Bienvenidos, padres del rock
Lo mejor de este g¨¦nero en Espa?a en la sexta entrega de ¡®EL PA?S de M¨²sica¡¯
El rock espa?ol nunca se dio aires. Siempre fue discreto, paciente, lo cual constituye una curiosa contradicci¨®n: el rock, por definici¨®n, da la nota y es impulsivo. Sin embargo, el rock hecho en este pa¨ªs, a diferencia de su pariente anglosaj¨®n, siempre funcion¨® mejor de forma subrepticia. Incluso en sus mejores momentos: hoy, al pensar en los primeros a?os ochenta, suelen venir a la mente antes que nadie los m¨²sicos de la nueva ola, para nada virtuosos, habituales de salas de concierto de tama?o XS, cuando eran Bar¨®n Rojo y Ob¨²s las bandas que reventaban pabellones y Miguel R¨ªos quien registraba el disco en directo m¨¢s m¨ªtico de nuestra historia (con homenaje a Le?o y Topo incluido). Pero esa falta de aceptaci¨®n, ese sentirse incomprendido, admit¨¢moslo, es tan rock and roll¡
No, al rock nacional nunca le gustaron los focos. Es m¨¢s, para muchos de sus seguidores ¡ªy aunque gusten de exteriorizarlo con su indumentaria¡ª es algo que se lleva por dentro. Las grandes figuras del g¨¦nero, algunas con cuarenta a?os sobre las tablas (Rosendo, por ejemplo), siguen atrayendo avalanchas de fans a sus conciertos, pero quiz¨¢ por la extra?a modestia que destilan nunca han encajado del todo en la categor¨ªa de "estrellas". Tampoco han dado motivos. Es decir, cuando un avi¨®n ha tenido que dar la vuelta en pleno vuelo no ha sido por culpa de un cantante de rock.
15 temas para cuatro d¨¦cadas
Entre dos tierras (H¨¦roes del Silencio).
El rock de una noche de verano (Miguel R¨ªos).
Maneras de vivir (Le?o).
Oveja negra (Barricada).
La casa por el tejado (Fito y Fitipaldis).
Qu¨¦date a dormir (M-Clan).
La posada de los muertos (Mago de Oz).
En el lago (Triana).
Dolores se llamaba Lola (Los suaves).
La rueca (Marea).
La vereda de la puerta de atr¨¢s (Extremoduro).
Vamos muy bien (Ob¨²s).
Necesito respirar (Medina Azahara).
Mis amigos (d¨®nde estar¨¢n) (Topo).
Siempre est¨¢s all¨ª (Bar¨®n Rojo).
Como escribe el productor, cineasta y escritor Gonzalo Garc¨ªa-Pelayo en el pr¨®logo del libro que acompa?a al disco En el nombre del rock, (que ma?ana domingo se publica con este diario al precio de 5,95 euros) ¡°el rock espa?ol es bueno, muy bueno, porque es rock y es espa?ol¡±. Efectivamente, tiene una carga aut¨®ctona indiscutible; de ah¨ª su car¨¢cter y cercan¨ªa.
A mediados de los setenta demostr¨® llevarse muy bien con nuestras ra¨ªces, algo que supieron aprovechar con maestr¨ªa visionarios del rock andaluz como Triana, Medina Azahara y otros. Eso en el sur, porque en el centro, casi simult¨¢neamente, lo que se impon¨ªa era un rock intoxicado de chuler¨ªa, poluci¨®n y descontento que, con m¨ªnimas variantes y desde diferentes puntos geogr¨¢ficos, se ha mantenido latente hasta hoy: Le?o, Topo, Barricada, Extremoduro, Marea o Fito y Fitipaldis comparten lazos que si no son sangu¨ªneos poco les falta.
Pero el rock espa?ol tambi¨¦n ha sabido mirar al exterior. El heavy metal castizo adapt¨® de forma fidedigna la corriente de sus hom¨®logos brit¨¢nicos, lo mismo que H¨¦roes del Silencio con la vertiente m¨¢s oscura de la m¨²sica de guitarras. Por no hablar del exquisito rock sure?o de M-Clan.
Un precisa panor¨¢mica de todo esto se puede escuchar y leer en la sexta entrega de EL PA?S de M¨²sica, la colecci¨®n que re¨²ne lo mejor del ¨²ltimo medio siglo de la m¨²sica espa?ola. Algunos de los mejores grupos de nuestro rock reunidos sin distinciones de edad, procedencia o sonido, pertrechados con una selecci¨®n de cl¨¢sicos que conviene escuchar al m¨¢ximo volumen permitido.
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