Par¨ªs se entrega a Eros
Yohji Yamamoto y Haider Ackermann descubren su lado m¨¢s sensual para la pr¨®xima primavera
Una modelo descubre un hombro y la audiencia da un respingo. Otra muestra una pierna. El desfile de primavera/verano 2015 en Par¨ªs del dise?ador Yohji Yamamoto (Tokio, 1943) serv¨ªa para comprender hasta qu¨¦ punto estamos anestesiados por un exceso de sexualidad y c¨®mo, por pura saturaci¨®n el erotismo, ha perdido su capacidad de provocar. Es la ruptura de un c¨®digo lo que genera una emoci¨®n, en este caso, el que define el estilo de Yamamoto como deliberadamente antisexual desde su debut en Par¨ªs en 1981. Vocacionalmente opuesto a las mujeres objeto completamente expuestas que pueblan otras propuestas. Pasados los 70 a?os, el japon¨¦s ha decidido romper con ese tab¨² con brev¨ªsimos pantalones cortos, encajes y hasta ropa de cama suspendida sobre el cuerpo. El resultado final es una silueta din¨¢mica y a medio vestir, como si se hubiera cubierto con prisas tras un escarceo o estuviera a punto de revelarse. Se trata de mostrar solo una parte del cuerpo en cada salida y el efecto consigue que recordemos la sensualidad po¨¦tica de descubrir la piel cuando se hace con sentido y sensiblidad. Desvestirse pierde mucho impacto, precisamente, cuando se convierte en la norma y no en la excepci¨®n sobre una pasarela.
La hipersexualizaci¨®n contra la que choc¨® el discurso de Yamamoto en los a?os ochenta estaba liderada, entre otros, por Thierry Mugler. De sus exageradas amazonas ochenteras queda poco en la primera colecci¨®n para la casa que ¨¦l fund¨® firmada por David Koma (Tblisi, 1986). El dise?ador afincado en Londres ha tomado el mando de la casa tras la salida de Nicola Formichetti para dirigir Diesel. Comparte con su antecesor el favor de las estrellas de la m¨²sica: si aquel vest¨ªa a Lady Gaga; este, a Beyonc¨¦ y Kylie Minogue. No es un mal bagaje para una casa como Mugler, que siempre ha estado tan cercana a los escenarios como para que su fundador se haya reinventado en creador de musicales con el espect¨¢culo de cabaret Mugler follies (que desde el a?o pasado se representa en Par¨ªs). Para su estreno, Koma confi¨® en un erotismo manido y carente de personalidad, con maillots de irregulares aperturas y vestidos asim¨¦tricos con serpenteantes bordes met¨¢licos. Un comod¨ªn que igual pod¨ªa haber funcionado, por ejemplo, para Versace.
Curiosamente, no es Yamamoto el ¨²nico cerebral dise?ador que esta temporada se entrega a los brazos de Eros. Haider Ackermann (Bogot¨¢, 1971) construye sus habituales torsiones sobre una paleta de tonos mucho m¨¢s rom¨¢nticos. Adem¨¢s, recurre con frecuencia a minifaldas y cort¨ªsimos pantalones, prendas ins¨®litas en su vocabulario. Las mujeres de Ackermann no podr¨ªan, aunque quisieran, encajar en una definici¨®n convencional de lo sexy, pero s¨ª sorprenden mostrando una faceta mucho menos oscura de lo habitual. La evocaci¨®n de la alcoba se nota en c¨®mo la ropa de cama se deja sentir en sus trajes y en el punto on¨ªrico y de nebuloso despertar que sobrevuela toda la propuesta.
La pr¨®xima primavera, hasta los devaneos conceptuales de Maison Martin Margiela quedan casi irreconocibles de la mano de vestidos-delantal que simulan cubrir el cuerpo con desorden y revelan falsos desnudos, ya que la piel est¨¢ cubierta en realidad por tejido de color carne. Las modelos que los llevan, con la cara cubierta de sudor y el pelo mojado, tambi¨¦n sugieren actividades lujuriosas.
Mucho m¨¢s habitual resulta que Isabel Marant (Paris, 1967) apueste por una sensualidad coqueta. Sus chicas han viajado en otras ocasiones al Oeste estadounidense o a India y, en esta ocasi¨®n, ponen rumbo a ?frica. Tanto da. De sus inspiraciones geogr¨¢ficas y temporales, Marant siempre destila una misma f¨®rmula femenina y joven, muy apta para el consumo inmediato, que genera infinidad de copias. Las cinturas ce?idas, los minivestidos drapeados, las sandalias romanas y los flecos de rafia de su colecci¨®n del viernes no ser¨¢n una excepci¨®n. Espere verlas por todas partes antes de que llegue la pr¨®xima primavera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.