Gente ser¨¢, mas gente empoderada
Podemos logra dar cauce a la indignaci¨®n e infundir la ilusi¨®n esencial en un proceso de cambio Dos libros descubren algunas de las claves de este grupo liderado por Pablo Iglesias
En su Curso urgente de pol¨ªtica, Juan Carlos Monedero se detiene ante uno de los desastres de Goya y en una pirueta audaz traslada su mirada a todas las esquinas del planeta para dibujar, con gesto de pantocr¨¢tor a punto de dictar el juicio final, sentados a la derecha, a los globalizadores, [¡]los flexibilizadores, los desreguladores, los comerciantes de agua, los vendedores de armas, los turistas sexuales, las empresas transnacionales, los chantajistas de la deuda. Y a la izquierda, los globalizados, los que reclaman su identidad, los hambrientos reducidos a piratas o terroristas, los que pasan sed, los desplazados, los desahuciados¡ la gente decente.
La gente, tal es el nombre del nuevo sujeto pol¨ªtico que llena con su presencia dos conversaciones mantenidas por Jacobo Rivero con Pablo Iglesias. Aunque, bien mirado, esto no es conversar, esto es plantear una serie de preguntas bien ordenadas para que el l¨ªder de Podemos se explaye a gusto, sin jam¨¢s ser repreguntado, sin que su entrevistador le ponga nunca en dificultades ni insin¨²e la m¨¢s m¨ªnima objeci¨®n a sus relatos. Y si las preguntas est¨¢n preparadas con esmero, y con un excelente aparato de citas y referencias, las respuestas dan la impresi¨®n de haber sido revisadas antes de darlas a la imprenta. Estamos, pues, ante el aut¨¦ntico pensamiento del primer responsable del fen¨®meno pol¨ªtico m¨¢s resonante de los ¨²ltimos a?os: Podemos.
¡°Podemos es la gente, no soy solo yo¡±, admite su l¨ªder, un yo que ha captado como nadie la ventana de oportunidad abierta por la gente al salir a la calle y encontrarse en las plazas. La Puerta del Sol de Madrid, espacio de poder que durante el siglo XIX y hasta 1931 presenci¨® tantas veces al pueblo en revoluci¨®n, fue en esta ocasi¨®n lugar de acampada de la gente que se identificaba no tanto por lo que pretend¨ªa, como por aquello contra lo que se sent¨ªa indignada. Un sentimiento suficiente para construir un nuevo sujeto colectivo capaz de alzarse como un ¡°nosotros¡± al tiempo que manifiesta su indignaci¨®n contra ¡°ellos¡±. No nos representan, dicho desde una plaza llena de gente acampada se?ala una presencia y marca una ausencia, la de alguien a quien con su voto eligieron pero que ya, ahora, nada representa.
El primer acierto de Podemos fue dar nombre a ellos: la casta. Si, mientras estuvo acampada, la gente no supo m¨¢s que mostrar su indignaci¨®n, una vez nombrado el sujeto que les hab¨ªa impulsado a salir a la calle, solo faltaba que un grupo de lo que Iglesias llama buenos comunicadores, expertos en el uso de la Red, bien dotados para la ¡°presencia medi¨¢tica¡±, construyera una visi¨®n del mundo en la que la gente, convertida en comunidad, pudiera sacar la consecuencia de que si ellos est¨¢n en el poder es s¨®lo porque nosotros los pusimos, y que ahora, que ya no nos representan, podemos echarlos, por mangantes, por corruptos, por vividores, porque al traicionar el mandato de representaci¨®n se han convertido en escoria. Dar cauce a la indignaci¨®n transform¨¢ndola en ¡°empoderamiento¡± tras infundir en los reunidos la ilusi¨®n, ¡°ingrediente imprescindible¡± en un proceso de cambio pol¨ªtico, eso es Podemos.
De ah¨ª la cuidadosa reconstrucci¨®n del mundo como una serie de dicotom¨ªas: gente contra casta se reduplica en nueva pol¨ªtica contra viejos pol¨ªticos, sentido com¨²n contra ideolog¨ªa, espacios de decisi¨®n frente a l¨®gica de partidos, pa¨ªs real frente a pa¨ªs de ¨¦lites, democracia contra oligarqu¨ªa, mayor¨ªa social contra minor¨ªa de privilegiados. Hasta aqu¨ª, puede sonar a ya visto, sobre todo en Espa?a, donde hace nada menos que un siglo, en marzo de 1914, un joven de treinta a?os llamado Jos¨¦ Ortega convoc¨® a la gente nueva con el encomiable prop¨®sito de acabar con la vieja pol¨ªtica. Los discursos no son tan diferentes como las personalidades de sus emisores har¨ªa sospechar: tambi¨¦n una Espa?a oficial y un r¨¦gimen corrupto, tambi¨¦n unos partidos ¡ªdos¡ª que no les representaban, tambi¨¦n una llamada a la acci¨®n: si se superpone la conferencia pronunciada por Ortega en el teatro de la Comedia con el texto de esta conversaci¨®n de Iglesias producido cien a?os despu¨¦s, sorprender¨¢ hasta qu¨¦ punto los relatos se confunden y los marcos de interpretaci¨®n de la realidad se repiten.
