Precioso encierro de Jandilla sin heridos por asta de toro
Hay seis lesionados por traumatismos debido a las ca¨ªdas en las carreras y aglomeraciones
Ven¨ªan precedidos los toros de Jandilla de fama tan peligrosa que el encierro de hoy jueves ha sido toda una grata sorpresa. El primer balance sanitario informa de que no hay heridos por asta de toro y que son seis los lesionados por diversos traumatismos ¡ªdos en el cr¨¢neo y cuatro en diferentes partes del cuerpo¡ª fruto de las ca¨ªdas que se producen en las carreras y aglomeraciones.
Pero los protagonistas, estos toros gaditanos que han dejado 27 corneados y 81 traumatismos en sus catorce encierros anteriores, se han comportado como corderitos asustados, y han permitido un encierro cargado de emoci¨®n, pues el miedo natural de los corredores no ha impedido preciosas carreras en todos los tramos, lo que no es habitual en esta fiesta.
A pesar de la peligrosa hoja de servicios de los toros y la dificultad evidente de la Cuesta de Santo Domingo, donde se han vivido muchos momentos de tensi¨®n en d¨ªas anteriores, esta zona sigue siendo recodo permanente de numerosos mozos que desaf¨ªan a la suerte mientras atisban en la lejan¨ªa, primero, y encima de s¨ª mismos instantes despu¨¦s, lo que parece la camada entera de un ej¨¦rcito bien armado de astifinos pitones a modo de guada?as.
En esta ocasi¨®n, los toros dejaron que los mansos abrieran camino a la salida de los corrales, pero en cuanto avistaron a la multitud, hasta tres de capa negra tomaron la cabeza para husmear el ambiente: y a fe que los husmearon, miraron, amagaron, asustaron y barrieron a quienes apretaban su fisonom¨ªa contra la pared, pero, milagrosamente, no empitonaron a ninguno de los valientes blanquirrojos. Eso se llama una ganader¨ªa perdonavidas, o un deseo torista de limpiar su cartilla reservada en la que figura una larga lista de damnificados.
Los toros dejaron que los mansos abrieran camino a la salida de los corrales
As¨ª, agrupados y a galope tendido, llegaron al final de la calle Mercaderes, y como desconoc¨ªan que all¨ª hay una curva pronunciada, se dieron el primer tortazo serio de estos Sanfermines. Claro que el que no sabe es como el que no ve¡ Se rehicieron pronto los toros de tama?o desliz, y en grupo enfilaron la calle Estafeta, donde, como cada ma?ana, les esperaban cientos de corredores a la espera de vivir en sus carnes la experiencia de sus vidas (no se olvide que la mitad de los participantes se estrena cada d¨ªa en la carrera) y vivir para contarlo, que es lo m¨¢s importante.
Hubo atropellos y ca¨ªdas inevitables, pues harto dif¨ªcil debe ser no perder de vista al toro, que viene por detr¨¢s, ni a los compa?eros, que van por delante, y mantener la verticalidad a una velocidad considerable. Pocos caen para los apuros que pasa una mayor¨ªa de valientes que comprueban c¨®mo no les llega la camisa al cuerpo cuando sienten al toro en la nuca, aunque a¨²n est¨¦ lejos, y el camino es un peque?o mont¨®n que te parece una monta?a.
A pesar de todo, Estafeta qued¨® atr¨¢s sin graves contratiempos, pero a punto estuvo de fastidiarse todo a la puerta misma del callej¨®n de la plaza, donde cayeron varios corredores en el momento mismo en que entraban los toros, aunque no hubo que lamentar m¨¢s que los golpes y los sustos propios del caso.
Llegaron cinco toros al ruedo agrupados y felices por haber superado con ¨¦xito una prueba tan arriesgada para quienes est¨¢n acostumbrados a la paz del campo. Tard¨® en aparecer el sexto, y lo hizo con bien, pues no dej¨® atr¨¢s nada que hubiera que lamentar.
A la puerta del callej¨®n de la plaza cayeron varios corredores en el momento en que entraban los toros
Al final, afortunadamente, no hubo cornadas. Se rompi¨® la racha. Traumatismos, s¨ª, pero parece inevitable que sucedan con tanto valiente callejero.
Los toros de Jandilla descansan ya en los corrales de la plaza. Esta tarde les espera su examen m¨¢s dif¨ªcil. Volver¨¢n a salir al ruedo para enfrentarse a unos h¨¦roes vestidos de luces: Sebasti¨¢n Castella, Miguel ?ngel Perera e Iv¨¢n Fandi?o. Esa ser¨¢ su verdadera prueba de fuego.
Babelia
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