La intimidad de los ocho d¨ªas que cambiaron la vida de Snowden
Un documental retrata la estancia del exanalista en Hong Kong durante las filtraciones
Para algunos es un h¨¦roe, para otros un traidor. Pero durante unos d¨ªas de junio de 2013, antes de convertirse en el mayor delator de la historia de Estados Unidos, Edward Snowden no era ni una cosa ni otra. Era un aut¨¦ntico desconocido, que se encontraba en un tenso imp¨¢s, en la antesala de que su vida cambiara por completo y tuviera que iniciar una huida fren¨¦tica por miedo a ser detenido tras destapar el espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en ingl¨¦s).
La cineasta y periodista estadounidense Laura Poitras pas¨® ocho d¨ªas de junio junto a Snowden en el hotel de Hong Kong en el que se hosped¨® tras marcharse a finales de mayo de Haw¨¢i, donde viv¨ªa c¨®modamente como analista de una agencia subcontratada por la NSA. Enclaustrado en una habitaci¨®n, Snowden, que entonces ten¨ªa 29 a?os, acord¨® los ¨²ltimos flancos de las filtraciones, constat¨® el impacto inicial que tuvieron y empez¨® a planificar su huida. Poitras grab¨® muchas de esas escenas y ahora la intimidad de esos d¨ªas sale a luz en el documental Citizenfour (Ciudadanocuatro), que se estren¨® el viernes en cuatro ciudades de EE UU tras presentarse la semana anterior en el Reino Unido.
El nombre del documental no es casual. Es el apodo que utiliz¨® Snowden en enero de 2013 cuando contact¨® a Poitras por medio de un correo electr¨®nico encriptado inform¨¢ndola de que ten¨ªa pruebas sobre los largos tent¨¢culos de la NSA. Un mes antes hab¨ªa tratado de contactar al?periodista estadounidense Glenn Greenwald. Los emails continuaron en los meses siguientes hasta que en junio Poitras -que estuvo nominada a un ?scar en 2006 por un documental cr¨ªtico con la invasi¨®n estadounidense de Irak- y Greenwald viajaron a Hong Kong para conocer a su confidente, del que no sab¨ªan pr¨¢cticamente nada. Solo hab¨ªan recibido unas indicaciones muy concretas sobre c¨®mo encontrarse con Snowden en su hotel.
Un nuevo filtrador promete revelaciones de peso
El documental concluye con un encuentro entre Snowden y Greenwald en Mosc¨², en el que el periodista -que ahora trabaja para el portal The Intercept- le explica las informaciones que le ha proporcionado su "nueva fuente". Desde hace tiempo se especula con la posibilidad de que haya otro filtrador de documentos confidenciales de inteligencia de EE UU, dado que The Intercept public¨® en agosto unos documentos con una fecha en la que Snowden ya estaba pr¨®fugo, por lo que no hab¨ªa podido tener acceso a ellos. Un portavoz de la CIA consultado por este peri¨®dico declin¨® hacer comentarios sobre si existe otro filtrador y si la Administraci¨®n lo est¨¢ investigando.
Greenwald le muestra a Snowden varios papeles y ¨¦ste responde con un gesto de estupefacci¨®n, como si no creyera lo que est¨¢ viendo. "Eso es muy peligroso por parte de la fuente", le dice al periodista. A continuaci¨®n, Greenwald escribe varias notas que le ense?a a Snowden y luego algunas de ¨¦stas aparecen filmadas, en un anticipo de lo que puede venir. Por ejemplo, parece insinuarse que desde la base militar estadounidense de Ramstein (Alemania) se gestionan determinados bombardeos y que la toma de decisiones empieza en el presidente de EE UU, Barack Obama.
En otra nota se informa de que 1,2 millones de personas est¨¢n en una lista de vigilancia gubernamental, que no se especifica. ¡°Eso podr¨ªa elevar toda la situaci¨®n pol¨ªtica de los filtradores¡±, reacciona Snowden al leerla. El exanalista ha dicho en varias ocasiones que las revelaciones ¡°m¨¢s grandes¡± est¨¢n a¨²n por llegar. Solo el tiempo dir¨¢ si las expectativas se cumplen.
Ambos, junto a otros dos periodistas, ganaron un premio Pulitzer por la publicaci¨®n de las filtraciones en los diarios The Guardian y The Washington Post, que fueron los que inicialmente destaparon el esc¨¢ndalo.
