El cine se larga de Cinecitt¨¤
El 60% de los ingresos de los estudios romanos que enamoraron a Fellini hoy en d¨ªa procede de las televisiones
La estatua de Cabiria, arena y cactus de las pel¨ªculas del oeste de Sergio Leone, un inmenso elefante al m¨¢s puro estilo de Bollywood, la Nueva York de los a?os veinte y las cloacas romanas. Cart¨®n piedra, resina, fuentes y lagos, monta?as rusas. El pasado jueves abri¨® a las puertas de Roma Cinecitt¨¤ World, el primer parque de diversi¨®n en Italia dedicado al cine. 25 hect¨¢reas con atracciones, teatros, restaurantes y mucha vegetaci¨®n. En las intenciones de los due?os, el Italian Entertainment Group (IEG), el recinto debe servir tambi¨¦n a insuflar algo de vida a los m¨ªticos pero agonizantes estudios que la sociedad controla en la v¨ªa Tuscolana, 25 kil¨®metros m¨¢s al norte.
"Nuestro parque no es un lugar de diversi¨®n impuesta, es un remanso donde cada uno construye su sue?o", comenta Emmanuel Gout, presidente y consejero delegado de Cinecitt¨¤ World. "Es la declinaci¨®n de la excelencia y de la maestr¨ªa italiana en todas sus formas", argumenta mientras se?ala uno por uno los detalles que tras tres a?os de obras secret¨ªsimas han llevado a la apertura: "?Ve? Aqu¨ª en el pueblo Western resuena la m¨²sica de Morricone, hay balas y marcas de hierros de caballos en el suelo, la vegetaci¨®n son cactus y se comen hamburguesas". Cada ¨¢rea se caracteriza como si estuviera hospedando el rodaje de una pel¨ªcula. Pasan actores caracterizados, falsos directores y los visitantes pueden participar. "Puedes decidir ser figurante en un remake de Los intocables o Gangs of New York, depende de tus recuerdos y cari?os cinematogr¨¢ficos. O puedes subirte a las monta?as rusas que se tuercen simulando un viaje al infierno de Dante o una incursi¨®n en el espacio", se entusiasma Gout. Y los ni?os pueden perderse en el Sognalabio, una zona donde inventan su propia historia: "Quer¨ªamos fabricar ¡ªresume el presidente italofranc¨¦s¡ª un homenaje al cine que es el arte de crear mundos paralelos, de poner en escena y hacer concretos, aunque de forma ef¨ªmera, los sue?os".
"Me divert¨ª much¨ªsimo proyectando este parque", exclama Dante Ferretti, escen¨®grafo italiano. No dud¨® en aceptar la propuesta de los accionistas de IEG, entre otros el empresario Luigi Abete, el due?o de Tod's Diego Della Valle, y la familia de productores De Laurentiis. Ahora, con 71 a?os, m¨¢s de 50 pel¨ªculas en su curr¨ªculo ¡ªla m¨¢s reciente es Silence, lo nuevo de Scorsese¡ª y tres estatuillas del Oscar en las estanter¨ªas de casa, parece un ni?o con zapatos nuevos. "Entiendo mi trabajo como un servicio a la magia del s¨¦ptimo arte. Me enamor¨¦ de la gran pantalla con 13 a?os. En mi pueblo cerca de Roma no hab¨ªa nada salvo un cine. Le robaba 30 liras a mi padre y le contaba que iba a estudiar donde un amigo. En realidad, me encerraba en la sala, a oscuras, fascinado por las escenograf¨ªas que me atra¨ªan en un mundo otro, lejano, donde todo pod¨ªa pasar. Con mi labor intento regalar el mismo efecto. El parque lo logra".
El objetivo del Italian Entertainment Group, que invirti¨® 250 millones, es alcanzar un mill¨®n y medio de visitantes en 2015 y un facturado de 55 millones. "El parque se desarrolla mucho tambi¨¦n en espacios cubiertos, as¨ª que abrimos todo el invierno y si llueve no pasa nada", dice Gout. El billete cuesta 29 euros, 23 para los menores de 10 a?os, aunque 2 adultos y dos ni?os pagan 95. Desde el centro de Roma hay lanzaderas que acompa?an a los aficionados de cine o de monta?as rusas.
Aquellos grandes rodajes
Inaugurado por Benito Mussolini el 28 de abril de 1937 para que Italia ¡ªo el r¨¦gimen fascista, que entonces era casi lo mismo¡ª tuviese un lugar para aumentar la producci¨®n cinematogr¨¢fica, durante la Segunda Guerra Mundial el estudio fue destrozado por los bombardeos aliados. Al finalizar el conflicto se convirti¨® durante dos a?os en campo para desplazados hasta que, reconstruido, volvi¨® a su uso original.
