Christopher Hogwood, el guardi¨¢n de la m¨²sica antigua

La m¨²sica antigua ha perdido a uno de sus defensores m¨¢s notables con el fallecimiento del director de orquesta Christopher Hogwood (1941-2014), que muri¨® anoche en su casa de Cambridge rodeado de su familia despu¨¦s de unos ¨²ltimos meses sufriendo el empeoramiento de su estado de salud. El fundador de la Academy of Ancient Music era uno de los referentes en Europa en cuanto a la interpretaci¨®n y estudio de la m¨²sica antigua.

Hogwood era un enamorado de la m¨²sica que son¨® durante el Barroco y el clasicismo temprano, y por ello encomend¨® su vida a ella y a perpetuar su estudio a lo largo de los a?os. Music¨®logo y escritor, Hogwood mostraba siempre una mente inquieta en la b¨²squeda de una visi¨®n m¨¢s compleja y rica de la m¨²sica antigua. Dentro de esos estudios, el brit¨¢nico defendi¨® a capa y espada la m¨²sica que hab¨ªa tenido relaci¨®n con su pa¨ªs, aquella que sonaba en la corte de la mano de un H?ndel que deslumbraba con su M¨²sica para los Reales fuegos de artificio y que hab¨ªa tenido antes su germen en la figura de John Dowland, que hab¨ªa sentado las bases de la m¨²sica brit¨¢nica con identidad propia.

Su gran legado, sin duda, es la creaci¨®n de la Academy of Ancient Music, un centro de estudios con orquesta y coro propios que se dedica al estudio, an¨¢lisis e interpretaci¨®n del repertorio del Barroco y de los primeros a?os del Clasicismo. Todo ello siempre con los c¨¢nones de la ¨¦poca, ya que en ella solo se usan instrumentos hist¨®ricos o recreados a partir de aquellos que existieron en los a?os en los que creaban sus obras H?ndel o Mozart. Entre sus logros, grabar por primera vez la integral sinf¨®nica de Mozart con instrumentos hist¨®ricos.

En cuanto a su labor como director, Hogwood aprovech¨® su aprendizaje en el estudio de los compositores y piezas de esta ¨¦poca para llevar a cabo unas ejecuciones revestidas de rigor y con un esp¨ªritu de excelencia que le han valido grandes premios como el doctorado honoris causa en el Royal College of Music de Londres, en las universidades de Zurich y Cambridge y su distinci¨®n como Comandante de la Orden del Imperio Brit¨¢nico. Ha sido un referente en cuanto a la direcci¨®n en numerosos teatros del mundo, con especial atenci¨®n a los coliseos estadounidenses, donde dirigi¨® con asiduidad, y destacaba por su brillantez por su visi¨®n de las ¨®peras de Purcell, H?ndel o Mozart. Curiosamente, la ¨²ltima vez que pudimos verlo en el Teatro Real de Madrid dirig¨ªa una obra muy alejada de sus obras habituales: El progreso del libertino de Stravinski. Se debe a que, una vez alejado de la direcci¨®n de su academia, que dej¨® en manos de Richard Egarr en 2006, se encomend¨® a la direcci¨®n de piezas de corte anacronista en estilos neobarroco o neocl¨¢sico de compositores contempor¨¢neos, lo que le hizo tener una visi¨®n a¨²n m¨¢s completa y rica de la etapa musical a la que dedic¨® sus a?os de vida.

Con la muerte de Hogwood se va una mente clarividente sobre una ¨¦poca musical rica y luminosa. Por suerte decidi¨® perpetuar su legado d¨¢ndole las herramientas necesarias para continuar su l¨ªnea a los miembros de su academia y a los universitarios y futuros music¨®logos de Cambridge, adem¨¢s de haber impartido lecciones magistrales en el King¡¯s College y la Royal Academy of Music de la capital brit¨¢nica. Porque durante su larga vida no concibi¨® nunca su estudio como algo que se ir¨ªa con ¨¦l, sino que se ve¨ªa a s¨ª mismo como un gu¨ªa para que los que vinieran detr¨¢s sintieran la misma pasi¨®n por recuperar la m¨²sica de una de las ¨¦pocas m¨¢s interesantes y relevantes de la m¨²sica en Inglaterra.