Los toreros m¨¢s j¨®venes llenan la Maestranza
La mejor entrada de la temporada se registra en la final del certamen de las novilladas de promoci¨®n
El festejo celebrado anoche en la Maestranza de Sevilla fue todo un acontecimiento. Era la final del certamen de las novilladas de promoci¨®n (sin caballos), que ha transcurrido durante los jueves del mes de julio, y pisaban el redondel tres chavales desconocidos que hab¨ªan ilusionado a la afici¨®n con sus enormes deseos de ser toreros.
La noticia estuvo, pues, en los tendidos, que aparecieron casi abarrotados de p¨²blico, en lo que constituy¨® la mejor entrada en lo que va de temporada, por encima de la tan famosa Feria de Abril.
Se lidiaron erales de El Parralejo, de extraordinaria movilidad, mansurrones, algunos con genio y comportamiento desigual; novillos modernos, c¨®modos de cara y con las dificultades justas para probar a los aspirantes a la gloria.
Se vistieron de luces Pablo Aguado, que cort¨® una oreja en su primero y fue ovacionado en el otro tras escuchar un aviso. Fue elegido triunfador del certamen y recibir¨¢ un traje de luces. Le sigui¨® Rafael Serna, que dio la vuelta al ruedo en el segundo de la noche y fue ovacionado en el otro despu¨¦s de recibir un recado presidencial. Qued¨® el tercero y su premio ser¨¢ un capote de brega. Cerr¨® la terna Juan Carlos Carballo, cuyo balance fue de vuelta y oreja, y recibir¨¢ un capote de paseo al ocupar la segunda plaza en el c¨®mputo final.
El p¨²blico se lo pas¨® en grande con la manifiesta disposici¨®n, arrojo y buenas maneras de los actuantes, que se dejaron la piel en el albero para alcanzar el triunfo. Los tres superaron el dif¨ªcil examen, aunque no todos con la misma nota.
A excepci¨®n del primero, todos los novillos fueron recibidos de rodillas en la puerta de chiqueros. Y ah¨ª, en ese trance, el triunfador fue Aguado, que escuch¨® la m¨²sica tras dibujar cinco largas afaroladas y una media de cartel en el centro del ruedo despu¨¦s de que el cuarto de la noche se le parara al salir de toriles y lo midiera con mal¨¦vola intenci¨®n. Con ese novillo, manso y huidizo, se mostr¨® firme y centrado, aunque su momento de gloria lo consigui¨® en el primero, el de mejor son y m¨¢s noble del festejo, con el que movi¨® los brazos con soltura a la ver¨®nica, y se luci¨® por redondos y naturales de categor¨ªa, abrochadas las tandas con inconmensurables pases de pecho, pre?ados de gracia, gusto y aires toreros.
Lleg¨® Serna con los humos exitosos que aspir¨® la noche del pasado d¨ªa 24, cuando sali¨® por la Puerta del Pr¨ªncipe, y la realidad se encarg¨® de ponerle los pies en el albero. Sus aires ceremoniosos y arrogantes de torerillo sobrao no fueron m¨¢s que el envoltorio de un toreo de poca calidad. Sus formas amaneradas, aceleradas y destempladas estuvieron muy por debajo de su primero, al que cit¨® con descaro con el pico de la muleta. Tampoco encontr¨® el sitio ante el gazap¨®n quinto, aunque a los dos los mat¨® con una pasmosa seguridad, tir¨¢ndose materialmente en el morrillo de sus oponentes.
Y el extreme?o Carballo (sus compa?eros son nacidos y vecinos de Sevilla) es un manojo de pundonor, arrojo, rabia y disposici¨®n. Mat¨® mal al tercero, de una estocada que hizo guardia, y no encontr¨® la manera, muy despegado y con la suerte descargada, de hacer el toreo, ni pudo evitar una fea voltereta. Momentos despu¨¦s, se plant¨® de rodillas casi de espaldas a la puerta de toriles, y as¨ª recibi¨® al sexto de la tarde, al que veronique¨® de forma apasionada. Tom¨® la muleta con la firme decisi¨®n de ganar la pelea a un novillo de enorme movilidad que no se lo puso f¨¢cil. Se arrim¨® como un le¨®n, atropell¨® la raz¨®n, hizo uso del pico, pero no perdi¨® la cara del novillo y se gan¨® por m¨¦rito propio el favor del p¨²blico.
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