso la sierra de Gredos
El que fuera l¨ªder de la Creedence Clearwater Revival encandila con su rock de ra¨ªces a los 12.00 asistentes al festival M¨²sicos en la Naturaleza en ?vila
Sin medias tintas, John Fogerty, quien fuera fundador y l¨ªder de la Creedence Clearwater Revival, inund¨® anoche de rock pantanoso la sierra de Gredos, como si el hechizo de un cham¨¢n se cumpliese y, entre los p¨¢ramos de la alta monta?a castellana, la magia del rhythm and blues m¨¢s irresistible cobrase vida en las almas de los m¨¢s de 12.000 asistentes que pusieron el cartel de no hay billetes en el festival de M¨²sicos en la Naturaleza, que se celebra en el peque?o pueblo de Hoyos del Espino, en ?vila.
La noche era cerrada, apenas se divisaba una sola estrella en el cielo oscuro y un ej¨¦rcito de grandes pinos, visibles a la luz de los focos, rodeaba al inmenso escenario, cuando Fogerty, con su peculiar camisa azul de cuadros, estilo le?ador, salt¨® a las tablas con la sonrisa puesta. Tra¨ªa un artificio en forma de canciones, que en sus manos, desde que debut¨® a finales de los sesenta, siempre han guardado el poder evocador del mejor rock`n`roll. En sus manos de artesano exquisito, la canci¨®n ha sido gloria bendita. Bastaron los primeros compases del concierto para comprobarlo cuando el cantante californiano despleg¨® su artiller¨ªa pesada: Travelin¡¯ band, Green river y Who?ll stop the rain? abrieron una actuaci¨®n sobresaliente, de principio a fin.
Fue un viaje tan espectacular por las esencias de la m¨²sica norteamericana que aquello transport¨® durante dos horas a los paisajes m¨¢s arrebatadores del rock de ra¨ªces estadounidense, aquellos donde se dan cita el blues, el rock¡¯n¡¯roll primigenio, el folk, el country o el soul, como si el oyente viajase a trav¨¦s de sensaciones por las mismas estepas que una vez ley¨® que transitaron Tom Sawyer, Huckleberry Finn o Colmillo Blanco, o que, sin leerlo ni saberlo, lo siente por su fuerza emocional, inspir¨¢ndole lugares de naturaleza salvaje, t¨®rridas tardes de verano y caminos secundarios.
Contaba Fogerty a este periodista en entrevista telef¨®nica que una parte de su cabeza siempre estuvo en el Sur, ese espacio geogr¨¢fico y espiritual norteamericano que se reconoce como ense?a de un pa¨ªs. Su blues machac¨®n, sus martillazos al bajo, sus telones swamp perfectos y, sobre todo, sus sugerentes riffs, propios de la m¨¢s noble tradici¨®n del blues-rock ¡ªd¨ªgase Muddy Waters o Bo Diddley¡ª que dan la estocada sentimental perfecta como s¨®lo logran los mejores esgrimistas, consiguen que el jolgorio musical se revuelva con euforia en la imaginaci¨®n del oyente. Consiguen que el primitivismo adquiera aires divinos.
Se volvi¨® a demostrar transcurrida la media hora de concierto. Fogerty y su banda se lanzaron con Susie Q, que fuera en 1968 el primer single de la Creedence Clearwater Revival. Son¨® contundente, fiera, con sus punteos concisos y cortantes en la medianoche. De alguna forma, Susie Q siempre ha sido representativa de Fogerty y su causa musical. Cuando San Francisco, California y el mundo del rock estaban rendidos a la psicodelia, la experimentaci¨®n sonora, las drogas y el verano del amor, la Creedence Clearwater Revival se present¨® al mundo con esta versi¨®n del m¨²sico folk-rock Dale Hawkins. Era su forma de decir que hab¨ªa otra ruta, que buscaba lo vibrante y lo real a trav¨¦s de la m¨²sica tradicional del sur estadounidense, que encontraba todo su imaginario fant¨¢stico en las mismas esquinas en las que toc¨® Robert Johnson o en los mismos pueblos en los que se detuvo Stephen Foster.
Midnight special, Have you ever seen the rain? o Bad moon rising fueron anoche las mejores notas de reivindicaci¨®n de esta propuesta sonora, que, a diferencia de su anterior visita a Espa?a en el a?o 2009, la primera que hizo en 40 a?os de carrera, se recre¨® m¨¢s en la instrumentaci¨®n, colindando en temas como Looking out my backdoor con pasajes heavys, en el punto de sus amigos y queridos AC/DC. Fue la pieza menos conseguida de la actuaci¨®n. Pero no rebaj¨® el ¨¦xtasis. El p¨²blico termin¨® por enloquecer con los bises: Rockin¡¯ all over the world y Proud Mary. Palmas por miles, la gente bailando en lo alto de la monta?a, en plena madrugada y naturaleza viva, y John Fogerty, como si por ¨¦l nunca hubiese pasado el tiempo, el hombre que dijo una vez que las canciones a veces son lugares que no existen pero que est¨¢n en alg¨²n lugar, como los sentimientos, punteando su guitarra el¨¦ctrica, como si fuese el motor de un barco cruzando el Mississippi y los dem¨¢s con ¨¦l. Los dem¨¢s, fabulando.
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