Muy medidas meditaciones
James Merrill compara la vida con un rompecabezas que se arma y se desploma
Publicado en 1976 y ganador del Premio Pulitzer, Divinas comedias marca un paso adelante en la poes¨ªa del poeta estadounidense James Merrill (Nueva York, 1926-Tucson, 1995), autor m¨¢s tarde de t¨ªtulos decisivos como The changing light at Sandover. De una poes¨ªa que podr¨ªamos llamar preciosista a otra que podr¨ªamos llamar, a falta de mejor nombre, autobiogr¨¢fica, donde lo que predomina es la introspecci¨®n y el autoan¨¢lisis, sin olvidar la atenci¨®n a las cosas, protagonistas en sus poemas de r¨¢fagas llenas de plenitud existencial. Una cosa, sin embargo, permanece: el predominio de la m¨¦trica y la rima, de las que Merrill se muestra un consumado dominador, a la manera de Auden, cuyo eco resuena fort¨ªsimamente en su poes¨ªa.
L¨®gicamente, ese aspecto regulador de sus poemas se pierde por completo en esta buena y competente traducci¨®n, pero, a cambio, permanece el lado que siempre permanece si la poes¨ªa no tiene los pies de barro: permanece un determinado abordaje de la existencia, en este caso marcada por un permanente tira y afloja entre la tentaci¨®n de tirar la vida a la basura o rescatarla y darle alg¨²n tipo de sentido, sea el que sea. Esta ambivalencia est¨¢ plenamente representada en el mejor poema de este libro, el titulado Perdido en la traducci¨®n.
En ¨¦l se propone la idea de la vida como un rompecabezas que llegamos a armar, pero que, al final, se desploma, como la vida misma. A esa idea central se a?ade otra propuesta simb¨®lica: la vida es como una traducci¨®n de una lengua a otra ¡ªRainer Maria Rilke traduciendo a Paul Val¨¦ry¡ª, llena de p¨¦rdidas. Por tanto, todo es p¨¦rdida: el rompecabezas se desploma; el poema original se pierde en la traducci¨®n. Sin embargo, Merrill se salva y nos salva: ¡°Pero nada se pierde¡±, dice al final del poema, como tambi¨¦n afirma: la traducci¨®n transforma ¡°lo perdido¡ en leche y memoria¡±, es decir, en garant¨ªa de vida.
Para llegar a ese puerto, Merrill construye sus poemas con continuos saltos temporales, poniendo en pr¨¢ctica un proustianismo radical, donde la infancia act¨²a como soporte y cimiento, al que siempre se vuelve. En ocasiones, las atm¨®sferas viciadas, llenas de calamidad y sangre ¡ªv¨¦ase el buen¨ªsimo poema Y¨¢nina¡ª, hacen pensar en Baudelaire, pero hay siempre en Merrill una cierta sensaci¨®n de rescate, a trav¨¦s de huidas, retornos llenos de memoria, o una naturaleza que vuelve con sus c¨¢nticos, como en el poema ?ltima voluntad, despu¨¦s de una compleja peripecia donde la p¨¦rdida vuelve a amenazar: ¡°Ya hay peque?os soles insensibles?/?que empiezan a volver, y bocanadas de intensa colonia ¡ªlimoneros con frutos y en flor al mismo tiempo¡ª¡?/?¡ las palomas y los pinzones?/?en su hogar entre el ramaje?/?bajo el resplandeciente calor¡¡±.
La gran tradici¨®n inglesa en medio de las suculentas filigranas constructivas, pasadas por escenarios griegos ¡ªJames Merrill vivi¨® largas temporadas en Grecia¡ª, m¨¢s Marcel Proust, m¨¢s Wystan Hugh Auden, m¨¢s Wallace Stevens¡ A no olvidar el excelente pr¨®logo de la tambi¨¦n poeta Jeannette L. Clariond, muy ¨²til para orientarse por entre estas densas meditaciones.
Divinas comedias. James Merrill. Traducci¨®n de Jeannette L. Clariond y Andr¨¦s Catal¨¢n. Vaso Roto. Madrid-M¨¦xico, 2013. 117 p¨¢ginas. 16 euros
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