Hay vida m¨¢s all¨¢ del Louvre y el Pompidou
Par¨ªs ofrece varios museos gratuitos y semidesconocidos
Existe un t¨®pico que reza que en Par¨ªs hay que pagar hasta para respirar ¡ªy con sobrecargo si se inhala m¨¢s aire de la cuenta¡ª, pero la patria de la excepci¨®n cultural dispone de numerosos rincones gratuitos en su oferta de exposiciones, que no decrece durante los meses veraniegos. En especial, en esos museos semidesconocidos que no suelen entrar en los planes de quienes se limitan a alinear el Louvre, el Museo de Orsay y el Centro Pompidou durante sus visitas a la capital francesa.
En agosto, un paseo por el mapa cultural de Par¨ªs puede empezar en las calles del Marais, esa antigua marisma de la rive droite que fue jud¨ªa antes que homosexual y que hoy cobra el aspecto de un parque tem¨¢tico para turistas sedientos de marcas de lujo. Pero el patrimonio hist¨®rico sigue pesando lo suyo en las calles que conducen a la Plaza de los Vosgos. Por ejemplo, en los contornos del Museo Carnavalet, palacio renacentista reconvertido en museo de historia de la ciudad por el bar¨®n Haussman. La visita a sus colecciones es gratuita, incluidas exposiciones como Sur les traces des premiers Parisiens (Tras las huellas de los primeros parisinos), que recoge los materiales encontrados durante una exploraci¨®n arqueol¨®gica en 2008.
A solo unas calles en direcci¨®n al Sena, el espacio dedicado a exposiciones temporales en el interior del H?tel de Ville conmemora el 70? aniversario de la liberaci¨®n de Par¨ªs con una muestra centrada en los d¨ªas previos a la capitulaci¨®n del general Von Choltitz, que gobern¨® la ciudad durante la ocupaci¨®n nazi. Fotograf¨ªas, v¨ªdeos, carteles y art¨ªculos sirven para rememorar este cap¨ªtulo, primordial en el imaginario colectivo de los franceses, cuya construcci¨®n identitaria sigue sujeta a ese supuesto esp¨ªritu insurrecto que les llev¨® a combatir al ocupante. Detr¨¢s de la catedral de Saint-Paul, all¨¢ donde los turistas no se aventuran, el Memorial de la Shoah permite visitar otra muestra sobre el mismo contexto, Regards sur les ghettos (Miradas sobre los guetos), unas 500 im¨¢genes capturadas en los barrios en los que se forz¨® a vivir a los jud¨ªos tras la invasi¨®n de Polonia en 1939. En la selecci¨®n ha participado Roman Polanski, quien creci¨® en el gueto de Cracovia.
Media hora m¨¢s tarde y tras un par de correspondencias de metro, nos adentramos en el barrio de Pigalle, all¨¢ donde los soldados estadounidenses recorr¨ªan los burdeles tras la liberaci¨®n. Hoy, su pasado de barrio rojo se diluye en el aburguesamiento: el precio del metro cuadrado habr¨ªa aumentado un 25% en cinco a?os. Fiel a esta nueva identidad, el Museo de la Vida Rom¨¢ntica ocupa un palacete impregnado de decadencia y otros rasgos del esp¨ªritu dieciochesco, que perteneci¨® al pintor Ary Scheffer y cuyos salones fueron frecuentados por Georges Sand. Durante el verano, se exponen una veintena de dibujos in¨¦ditos de artistas como Delacroix, Steuben o Cogniet. Pero la joya de la corona es su jard¨ªn.
En un registro m¨¢s contempor¨¢neo, el Museo de Arte Moderno abre sus puertas a una instalaci¨®n de Douglas Gordon: una nube de pantallas que recoge sus trabajos en v¨ªdeo y forma parte de una colecci¨®n permanente que incluye el mural La F¨¦e Electricit¨¦ de Raoul Dufy y las Danzas de Matisse. Se puede aprovechar para visitar, en un programa doble improvisado, el vecino Palais Galliera, renovado museo de la moda donde se expone una muestra sobre la alta costura de los cincuenta, cuando Dior y Balenciaga reinaban en Par¨ªs. La entrada no es gratis, pero casi: entre 3,50 y 7 euros.
Cabe sumar dos peque?as muestras de los ¨²ltimos meses. L'art fait ventre, en el semidesconocido Museo de Montparnasse, recorre la relaci¨®n entre creaci¨®n art¨ªstica y gastronom¨ªa durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, del Eat Art de Daniel Spoerri a las naturalezas muertas (y tridimensionales) de Gilles Barbier. En la Fundaci¨®n EDF, se expone Que la lumi¨¨re soit (Que se haga la luz), que recoge 250 obras que utilizan la luz, a cargo de nombres como Joseph Beuys, Olafur Eliasson, Chris Fraser o Ettore Sottsass.
Las galer¨ªas complementan esta oferta de exposiciones gratuitas en Par¨ªs. En la Galerie des Galeries, trepando a lo alto de las Galer¨ªas Lafayette, Xavier Veilhan propone una curiosa mezcla de m¨²sica y arte. Antiguo colaborador de Air y S¨¦bastien Tellier, ha invitado a sellos reputados como Versatile o Record Makers a organizar conciertos en una sala dise?ada para la ocasi¨®n. Su galerista, el todopoderoso Emmanuel Perrotin, prefiere exponer a Laurent Grasso, otro valor pujante con v¨ªnculos musicales: acaba de colaborar con Pharrell Williams dise?ando la portada de uno de sus sencillos. A pocos metros, la galerista Nathalie Obadia expondr¨¢ a partir de septiembre a otra francesa ascendente: Laure Provost, ¨²ltimo premio Turner. Y el todopoderoso Larry Gagosian propone una muestra que recoge la nueva pintura del brit¨¢nico Howard Hodgkin.
Las macrogaler¨ªas abiertas por Thaddaeus Ropac y Larry Gagosian en la periferia norte de Par¨ªs est¨¢n cerradas hasta septiembre, pero la banlieue dispone de otro lugar imprescindible: el joven museo Mac/Val, en Ivry-sur-Seine, con una exposici¨®n permanente centrada en el arte contempor¨¢neo franc¨¦s, de Fran?ois Morellet y Daniel Buren a los nombres que marcar¨¢n el futuro. La entrada cuesta entre 2,5 y 5 euros. En una gama similar de precios se encuentran la retrospectiva del fot¨®grafo Lewis Baltz en Le Bal (entre 4 y 5 euros) y la exposici¨®n sobre Emmet Gowin en el precioso edificio art nouveau de la Fundaci¨®n Cartier-Bresson (entre 4 y 7 euros).
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