Los cient¨ªficos concluyen que las visitas no afectan a Altamira
¡°Los principales peligros para las pinturas se deben a la naturaleza", asegura el responsable de la investigaci¨®n
La buena noticia es que las visitas, que se retomaron en febrero, apenas han tenido impacto sobre el fr¨¢gil ecosistema de la cueva de Altamira, en Santillana del Mar. La mala es que los mayores peligros para los incre¨ªbles bisontes que la adornan desde hace m¨¢s de 18.000 a?os est¨¢n en la naturaleza y son casi imposibles de controlar. Estas son las principales conclusiones del primer informe del comit¨¦ de expertos que estudia las condiciones de conservaci¨®n de Altamira, presentado ayer al Patronato. Las visitas experimentales, de cinco personas cada semana, continuar¨¢n hasta febrero de 2015. Entonces se decidir¨¢ si cerrar de nuevo la cueva, permitir la presencia controlada de visitantes como hasta ahora o incluso en mayor n¨²mero.
El comit¨¦ est¨¢ formado por 48 personas, que llevan trabajando desde hace dos a?os en el yacimiento. El programa de visitas arranc¨® en febrero, tras 12 a?os de cierre. ¡°Los principales peligros para las pinturas se deben a la naturaleza y eso continuar¨¢. No podemos hacer casi nada. Las visitas tienen un impacto casi imperceptible¡±, asegura en conversaci¨®n telef¨®nica Ga?l de Guichen, que dirige el equipo cient¨ªfico que estudia la conservaci¨®n de la cueva, patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1985 y uno los yacimientos prehist¨®ricos m¨¢s importantes del mundo. ¡°Una obra de arte no est¨¢ para guardarse en una caja fuerte¡±, explica De Guichen, ingeniero qu¨ªmico de formaci¨®n y uno de los grandes expertos mundiales en conservaci¨®n, que ha trabajado en otras cuevas prehist¨®ricas de primera fila, como la francesa Lascaux.
Tanto De Guichen como Jos¨¦ Antonio Lasheras, director del Museo de Altamira, mantienen que aunque solo fuese posible la entrada de una persona merecer¨ªa la pena ¡°por la relaci¨®n ¨ªntima que se establece con las pinturas¡±, en palabras de Lasheras. Los dos mantienen que no asumir¨ªan el m¨¢s m¨ªnimo riesgo si se estableciese una relaci¨®n entre las entradas en la cueva y su conservaci¨®n. ¡°No voy a jugar con Altamira¡±, agrega De Guichen.
El informe, que tiene 2.500 p¨¢ginas, se?ala en sus conclusiones que ¡°los procesos de p¨¦rdida de pigmento est¨¢n relacionados con varios factores: el caudal de infiltraci¨®n y condensaci¨®n, composici¨®n del agua, relieve del soporte y relaci¨®n con la red de fracturas¡±. ¡°Durante este programa no se ha detectado ninguna relaci¨®n evidente causa-efecto entre la presencia de investigadores y visitantes en la Sala de Pol¨ªcromos y la p¨¦rdida de pigmento¡±, prosigue el texto.
El agua, no el aire, es el mayor peligro para Altamira, que adem¨¢s al ser una cueva poco profunda depende mucho de las condiciones ambientales. Por eso, los cient¨ªficos dirigidos por De Guichen han pedido otros seis meses de visitas experimentales. Tambi¨¦n han solicitado que se ponga una doble puerta para frenar el impacto de la entrada y salida de visitantes.
Altamira, que alberga pinturas del arte rupestre del Paleol¨ªtico Superior y que estuvo habitada entre unos 35.000 a?os y 13.000 a?os antes de nuestra era, se cerr¨® al p¨²blico en 1977. Sin embargo, hasta 2002 y dentro de diferentes reg¨ªmenes, se produjeron visitas. Durante 12 a?os la cueva ha permanecido pr¨¢cticamente cerrada, salvo para algunos cient¨ªficos. La actual reapertura de Altamira es experimental. Cinco personas, elegidas al azar entre los visitantes ese d¨ªa al museo, acompa?adas de expertos entran durante 37 minutos en el yacimiento, aunque solo permanecen diez minutos en la sala de los bisontes. Hasta el momento se han realizado 25 visitas con p¨²blico y desde el 27 de febrero han entrado en la cueva 125 visitantes (sin contar los gu¨ªas). Todos van vestidos como investigadores.
¡°Hemos medido 30 veces el impacto de los visitantes sobre la humedad, la temperatura, sobre el aire, sobre el CO2. En todos los casos, la cueva absorbe ese impacto en una hora¡±, afirma De Guichen. La variaci¨®n en la temperatura es de 0,2 grados. ¡°Si fuese por ese impacto, habr¨ªa que sellar Altamira, pero tambi¨¦n el Prado, el Louvre y la Capilla Sixtina¡±, agrega el investigador. El Patronato, en el que est¨¢n presentes tanto el Ministerio de Cultura como el Gobierno aut¨®nomo de Cantabria, as¨ª como el Ayuntamiento de Santillana del Mar, ha autorizado la continuaci¨®n del programa experimental y, cuando termine, tomar¨¢ una decisi¨®n definitiva sobre si se mantiene el r¨¦gimen de visitas o sobre si se cierra la cueva.
¡°En cada cueva los problemas son diferentes¡±, explica por correo electr¨®nico Genevi¨¨ve Pin?on, directora del Centro Nacional de Prehistoria del Ministerio de Cultura franc¨¦s. Bajo su responsabilidad est¨¢n las cuevas de Lascaux y Chauvet, que albergan las pinturas rupestres m¨¢s importantes del mundo junto a Altamira. ¡°Incluso si est¨¢n sometidas a los mismos riesgos, ligados al hombre contempor¨¢neo o a la naturaleza, los efectos son muy diferentes de una cueva a otra a causa de sus caracter¨ªsticas intr¨ªnsecas¡±, prosigue la investigadora.
Chauvet, en la que transcurre el evocador documental La cueva de los sue?os olvidados, nunca ha estado abierta al p¨²blico aunque su sellado no se debe tanto a los peligros para las pinturas como a la inmensa informaci¨®n arqueol¨®gica que contiene. Lascaux se cerr¨® despu¨¦s de una catastr¨®fica invasi¨®n de microorganismos, una situaci¨®n totalmente diferente a Altamira. ¡°La conservaci¨®n de las pinturas depende de nuestra capacidad para reaccionar ante fen¨®menos naturales no siempre controlables, como el cambio clim¨¢tico. Y siempre debemos vigilar de cerca los efectos de las intervenciones humanas, ante las cu¨¢les creo que existe en Europa una s¨®lida conciencia colectiva¡±, agrega Pin?on.
Babelia
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