Peligroso tercer encierro de los toros de Victoriano del R¨ªo
Dos heridos por asta de toro, tres por traumatismos, en una carrera de 3 minutos y 30 segundos
Dos heridos por asta de toro, uno en el t¨®rax y el otro en la pierna derecha ¡ªeste, un ciudadano estadounidense de Chicago, de 32 a?os¡ª, ambos en la zona de Telef¨®nica, y tres lesionados por traumatismos, uno en el cr¨¢neo, otro en el brazo derecho y un tercero en la pierna derecha, es el balance provisional del tercer encierro sanferminero, protagonizado por los toros de Victoriano del R¨ªo, con fama de veloces y bienintencionados, y que han sorprendidos a todos por su peligrosidad.
Ser¨¢, sin duda, que las estad¨ªsticas tienden a olvidar la imprevisibilidad del toro bravo, con el que no es bueno tomar excesiva confianza; si as¨ª se hace, ocurre lo que ocurre y los hermanos de aquellos que anta?o pasaron por el encierro en un pis pas hacen honor a su sangre, atropellan, acometen, se quedan rezagados algunos y cornean con sa?a, como corresponde, y no sueltan a su presa aunque un valiente mozo les tire del rabo.
El momento de mayor tensi¨®n se vivi¨® en la zona de Telef¨®nica, donde hizo de su capa un sayo el ¨²ltimo de la fila
El momento de mayor tensi¨®n se vivi¨® en la zona de Telef¨®nica, donde hizo de su capa un sayo el ¨²ltimo de la fila, que hab¨ªa perdido a sus hermanos y se defendi¨® como solo sabe hacerlo un toro bravo. Mientras buscaba el camino de salida y los pastores trataban de facilitarle la labor, atropell¨® por la espalda a una chica que estaba ca¨ªda y lleg¨® a poner el pit¨®n derecho en el mismo cuello de la joven rubia, que sali¨® por su propio pie del improvisado ring y ahora deber¨¢ acudir de rodillas a F¨¢tima para agradecer el milagro. No tuvo tanta suerte un var¨®n mayor de 25 a?os, vestido con una camiseta roja, a quien el toro hizo suyo, lo corne¨® una y otra vez y, al parecer, acert¨® en el t¨®rax.
Este fue el sexto toro en pisar el ruedo pamplonica y el que hizo que quedara en el olvido el r¨¦cord de velocidad de a?os anteriores con estos mismos toros: de los dos minutos y catorce segundos de 2013 a los tres minutos y treinta segundos de este; es el tiempo que el se?or toro se dedic¨® a cornear.
Todo hab¨ªa comenzado, no obstante, con buenas predicciones: si los toros de Victoriano son muy r¨¢pidos y no cornean¡ Y los mozos se las promet¨ªan felices. Ya, ya¡
El autor de 'C¨®mo sobrevivir a los toros en Pamplona', corneado
El escritor estadounidense Bill Hillman, coautor del libro C¨®mo sobrevivir a los toros en Pamplona, es uno de los corredores que ha resultado corneado en el tercer encierro de los sanfermines, protagonizado hoy por astados de Victoriano del R¨ªo.
Hillman, de 32 a?os, ha sido corneado en el tramo de Telef¨®nica, donde se han vivido los momentos de mayor tensi¨®n y peligro de la carrera, al quedar suelto un toro, que ha arremetido contra los corredores y se ha girado en repetidas ocasiones sobre sus pasos.
El corredor, natural de Chicago, presenta dos cornadas en el muslo derecho y permanece ingresado en el Servicio de Traumatolog¨ªa del Complejo Hospitalario de Navarra, con pron¨®stico "menos grave".
Hillman es un corredor experimentado, con una d¨¦cada de encierros a sus espaldas, seg¨²n recoge el portal sanfermin.com.
Su vinculaci¨®n con los sanfermines y con Pamplona se refleja en el libro How to survive the bulls of Pamplona ("C¨®mo sobrevivir a los toros de Pamplona"), que, seg¨²n la citada fuente, ha publicado recientemente junto a John Hemingway, Joe Distler y Alexander Fiske-Harrison.
Nada m¨¢s enfilar la cuesta de Santo Domingo, uno de los toros tom¨® la cabeza de la carrera, seguido a escasa distancia por uno de sus hermanos, y ambos imprimieron una loca velocidad en los primeros metros, mientras algunos valientes trataban de encontrar cobijo imposible entre las duras paredes. As¨ª lleg¨® la manada hasta la curva de Mercaderes, donde, como suele ser ya habitual, no hubo ca¨ªdas, y los dos toros de cabeza continuaron su camino en solitario.
Ah¨ª, sin embargo, comenzaron los problemas; primero, porque surgieron corredores por generaci¨®n espont¨¢nea y lo que hab¨ªa sido hasta el momento una carrera c¨®moda se convirti¨® en una multitud infranqueable que imped¨ªa el paso de los de la capa negra, que arrollaron todo lo que encontraron a su paso; y segundo, porque un hermano casta?o sorteaba como pod¨ªa a sus molestos acompa?antes y trataba de ganar la cabeza de carrera entre ca¨ªdas, empujones y sustos de variada intensidad entre quienes trataban de sortear embestidas sorpresivas.
Despu¨¦s, lleg¨® la placidez del vallado de Telef¨®nica, la entrada de los primeros toros a la plaza y lo que parec¨ªa el final de un encierro r¨¢pido y sin mayores consecuencias. Pero, no; por un lado, uno de los toros arroll¨® con estr¨¦pito a la entrada en el ruedo a un mozo ca¨ªdo que, inoportunamente, intent¨® levantarse y una pezu?a lo devolvi¨® a la arena con gran dolor, se supone, y, despu¨¦s, porque quedaba el rezagado de Telef¨®nica.
Ese se cans¨® de pasar miedo, solo ante el peligro, rodeado de pastores con varas amenazantes y gente colorida que lo atosiga, y reparti¨® estopa, que es lo que un toro sabe hacer en situaciones en las que se siente acorralado. Instantes despu¨¦s, los servicios sanitarios, la estabilizaci¨®n de los heridos y el fin de las fiestas para los cinco heridos en este encierro.
Ojal¨¢ sean los ¨²nicos, y esta tarde esos veloces y peligrosos toros de Victoriano del R¨ªo propicien el triunfo de sus lidiadores: Juan Jos¨¦ Padilla, que estuvo en el encierro y recogi¨® el cari?o de los mozos ¡ªeste torero es un aut¨¦ntico ¨ªdolo en Pamplona¡ª, Iv¨¢n Fandi?o y Juan del ?lamo.
Babelia
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