Sevilla consagra ¡®La educaci¨®n de la Virgen¡¯ como el primer Vel¨¢zquez
El Espacio Santa Clara dedica una exposici¨®n cient¨ªfica y un congreso a la obra
Pocas noticias han tenido tanto impacto en el mundo del arte como el descubrimiento de La educaci¨®n de la Virgen, una obra temprana de Vel¨¢zquez, pintada en Sevilla hacia 1617 cuando el autor de Las meninas contaba con solo 17 a?os. Da?ada, quemada en parte y v¨ªctima de restauraciones criminales, fue el conservador e historiador John Marciari quien en 2010 dio a conocer al mundo su descubrimiento en la revista especializada Ars Magazine. Desde este mi¨¦rcoles y hasta el 15 de enero, el p¨²blico puede contemplar en el Espacio Santa Clara de Sevilla el impactante resultado de la restauraci¨®n y las conclusiones de las investigaciones cient¨ªficas que se han realizado en Yale. Esta misma tarde comienza simposio internacional en el que participan 29 expertos mundiales en el maestro.
Benito Navarrete, comisario de la exposici¨®n, ha reconstruido el viaje de la obra desde su descubrimiento en Yale hasta su restauraci¨®n y exposici¨®n. Frente a ella ha colocado tres piezas esenciales para entender la obra: La educaci¨®n de la Virgen, de Juan de Roelas (1612), La Sagrada Familia, de Luis Trist¨¢n (1603) y La imposici¨®n de la Casulla a San Ildefonso, de Vel¨¢zquez (hacia 1622).
A modo de antesala, sobre un gran panel gris, se reproducen algunos de los muchos titulares de prensa de medios internacionales y nacionales que abordaron el descubrimiento y sus consecuencias.
Ya al comienzo de la sala, se ha recreado el lugar en el que la obra fue encontrada por Marciari en Yale y un texto suyo en el que se puede leer: ¡°La primera vez que vi la pintura fue en 2003. Inmediatamente pens¨¦. Esta es una gran obra, pero ?de qui¨¦n? Estaba catalogada simplemente como Escuela Espa?ola. Me plante¨¦ varias hip¨®tesis hasta que un d¨ªa, quiz¨¢s tres o cuatro meses despu¨¦s, de repente me golpe¨®. Esto es un vel¨¢zquez de la primera ¨¦poca. Me dije a m¨ª mismo que estaba loco, tarado, demente. No parec¨ªa posible que Yale hubiera tenido un vel¨¢zquez durante ochenta a?os sin que nadie hubiera reparado en ¨¦l. No pod¨ªa ser¡ Inmediatamente despu¨¦s, me di cuenta de lo dif¨ªcil que iba a ser probarlo¡±.
Jonathan Brown, la nota discordante
Si el resultado de la restauraci¨®n de La educaci¨®n de la Virgen hab¨ªa levantado expectativas, no le va a la zaga la curiosidad con la que la comunidad cient¨ªfica va a seguir el simposio sobre la autor¨ªa de Vel¨¢zquez. 29 especialistas del maestro sevillano procedentes de todo el mundo debatir¨¢n desde hoy y durante tres d¨ªas en las salas de Santa Clara.
En la sesi¨®n inaugural se leer¨¢ la intervenci¨®n m¨¢s pol¨¦mica del encuentro, la de Jonathan Brown, quien por razones de salud ha excusado su asistencia. Experto en Vel¨¢zquez, su texto puede ser un jarro de agua fr¨ªa para algunos, en especial para John Marciari, el descubridor de la pintura y encargado de cerrar el simposio. Brown califica de desma?ada pintura La educaci¨®n de la Virgen y asegura que la atribuci¨®n se basa exclusivamente en evidencias circunstanciales, ante todo comparaciones estil¨ªsticas y datos t¨¦cnicos tan dif¨ªciles de entender como superficiales. Y acaba recordando que en las controversias sobre atribuciones, los elementos t¨¦cnicos s¨®lo conforman otra manera de probar la autor¨ªa, ni m¨¢s ni menos concluyente que el "juicio del ojo". Un m¨¦todo complementario, pues, que tampoco est¨¢ en posesi¨®n de la verdad.
No se equivocaba el conservador de pintura italiana y espa?ola del museo de San Diego. Lo primero era restaurar la obra en la medida de lo posible. A la pintura le faltaban 25 cent¨ªmetros en la parte superior, tres cent¨ªmetros en la inferior y una cantidad sin determinar de los bordes. Limpiezas a base de lej¨ªa y sosa y el efecto del agua y el fuego hab¨ªan producido da?os tremendos.
Durante dos largos a?os y con la financiaci¨®n del Banco de Santander, el equipo formado por Ian McClure y Carmen Albendea, junto a los restauradores de la Universidad de Yale se han ocupado de recobrar el aspecto original de la obra sin traicionar al artista. Para ello, han renunciado a reconstruir las partes perdidas y, gracias a los resultados de las radiograf¨ªas y reflectograf¨ªas infrarrojas han descubierto no solo el original, sino tambi¨¦n c¨®mo pintaba Vel¨¢zquez cuando acometi¨® La educaci¨®n de la Virgen.
McClure y Albendea llaman la atenci¨®n sobre los trazos gruesos de los dibujos originales con los que perfilaba las partes esenciales, el toque blanco con el que remataba una parte del rostro o el respaldo de la silla. Insisten en que han evitado, en la medida de lo posible, las reintegraciones, descubriendo las partes y pigmentos originales de la obra, que coinciden con la t¨¦cnica del joven Vel¨¢zquez en sus a?os sevillanos.
?Qu¨¦ vemos ahora que Marciari no pudo apreciar cuando la descubri¨®? Los restauradores se?alan el bodeg¨®n a la izquierda de la composici¨®n y la vasija que lo preside, el respaldo de la silla o la calidad de la madera de la mesa.
El comisario a?ade que se desvelan detalles que hacen imposible dudar de que se trata de un Vel¨¢zquez. Desconoce si se trata o no de un trabajo de encargo, aunque se inclina por definirlo como un ejercicio de experimentaci¨®n del joven pintor. No alberga ninguna duda. ¡°M¨¢s que insistir en mi tesis, he querido realizar una muestra cient¨ªfica con detalles t¨¦cnicos, la historia del cuadro, su descubrimiento y la comparaci¨®n con otras obras de su tiempo¡±.
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