En los cincuenta y sesenta alberg¨® las grandes superproducciones estadounidenses: Quo vadis? (1951), Helena de Troya (1956), Ben-Hur (1959), El tormento y el ¨¦xtasis (1965)... A su vez, los grandes directores italianos tambi¨¦n la usaban como plat¨®: el que m¨¢s la disfrut¨® fue Federico Fellini en t¨ªtulos como La dolce vita (1960), Satyricon (1969) o Casanova (1976). Tambi¨¦n Franco Zeffirelli film¨® all¨ª Romeo y Julieta (1968) o La traviata (1982).
Los grandes cineastas estadounidenses han seguido filmando all¨ª: Francis Ford Coppola rod¨® El padrino III (1990), Martin Scorsese reconstruy¨® el Nueva York de Gangs of New York (2002) y Wes Anderson buce¨® su Life aquatic (2004). No todo es glamur: en Cinecitt¨¤ est¨¢ la casa de Grande fratello, la versi¨®n italiana de Gran hermano.
Veinticinco kil¨®metros m¨¢s al norte y m¨¢s en el interior, en otra periferia que roza la ciudad eterna, surgen los hist¨®ricos establecimientos de Cinecitt¨¤. Cuarenta minutos de carreteras, cruces y atascos, hasta la v¨ªa Tuscolana, que desde el flamante resplandor del Parque parecen un viaje en el tiempo. Un viaje atr¨¢s en el tiempo.
Cinecitt¨¤ huele a quemado. Tanto que uno de los ni?os que visitan los estudios se lo hace notar a gritos a sus compa?eros: ¡°Mirad, ?est¨¢ ardiendo eso!¡±. En realidad, el incendio se ha producido fuera del conjunto, por mucho que el olor penetre en sus jardines. Pero la duda es leg¨ªtima ya que en los ¨²ltimos a?os los teatros han sufrido varios ataques de las llamas. Y, aunque el incendio real hoy est¨¦ fuera, hay otro, quiz¨¢s m¨¢s da?ino, que est¨¢ quemando Cinecitt¨¤ por dentro: alarmas sobre su desaparici¨®n y ataques entre la direcci¨®n y los empleados arden en el coraz¨®n de una de las mayores casas de producci¨®n de cine de Europa.
De hecho, hace tiempo que Cinecitt¨¤ dej¨® de fabricar sue?os. Hoy en d¨ªa el 60% de su facturaci¨®n procede de las televisiones. Y de las 60 pel¨ªculas al a?o que se rodaban en los teatros romanos poco despu¨¦s de que Mussolini los inaugurara, en 1937, apenas queda una docena. La casa que acogi¨® Ben-Hur y enamor¨® a Fellini parece haber perdido su hechizo.
¡°Ofrecemos servicios a quienes producen las pel¨ªculas. De ah¨ª que nuestra dificultad se deba a la de la industria. La capacidad del cine italiano de contribuir a la rentabilidad de Cinecitt¨¤ hoy d¨ªa es m¨ªnima. Las producciones extranjeras s¨ª podr¨ªan pero faltan los incentivos fiscales¡±, ataca Giuseppe Basso, director general de Cinecitt¨¤ Studios, la compa?¨ªa a la que el Estado italiano, propietario de Cinecitt¨¤, asign¨® la gesti¨®n de los estudios en 1997. En su ayuda, hace pocas semanas, acudi¨® el decreto Cultura del Gobierno de Renzi: las producciones podr¨¢n recibir de vuelta el 25% del dinero gastado en Italia ¡ªal igual que antes¡ª pero el l¨ªmite para las devoluciones sube de cinco a 10 millones.
Al fin y al cabo, y m¨¢s all¨¢ del parque, Basso considera que el regreso del cine internacional es la ¨²nica manera de salvar Cinecitt¨¤. Y de convertir en activos los demasiados rojos del balance. Por las p¨¦rdidas, que en 2012 ascendieron a 5,6 millones, y por otra mega producci¨®n que se rueda desde entonces: la guerra con los trabajadores. Ese a?o IEG, que tambi¨¦n es due?o de Cinecitt¨¤ Studios, present¨® un plan de modernizaci¨®n con el que cedi¨® a compa?¨ªas externas parte de sus servicios y que prev¨¦, entre otras cosas, la construcci¨®n de un hotel con piscina en los estudios.
