La cultura como coartada
Los parques tem¨¢ticos, una manera de hundir Espa?a por parte de los que la gestionan
De todos los desmanes de la burbuja inmobiliaria, el de los parques tem¨¢ticos es el m¨¢s sangriento. Primero, porque los responsables pol¨ªticos quedaron retratados no solo como p¨¦simos gestores, sino tambi¨¦n como ignorantes supinos haciendo uso de la cultura como coartada para el pelotazo urban¨ªstico. Segundo, porque proyectos fracasados como Reino de Don Quijote o Eurovegas vend¨ªan como urbanismo la acumulaci¨®n de (m¨¢s) viviendas, hoteles y casinos en terrenos expropiados se supone que por razones de inter¨¦s social. Finalmente, porque dieron p¨¢bulo a que personajes investigados por blanqueo de dinero exigieran trato de favor a la Administraci¨®n p¨²blica, poniendo en jaque el Estado de derecho.
El arquitecto Fernando Abad ve en la carencia de un modelo de ordenaci¨®n del territorio la causa principal de que nuestros gobernantes modifiquen todo tipo de leyes ¡°ante cualquier canto de sirena¡± sin generar debate p¨²blico. En De Eurodisney a Eurovegas explica la geograf¨ªa de la especulaci¨®n trazando la historia de los parques de atracciones, desde los juglares en las ferias medievales, hasta sus primeros emplazamientos a mediados del XIX. De los jardines de T¨ªvoli (1843) en Copenhague al Rancho Las Vegas (1941), los parques perdieron la inocencia. Las monta?as rusas se cambiaron por casinos en los que invirti¨®, fundamentalmente, el crimen organizado. Rodeados de desierto, ruletas, jacuzzis y champ¨¢n, actuaron Frank Sinatra o Elvis Presley.
Disneylandia foment¨® el aislamiento para divertirse, pero no excluy¨® a los ni?os. Al parque de 1955 en Los ?ngeles, le siguieron los de Orlando, Tokio o Par¨ªs repitiendo la misma idea: un mundo en miniatura que con su proliferaci¨®n planetaria amenaza la diversidad de ese mundo que emula. Seg¨²n Abad, Port Aventura fue ¡°la respuesta de la Generalitat al menosprecio de Disney¡±, y, tras una inversi¨®n de La Caixa de 315 millones de euros y continuas reformas, ¡°es el ¨²nico parque que salva sus cuentas¡±. Del resto lo dicen todo el procesamiento de la c¨²pula directiva inicial de Terra M¨ªtica, o el rescate a las entidades que invirtieron en ellos, como la CAM. Abad centra su cr¨®nica, fluida y exhaustiva, en tres proyectos que llegaron a aprobarse pero no a construirse. Del Reino Don Quijote, en Ciudad Real, basta decir que part¨ªa de una ciudad medieval para una novela de 1605 y que termin¨® asumiendo escenograf¨ªas romanas con el nombre del personaje cervantino. La Junta de Castilla-La Mancha aprob¨® su viabilidad (2005) aunque su consumo de agua amenazara las Tablas de Daimiel, como denunci¨® Ecologistas en Acci¨®n. Quebr¨® tras una inversi¨®n de 43,7 millones.
Los gobernantes modifican
Pocos antes de que Zaragoza se erigiera en capital del agua en 2008, se anunci¨® Gran Escala en el desierto de los Monegros. Con varios parques tem¨¢ticos, discotecas, plaza de toros, hip¨®dromo, 10 casinos y campos de golf, quer¨ªa ser el mayor centro de ocio europeo. Requer¨ªa 250 millones en infraestructuras previas (como una estaci¨®n de AVE) para convertirse en una ¡°ciudad privada sin alcalde, ni concejales, con sus propias normas urban¨ªsticas y ordenamiento jur¨ªdico¡±. La crisis lo puso en crisis. Esta forma de actuar -¡°sin ning¨²n control democr¨¢tico, como en la Edad Media¡±- culmin¨® en Eurovegas, para el que se cambiaron 30 leyes: de condiciones de trabajo al libre acceso de clientes legalmente incapacitados. Merece la pena conocer el desarrollo de esa isla legal y fiscal, porque aquella bajada de pantalones abri¨® las puertas a que CiU y PSC pactaran una reducci¨®n de impuestos dr¨¢stica para los futuros casinos de Barcelona World, en Tarragona. El libro es impagable: el lector conocer¨¢ los casos o partes de ellos, pero desarrollados en un centenar de p¨¢ginas se revelan como la v¨ªa directa para hundir Espa?a perpetrada por quienes cobran por gestionarla.
De Eurodisney a Eurovegas. Fernando Abad Vicente. Los Libros de la Catarata. Madrid, 2014. 109 p¨¢ginas. 13 euros.
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