Citizenfour -que a¨²n no tiene fechas de estreno fuera de EE UU y Reino Unido- combina escenas de lo sucedido entre el 3 y el 10 de junio en la habitaci¨®n de Snowden con un recorrido por los efectos globales de las revelaciones, un repaso a los antecedentes de la NSA, pinceladas de la nueva vida del exanalista en Mosc¨² y un anticipo de posibles nuevas exclusivas de otro delator.
Pero el aspecto m¨¢s novedoso del documental es que permite conocer los entresijos detr¨¢s de las cuidadas destilaciones de informaci¨®n secreta por parte de Snowden. La primera vez que aparece el inform¨¢tico es el lunes 3, siete d¨ªas antes de que abandone el hotel para refugiarse en otro lugar de Hong Kong y 20 antes de que, tras no recibir asilo por parte de la excolonia brit¨¢nica, se suba a un avi¨®n con rumbo a Mosc¨². All¨ª pretend¨ªa hacer escala para proseguir hacia un pa¨ªs latinoamericano, pero EE UU le cancel¨® el pasaporte y tras varias semanas en tierra de nadie en el aeropuerto de la ciudad rusa recibi¨® un asilo temporal en ese pa¨ªs.
Poitras retrata las conversaciones de Snowden en su habitaci¨®n con Greenwald y Ewan MacAskill, otro periodista del Guardian. En su primera aparici¨®n, del d¨ªa 3, Snowden se muestra t¨ªmido, combinado cierto nerviosismo e ingenuidad por el impacto que puedan tener las filtraciones con seguridad sobre su decisi¨®n. El exanalista parece muy convencido de que est¨¢ haciendo lo correcto por el ¡°inter¨¦s p¨²blico¡± y mentalizado de que le va a cambiar la vida: explica con naturalidad que ni su familia ni su novia saben que ha huido y que es posible que tarde mucho en verlos.
Pero al d¨ªa siguiente, en la v¨ªspera de que Greenwald publique la primera revelaci¨®n -el acceso de la NSA a registros telef¨®nicos y de Internet de millones de usuarios en EE UU-, Snowden aparece m¨¢s nervioso y paranoico. Ataviado con una camiseta y sentado en la cama, se le ve tap¨¢ndose la cabeza con una manta mientras escribe en un ordenador port¨¢til para evitar la activaci¨®n remota de la c¨¢mara frontal del ordenador. Tambi¨¦n desconecta el tel¨¦fono de la habitaci¨®n por miedo a que sea escrutado y se muestra muy inquieto ante la posibilidad de tener que salir del hotel al estar sonando una alarma de incendio, que a los pocos segundos resultara que es una mera prueba.
Conseguimos que la informaci¨®n saliera. Si me detienen, me detienen [...] Y podr¨¦is seguir sacando informaci¨®n me pase lo que me pase¡± Edward Snowden
En los d¨ªas posteriores, seg¨²n se van publicando las filtraciones, se le ve siguiendo por televisi¨®n el impacto de las noticias con tranquilidad y ocasionales risas ingenuas. Como si no se acabara de ser consciente de que, mientras permanece enclaustrado en esa habitaci¨®n, buena parte de la atenci¨®n mundial est¨¢ puesta sobre ¨¦l. Solo parece serlo cuando su novia le comunica que la polic¨ªa ha ido a su casa.
El documental tambi¨¦n muestra c¨®mo Snowden decide con los periodistas el mejor momento para destapar su identidad. ¡°No me quiero esconder, quiero salir y decir que no tengo miedo¡±, esgrime. Se muestra confiado de que, tras ¨¦l, otros tambi¨¦n denunciar¨¢n el acceso del Gobierno de EE UU a masivas bases de datos, lo que considera una violaci¨®n de los equilibrios de poder. Y admite, casi impasible, que es ¡°cuesti¨®n de tiempo¡± que su identidad sea descubierta.
El v¨ªdeo en el que Snowden se presenta al mundo se difunde el d¨ªa 9. Al d¨ªa siguiente abandona su habitaci¨®n. Se corta el pelo y se recorta la barba para tratar de pasar desapercibido en la calle. Un abogado de derechos humanos lo visita y le explica los pasos a seguir. Y aunque no puede ocultar la tensi¨®n por sentirse perseguido, destila alivio cuando Poitras -en el documental solo se oye su voz- le pregunta c¨®mo se encuentra: ¡°Conseguimos que la informaci¨®n saliera. Si me detienen, me detienen [...] Y podr¨¦is seguir sacando informaci¨®n me pase lo que me pase¡±. Al poco, se ve a Snowden saliendo del cuarto y cerrando la puerta. A partir de ese momento, su vida cambiar¨¢ para siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.