Fallece Jean-Jacques Pauvert, el primer editor del Marqu¨¦s de Sade
Publicar su obra le cost¨® ser detenido y 11 a?os de juicios
Durante 150 a?os, la ¨²nica forma de leer las obras del Marqu¨¦s de Sade era en ediciones clandestinas. Hasta que en 1947, con una imprenta casera instalada en el garaje de la casa de sus padres en Sceaux (cerca de Par¨ªs), un joven de 21 a?os puso por primera vez el nombre de una editorial en un libro del divino marqu¨¦s, Juliette. Fue detenido al poco tiempo. Le cost¨® 11 a?os de procesos y acusaciones, pero nunca cedi¨®. Ese editor, Jean-Jacques Pauvert, falleci¨® el s¨¢bado pasado en Par¨ªs a los 88 a?os.
"Fue un aventurero de la ilusi¨®n", explica su amiga Beatriz de Moura, fundadora de Tusquest, cuya labor editorial estuvo marcada por Pauvert. "Fue un luchador, pero siempre con la sonrisa en los labios. Su gran empe?o fue demostrar la estupidez de la censura. Cuando edit¨® al marqu¨¦s de Sade sab¨ªa muy bien a qu¨¦ se enfrentaba", prosigue Beatriz De Moura.
El fallecido cr¨ªtico literario Rafael Conte, uno de los mejores lectores que ha tenido la prensa espa?ola, fue tambi¨¦n otro gran admirador de Pauvert, no solo por su pelea para publicar a Sade sino por todo su trabajo. Tambi¨¦n fue el primer editor de uno de los grandes t¨ªtulos de la literatura er¨®tica, Historia de O, de Dominique Aury. Escribi¨® una biograf¨ªa de Sade y durante d¨¦cadas complet¨® una Antolog¨ªa hist¨®rica de lecturas er¨®ticas.
"Ha muerto un hombre libre", titul¨® su obituario la revista Telerama. "Mi padre fue un gran editor, un defensor de la libertad contra cualquier forma de censura. Como mi madre [la editora R¨¦gine Deforges] fueron esp¨ªritus libres", se?al¨® su hija Camille Deforges al anunciar su muerte.
Nacido el 8 de abril de 1926 en Par¨ªs, tras su paso por la resistencia todav¨ªa siendo menor empez¨® a trabajar cuando era adolescente en la editorial Gallimard y all¨ª entr¨® en contacto con numerosos autores, sobre todo con los surrealistas (Andr¨¦ Br¨¦ton fue muy amigo suyo), a trav¨¦s de los que lleg¨® hasta Sade.
Desde sus primeras lecturas, Pauvert fue consciente de que Sade era un criminal y de que algunos de sus libros eran tan perturbadores que resultaban dif¨ªciles, casi insoportables, de leer. Pero tambi¨¦n supo que era un gran escritor y que los lectores ten¨ªan el derecho a decidir por s¨ª mismos. El propio Pauvert asegur¨® en una entrevista con este diario en 1990: "Paul Eluard describe muy bien el asunto: Sade ha liberado la imaginaci¨®n amorosa de su sujeto. Es, por tanto, la libertad. No aporta ning¨²n sistema, e incluso resulta corrosivo para cualquiera. Parte de la tradici¨®n libertina y materialista para llegar a unos extremos en los que no puede ser alcanzado por nadie. Sade siempre va m¨¢s lejos".
La pelea legal termin¨® en 1958, cuando el tribunal superior franc¨¦s decret¨® que Sade "era un escritor digno de ese nombre" y que por lo tanto pod¨ªa ser editado. Su victoria definitiva lleg¨® en 1990, cuando Sade entr¨® en el pante¨®n de las letras francesas, la colecci¨®n La Pleiade. "Nunca quise editar lo que todo el mundo aplaude y conoce, porque deja de ser interesante", dijo entonces.
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