Con una diferencia: los l¨ªderes de Podemos, como Iglesias se encarga de recalcar, son pol¨ªticos, no intelectuales. Por supuesto, han le¨ªdo lo suficiente como para destilar una serie de ideas (que suenan livianas, a mero ejercicio literario en Monedero: la patria es como el barco que nos lleva desde la eternidad pasada a la eternidad futura, escribe) con el evidente prop¨®sito de trasmitirlas a la gente en todos los medios de comunicaci¨®n posibles: la lucha por la hegemon¨ªa, de Gramsci; la raz¨®n y la m¨ªstica del populismo, de Laclau; algo de Lenin y mucho de Carl Schmitt, por quien sienten ambos un gran respeto no exento de fascinaci¨®n. Pero todo esto es puramente instrumental. Lo que importa, lo que les diferencia radicalmente del Ortega de Vieja y nueva pol¨ªtica es que, adem¨¢s de denunciar al poder, trabajan por alcanzarlo y cuentan con la experiencia de haber servido como asesores a l¨ªderes poderosos sostenidos en movimientos populistas. Tal vez por eso, los correlatos negativos del voto y del capitalismo brillan por su ausencia. Del voto, porque no ven otra forma de llegar al poder; del capitalismo, porque el socialismo realmente existente, o sea el comunismo en la URSS, ¡°no era bonito¡± o, peor a¨²n, ¡°era muy feo¡± y, m¨¢s todav¨ªa, ¡°era horrible¡±, como dice Iglesias en un alarde de elaboraci¨®n te¨®rica al servicio de la pr¨¢ctica.
No, Podemos no es una nueva izquierda anticapitalista, ni propone una nueva versi¨®n incontaminada de socialismo o comunismo. Nada de eso. El programa de Iglesias consiste en empoderar a la gente. Lo que quiera decir con este gran designio en t¨¦rminos de organizaci¨®n y estrategia no queda claro ni el entrevistador hace nada por aclararlo. Como Iglesias repite una y otra vez: cada cosa a su tiempo, y ahora, organizaci¨®n, estrategia y metas finales no toca. Ahora lo que toca es multiplicar espacios de debate y decisi¨®n, ¡°espacios de empoderamiento¡±, los c¨ªrculos, que, de momento, ya han mostrado su poder enviando cinco diputados al Parlamento Europeo y votando la lista cerrada y bloqueada presentada, para preparar su primera asamblea, por sus ¡°atractores sociales¡±, esos l¨ªderes amables ¡°que gozan de mucho reconocimiento y que son capaces de lograr que cada cual baje su bandera para que se vea la bandera compartida¡±, como escribe Monedero, tan literato siempre. Luego, cuando la gente se sienta ya empoderada y comparta una sola bandera, ser¨¢ el momento de lanzar un proceso constituyente que arramble con la vieja pol¨ªtica, sus instituciones y sus actores. Para poner ?qu¨¦? Ah, eso, ahora, no toca.
A quien ya haya visto muchas banderas arriadas ante la ¨²nica bandera compartida, al terminar este curso y al finalizar esta conversaci¨®n, lo primero que se le ocurre es que nunca han perdurado los s¨®viets sin vanguardias ni los pueblos sin caudillos. Es cierto que gente no es clase obrera ni pueblo. Gente es otra cosa; es un nuevo sujeto colectivo, al que, si mantiene el esp¨ªritu de comunidad ilusionada y se empodera, pertenece el futuro. ¡°El ma?ana es nuestro¡±, concluy¨® Iglesias en su primera soflama en el Parlamento Europeo. Y no es posible, al o¨ªrlo, que no venga a la memoria el recuerdo de aquel hermoso muchacho alem¨¢n, de pie sobre una mesa, cantando transido de emoci¨®n Tomorrow belongs to me.
Curso urgente de pol¨ªtica para gente decente. Juan Carlos Monedero. Seix Barral. Barcelona, 2013. 243 p¨¢ginas. 15 euros (electr¨®nico: 9,99 euros.
Conversaci¨®n con Pablo Iglesias. Jacobo Rivero. Ep¨ªlogo de Pablo Iglesias. Ediciones Turpial. Madrid, 2014. 151 p¨¢ginas. 13,89 euros.
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