La f¨®rmula de la felicidad
Cient¨ªficos londinenses han presentado un modelo matem¨¢tico capaz de predecir este sentimiento en 18.000 personas
Cuando al juez Potter Stewart del Tribunal Supremo de Estados Unidos le pidieron que definiera la pornograf¨ªa, ¨¦l respondi¨®: ¡°La reconozco cuando la veo¡±. La felicidad es otro de esos conceptos contra los que se estrellar¨ªa cualquier lexic¨®logo. El libro gordo dice que la felicidad es ¡°satisfacci¨®n, gusto y contento¡±, lo que deja un regusto insatisfecho, disgustado y descontento, y ahora va a corregir en la 23? edici¨®n a ¡°persona, situaci¨®n, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz¡±, que es exactamente lo mismo que no decir nada. ?Qu¨¦ es la felicidad, preguntas? Bueno, la reconozco cuando la veo.
La felicidad ha sido siempre una cuesti¨®n m¨¢s filos¨®fica que cient¨ªfica. Si la vida merece la pena vivirse, arguy¨® Arist¨®teles, ser¨¢ porque tiene alg¨²n objetivo que es un fin en s¨ª mismo, tan deseable que no tiene sentido cuestionarlo, una especie de bien tan manifiesto e irrebatible como la luz del amanecer. El gran pensador estagirita fue incluso capaz de reducir todas las cosas buenas a tres campos de actividad, o tres asignaturas para septiembre: la vida filos¨®fica, la vida pol¨ªtica y la vida voluptuosa. Estaban locos estos griegos.
Y cr¨¦anme una cosa: cuando un fil¨®sofo se pone en ese plan pol¨ªtico y voluptuoso, en esa b¨²squeda del significado ¨²ltimo o del bien incuestionable, en esa b¨²squeda de consensos que no requieran argumentos, lo que quiere decir en realidad es que se rinde: que es el momento de transferir el asunto al departamento del piso de arriba, el que se ocupa de conocer la naturaleza humana. Ll¨¢menlo neurolog¨ªa, psicolog¨ªa experimental o ciencias del conocimiento, pero esa es la cocina donde ahora mismo se cuecen las respuestas a todas esas preguntas que atormentaron a Arist¨®teles. ?Existe un bien tan obvio que constituya un fin en s¨ª mismo, un objetivo tan deseable y autojustificado que no tenga sentido cuestionarlo?
La buena noticia es que ya conocemos la respuesta: es la felicidad, est¨²pido. Y la mala es que seguimos sin saber en qu¨¦ consiste eso.
Un estudio del University College de Londres acaba de aportar a la cuesti¨®n un ¨¢ngulo notable: la f¨®rmula de la felicidad. En un trabajo t¨¦cnico publicado esta semana en Proceedings of the Nacional Academy of Science de Estados Unidos, los cient¨ªficos presentan un modelo matem¨¢tico capaz de predecir la felicidad de 18.000 personas de todo el mundo. Los lectores con inclinaci¨®n matem¨¢tica pueden consultar la ecuaci¨®n en www.eurekalert.org. El resto har¨ªa mejor en inhibirse. La f¨®rmula se alimenta de n¨²meros que miden la actividad de los circuitos dependientes de la dopamina ¡ªel neurotransmisor crucial de los circuitos de placer del cerebro, la br¨²jula de nuestro comportamiento¡ª, como la influencia de factores ambientales sobre el ¨¢nimo, su cercan¨ªa en el tiempo, la cuant¨ªa de las recompensas por ganar en alg¨²n tipo de apuesta y otros par¨¢metros experimentales. Y produce un n¨²mero que significa si eres muy feliz, regular feliz o un infeliz. Poca palabrer¨ªa y matem¨¢ticas solventes: ?qui¨¦n desea m¨¢s?
?Ay, qui¨¦n fuera fil¨®sofo! Para hacer felices a tus clientes te bastar¨ªa aconsejarles el razonamiento, la pol¨ªtica y la voluptuosidad. Como cient¨ªfico solo puedes arrojarles encima una ristra de sumatorios y sub¨ªndices como para disuadir a una ac¨¦mila y esperar sentado a que alguien te escuche. Oh, vamos.
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