?A Garbancito no pis¨¦is!
Las inc¨®gnitas del LIBER, el cierre de la librer¨ªa Paradox y las memorias del traductor de Borges
Ap¨®crifas o no, en esta semana me han contado media docena de historias acerca de ni?os y ni?as que juegan con revistas o libros infantiles e intentan cambiar las fotos o las ilustraciones deslizando el ¨ªndice por ellas, como hacen en las pantallas de las tabletas. En fin: ya puestos, prefiero el cuento de una amiga maestra de primaria que quiso hacerse la simp¨¢tica en el primer d¨ªa de clase recurriendo al cl¨¢sico "?y t¨², qu¨¦ has hecho este verano, mon¨ªn?", a lo que el interpelado respondi¨® con desgana: "Si me hubieras seguido en Twitter no tendr¨ªas que pregunt¨¢rmelo". Y es cierto: ?para qu¨¦ preguntar si ya est¨¢ casi todo a disposici¨®n de casi todos? Mis topos de aqu¨ª y de all¨¢, las dos capitales espa?olas (por ahora) del libro, llevan semanas bombarde¨¢ndome con sus sesgadas opiniones acerca de la nueva edici¨®n del bic¨¦falo L¨ªber, que este a?o regresa a Montju?c. Para empezar, me puntualizan que, por fin, el "ambicioso programa cultural" que iba a desarrollarse por toda Barcelona, y pretend¨ªa convertir L¨ªber en un peligroso rival de la FIL de Guadalajara, M¨¦xico, se va a sustanciar con un perfil bastante m¨¢s bajo. Y no porque los organizadores no apuntaran a la estratosfera, sino porque ¡ªay¡ª el presupuesto no da para m¨¢s y estamos en tiempos de recortes (que se lo digan a la Federaci¨®n de Gremios de Editores, que ya no sabe qu¨¦ hacer para sacar pelas). Alguno del gremi me sopla que, lamentablemente, han tenido que prescindir de la consabida moqueta ferial, pero no, no: eso s¨ª que no puedo creerlo. En todo caso, debo advertir que mis topos ¡ªy talps:tambi¨¦n los tengo en la lengua de Ermesenda de Carcasona, Andreu Nin, Roque Guinart y Patufet, por solo citar a cuatro que me resultan particularmente simp¨¢ticos¡ª est¨¢n muy resentidos con la deriva impuesta a la feria desde que su gesti¨®n pas¨® a manos de terceros, lo que se inici¨® en la apote¨®sica edici¨®n (Madrid-Arena) del pasado a?o, esa que recuerdan en Europa y Am¨¦rica como uno de los hitos culturales de lo que va de milenio. La mayor¨ªa de mis informantes ve con preocupaci¨®n el incremento de los gastos generales (incluyendo la asesor¨ªa de una conspicua gestora cultural y maestra de Twitter) y el descenso de los ingresos (menos metros cuadrados vendidos), algo que podr¨ªa hacer dif¨ªcil el futuro de la feria. Los m¨¢s inquietos son los peque?os editores, que no tienen sucursal en Am¨¦rica y son los que m¨¢s dependen de L¨ªber para hacer contactos y negocios. Son ellos los que m¨¢s insisten en favor de una feria profesional y austera ¡ªcon actos culturales muy bien pensados¡ª, que sirva para facilitar el flujo editorial entre las dos orillas hisp¨¢nicas: merecen ser escuchados, no sea que un d¨ªa hagan suyo el viejo himno reivindicativo de los peque?os: "Patim, patam, patum,?/ homes i dones del cap dret,?/ patim, patam, patum, / no trepitgeu el Patufet". O en su versi¨®n castellana (para cuando el evento caiga en Madrid): "?Pach¨ªn, pach¨¢n, pach¨®n,?/ mucho cuidado con lo que hac¨¦is!?/ ?Pach¨ªn, pach¨¢n, pach¨®n,?/ a Garbancito no pis¨¦is!".
La mayor¨ªa de mis informantes ve con preocupaci¨®n el incremento de los gastos generales y el descenso de los ingresos?