"Presentamos un proyecto para ampliar Cinecitt¨¤ porque si llega una producci¨®n internacional, que suele ocupar m¨¢s teatros a la vez, hoy no hay sitio, no tenemos los espacios adecuados", dijo el presidente del IEG, Luigi Abete, inaugurando Cinecitt¨¤ World, "Confiamos en que 2015 pueda ser el a?o del relanzamiento de los estudios". Hay dos factores que le dan optimismo al empresario italiano: el decreto de Cultura y el nuevo parque de diversi¨®n. "El ministro de Cultura, Dario Franceschini, promovi¨® la medida para atraer las productoras internacionales. Para volver a hacer cine en nuestros platos hay que ser competitivos para ellos, en t¨¦rminos de infraestructuras pero tambi¨¦n a nivel econ¨®mico". Por su lado, las ostentosas puestas en escenas y el cuidado italiano en el detalle del parque deben servir como medicamento para los estudios de la v¨ªa Tuscolana. como el hechizo, el sue?o que promete a sus visitantes. "Es la demostraci¨®n de que cuando podemos hacemos las cosas de forma impecable", sentencia Gout.
Para los sindicatos, en cambo, es otro indicio del desmantelamiento, de que los inversores prefieren apostar por otro camino. ¡°No estamos en contra del parque tem¨¢tico o del hotel. Pero primero pedimos que IEG demuestre que quiere revitalizar los estudios y atraer producciones¡±, asegura Alberto Manzini. El responsable sindical subraya que Cinecitt¨¤ Studios debe al Estado varios millones por el alquiler de los estudios que hace a?os que no paga y recuerda la promesa rota que abri¨® la caja de Pandora: ministerio de Cultura e IEG se comprometieron a invertir siete millones a cambio de fuertes reducciones salariales. La plantilla cumpli¨®, las instituciones no.
Sin embargo, el hotel de la discordia servir¨¢, seg¨²n Basso, para acoger a los equipos que rueden en Cinecitt¨¤. El director atribuye las cr¨ªticas al ¡°conservadurismo¡± sindical, aunque cineastas como Ettore Scola tambi¨¦n se han manifestado contra la supuesta desaparici¨®n de los estudios. Entre otras esperanzas, Cinecitt¨¤ se agarra a una negociaci¨®n con la RAI, la televisi¨®n p¨²blica, para que instale all¨ª permanentemente varias de sus producciones. Y, luego, el ministro Franceschini pretende levantar en los estudios el primer museo nacional del cine italiano. Aunque, a juzgar por las palabras de Manzini, puede que el proyecto ya se encuentre con un antecesor: ¡°Cinecitt¨¤ corre el riesgo de convertirse en un museo al aire libre¡±.
"Es justo al rev¨¦s", considera Gout, que rechaza no solo el m¨¦rito de las cr¨ªticas, sino el planteamiento entero, en esta batalla entre dos bandos que se mandan se?ales desde las trincheras pero no consiguen entablar un di¨¢logo. Los trabajadores no se f¨ªan y defienden la posici¨®n. Los emprendedores intentan volver a ganar, atacando. "No podemos hablar solo el lenguaje de la nostalgia: ?qu¨¦ bonito cuando estaba Fellini! ?Qu¨¦ bien est¨¢bamos anta?o! Conservar el pasado es imposible", dice Gout. "Todo esto ¡ªensancha los brazos y los ojos le revolotean¡ª es una se?al que lanzamos a las productoras: Cinecitt¨¤ sigue viva, m¨¢s que nunca cultiva y aplica su tradici¨®n de hacer bien las cosas, la maestr¨ªa artesanal y el genio para soluciones in¨¦ditas, originales. Para alcanzar unr resultado perfecto. Queremos comunicar entusiasmo y orgullo, nada de resignaci¨®n". Ennio Morricone y Dante Ferretti ¡ªsu nombre, sus oscars y su profesionalidad¡ª certifican esta declaraci¨®n de intenciones: "Puse en el parque toda mi vida", se emociona el escen¨®grafo, "Cada rinconcito es un recuerdo de esta vida m¨ªa, dedicada a crear la ficci¨®n para que parezca real. O a hacer verdad la ficci¨®n. Lo que hemos aprendido nos sirve para enfrentarnos al futuro con garras. Volver a asociar al nombre de Cinecitt¨¤ a algo vivo, productivo y lleno de gente es un hecho positivo. Me hace ilusi¨®n". El parque tem¨¢tico como ant¨ªdoto. Como cura. Mientras entra en c¨ªrculo la medicina, Ferretti deja las estatuillas en su casa romana y prepara la maleta para Taiwan. Scorsese no espera.
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