Un ¡®miura¡¯ rezagado provoca el p¨¢nico y dos heridos
El ¨²ltimo encierro de Sanfermines se convierte en el m¨¢s largo y uno de los m¨¢s peligrosos
Los temidos y legendarios toros de Miura han cerrado con sangre los encierros de San Ferm¨ªn. Su recorrido ma?anero se ha saldado con dos heridos por asta de toro, ambos en la pierna derecha, y cinco lesionados por traumatismos en distintas zonas del cuerpo.
Tienen una buena fama de noble comportamiento cuando corren en manada, pero las reacciones de los ¡ämiuras¡ä son tan previsibles como peligrosas cuando alguno de ellos queda suelto en las calles. Esta ma?ana, un toro de capa salinero ha ca¨ªdo de manera estrepitosa a la salida de la curva de Mercaderes, y mientras sus hermanos enfilaban a toda velocidad la calle Estafeta, el rezagado se levant¨® con malos humos, gir¨® hacia su derecha y embisti¨® a un grupo de mozos que resbalaban en su huida a causa del p¨¢nico. El animal detuvo su mirada en uno de ellos, fue a por ¨¦l y lo zarande¨® y corne¨® a placer mientras romp¨ªa las maderas del vallado, y el joven trataba de sortear las cornadas. Lo consigui¨® no sin gran esfuerzo, recuper¨® la verticalidad y huy¨® hacia atr¨¢s de los terrenos del toro. Pero el animal, encelado con su presa, lo persigui¨® por la calle Mercaderes y consigui¨® alcanzarlo de nuevo cuando el muchacho trataba de escabullirse entre las tablas del vallado. La ayuda desesperada de otros mozos no pudo impedir que las im¨¢genes de televisi¨®n mostraran una enorme herida abierta en el muslo derecho del mozo.
No acab¨® aqu¨ª el sangriento encierro del toro salinero. Encaminado ya por Estafeta, fij¨® su mirada en otro mozo que lo esperaba encaramado a un balc¨®n, y supo de la violencia de los pitones de un toro solitario y con malas pulgas. Los expertos pastones rodearon al animal, pero no les fue nada f¨¢cil conseguir que encaminara sus pasos hacia la plaza. Hizo varios amagos, volvi¨® sobre sus pasos una y otra vez, haciendo caso omiso a los pastores e inseguro sobre el piso de la calle, y as¨ª pasaron los minutos hasta que, por fin, llegaron los cabestros escoba, se peg¨® a ellos y, as¨ª, en grupo, alcanz¨® el ruedo de la plaza.
Para entonces, el reloj marcaba ya los cuatro minutos y cincuenta y siete segundos; largo y tenso el recorrido del ¨²ltimo toro, sobre todo si se tiene en cuenta que cuando los primeros cuatro toros pisaron la arena del redondel no se hab¨ªan cumplido los dos minutos. Pero mientras ellos entraban a los corrales, su hermano retrasado se las hac¨ªa pasar canutas a un mozo que no olvidar¨¢ el ¨²ltimo d¨ªa de San Ferm¨ªn.
Como suele ocurrir con estos toros, todo hab¨ªa comenzado con rapidez y nobleza. El paso por la peligrosa Cuesta de Santo Domingo se sald¨® con velocidad y sin incidentes con los toros y los cabestros disput¨¢ndose la cabeza de la carrera. As¨ª llegaron a la plaza del Ayuntamiento, donde varios mozos resultaron atropellados sin mayores consecuencias.
La curva de Mercaderes la sald¨® con bien el grueso del grupo, a excepci¨®n de ese toro salinero que se dio de bruces contra la pared contigua a los grandes tablones que taponan la calle, y ah¨ª comenz¨® la parte peligrosa del encierro.
Mientras ese toro hac¨ªa de las suyas con el mozo que se las promet¨ªa felices en la parte derecha, bien colocado y lejos de la manada, el resto de la corrida corr¨ªa hermanada por Estafeta, rauda, como si conociera el camino, pegados unos con otros los cuatro primeros toros, absortos en su carrera y zaf¨¢ndose como pod¨ªan de las provocaciones de la multitud de mozos que iban en aumento a medida que se acercaba la zona de Telef¨®nica.
Llegaron en paz al ruedo, y en los corrales esperaron noticias del ¨²ltimo toro, el que se dio el tortazo morrocotudo contra el suelo y la pared y pag¨® su tremendo enfado con un mozo que se cre¨ªa al resguardo de todo peligro.
Acabaron de este modo los encierros del a?o 2014. Y esta tarde echar¨¢n el cierre las corridas. Antes, toros de Miura ser¨¢n lidiados por una terna de matadores compuesta por Javier Casta?o, Luis Bol¨ªvar y Esa¨² Fern¨¢ndez.
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