Final
El 23 de enero de 1893, en su vivienda de la madrile?a calle de Santa Teresa, mor¨ªa don Jos¨¦ Zorrilla, insigne dramaturgo, verboso poeta y autor de Recuerdos del tiempo viejo (Espasa), uno de los m¨¢s grandes libros espa?oles de memorias (a prop¨®sito: ?no han le¨ªdo todav¨ªa El balc¨®n en invierno, el estupendo relato autobiogr¨¢fico de infancia y juventud de Luis Landero que ha publicado Tusquets?). En todo caso, de entre la obra de Zorrilla me interesa hoy resaltar La ignorancia, un extenso poema-panfleto contra el analfabetismo (acababa de enterarse de que en la Espa?a de su tiempo hab¨ªa ?12 millones de iletrados!) del que he entresacado cuatro versos que vienen al caso: "El que no lee, no sabe; y quien no sabe,?/ del que sabe en poder constituido?/ s¨®lo est¨¢ de la ac¨¦mila a la altura;?/ es como el asno o como el buey sumiso". Y vienen a colaci¨®n ¡ªsorpresa, sorpresa¡ª porque en esa misma vivienda zorrillesca tiene todav¨ªa (por poco tiempo) su sede Paradox, una estupenda librer¨ªa (fuerte en psicoan¨¢lisis, psicolog¨ªa, filosof¨ªa, historia y antropolog¨ªa, pero con importantes fondos generales) fundada hace 36 a?os por Jos¨¦ Javier Lasa, Checho, uno de esos sufridos libreros vocacionales que se dir¨ªa que han le¨ªdo todo lo que ofrecen a su clientela. Bueno, pues lo que ahora sucede en ese escenario con pedigr¨ª literario es un nuevo acto de un drama que se repite demasiado: Paradox cerrar¨¢ sus puertas dentro de pocas semanas. La crisis, el descenso de las compras institucionales, la proliferaci¨®n de descargas ilegales, la impunidad de Amazon, la retracci¨®n del consumo (hasta los psicoanalistas, clientes conspicuos de la librer¨ªa, han perdido clientela) han vuelto a hacer su infausto trabajo. Paradox se cierra sin remedio, pero su propietario ha emprendido, con ayuda de colaboradores, amigos y fans, una campa?a de ofertas para aligerar el stock y evitar que sea malvendido, brindando a todos los que por all¨ª pasen (consulten su web para hacerse una idea de los fondos) la posibilidad de comprar libros a precios muy convenientes. Yo, por ejemplo, tuve la suerte de encontrar casi regalados los dos tomos de Las circulares del ¡®Comit¨¦ Secreto¡¯ (S¨ªntesis, 2002), que recogen la ¡ªa menudo incre¨ªblemente sectaria¡ª correspondencia de Freud y sus barones (Otto Rank, Karl Abraham, Hans Sachs, Max Eitingon, S¨¢ndor Ferenczi y Ernest Jones), durante unos a?os cruciales para la difusi¨®n del psicoan¨¢lisis. Si son ustedes buenos lectores y tienen ocasi¨®n, no olviden pasar a despedirse para siempre de Paradox.
Paradox se cierra sin remedio, pero su propietario ha emprendido, con ayuda de colaboradores, amigos y fans, una campa?a de ofertas
Borges
Me entero por una rese?a en el TLS de la publicaci¨®n de Georgie & Elsa (Friday Project), de Norman Thomas de Giovanni, el que fuera durante algunos a?os (auto)pretendida mano derecha y traductor al ingl¨¦s (hasta que Kodama lo sustituy¨® por Andrew Hurley) de Jorge Luis Borges, alias Georgie, seg¨²n el hipocor¨ªstico con el que le llamaba do?a Leonor de Azevedo, su ed¨ªpica y admirable madre. En su nuevo libro, De Giovanni se concentra en los tres a?os en los que Borges estuvo (mal) casado con Elsa Astete Mill¨¢n, una antigua novia de juventud con la que contrajo su primer matrimonio, en 1967. Intento leer todo lo que me cae en las manos acerca de la vida personal del gran cuentista argentino, especialmente las memorias de quienes lo trataron: antiguas novias, amantes devotas e, incluso alguna criada ¡ªcomo la famosa Fanny¡ª que atendi¨® al escritor 35 a?os, pero no lleg¨® a leer ninguno de sus libros, como le pas¨® a C¨¦leste Albaret con su ¡°amo¡± Marcel (v¨¦ase Monsieur Proust, en Capit¨¢n Swing). Mi inter¨¦s no proviene tanto de mi afici¨®n a la obra del argentino (no creo que me llevara ninguno de sus libros a una isla desierta, si me dieran permiso para transportar s¨®lo 50), cuanto a precisamente lo contrario: tratar de averiguar por qu¨¦ no cuenta para m¨ª entre los m¨¢s grandes, si lo es para la mayor¨ªa de escritores y amigos que admiro. Y trato de saberlo ¡ªtras haberle le¨ªdo de cabo a rabo, creo¡ª mediante la superstici¨®n de que alg¨²n d¨ªa encontrar¨¦ la explicaci¨®n de mi d¨¦ficit de qu¨ªmica en su vida. En fin, que ya he pedido el libro.
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