Desde un pa¨ªs extra?o
Si algo caracteriza a nuestra cr¨ªtica musical es la incapacidad para afrontar el ¡®mainstream¡¯
Merece calurosas felicitaciones y se reiteran desde aqu¨ª: el mensual Rockdeluxconmemora su 30 aniversario. En realidad, deber¨ªa celebrar los 40 a?os ya que desciende directamente de la legendaria Vibraciones. Pero no compliquemos m¨¢s las cosas: RDL ha lanzado un grueso n¨²mero especial que resume lo cubierto por la revista entre 1984 y 2014.
Junto al repaso a?o por a?o, se realiz¨® una macroencuesta entre m¨²sicos sobre RDL. No se lo pierdan, encontrar¨¢n a un Calamaro insospechadamente diplom¨¢tico y un Loquillo enquistado en su monotema: yo, m¨ª, me, conmigo. Otros se disparan en el pie: Christina Rosenvinge informa que usaba viejos ejemplares de RDL para que empaparan una gotera casera; El Zurdo asegura que no lee prensa musical ¡°desde que Ram¨®n de Espa?a dej¨® de dirigir Vibraciones¡±. Como es costumbre de la casa, el grueso se consagra a una clasificaci¨®n: los mejores 300 discos de esos treinta a?os, fruto de las votaciones de ciento veinte colaboradores, presentes o pasados, a los que se les solicit¨® una selecci¨®n de 50 t¨ªtulos. Al primero se le otorgaban 50 puntos, al segundo 49 y as¨ª.
Un servidor siempre sufre antes esas peticiones: dudo entre optar por obras musical, pol¨ªtica y socialmente significativas o tirar por t¨ªtulos que he disfrutado sin m¨¢s. Aqu¨ª prefer¨ª la segunda soluci¨®n, que adem¨¢s reflejaba cierto impacto colectivo: eleg¨ª los discos que m¨¢s he escuchado, incluso en casas ajenas, la radio, los locales. ?No, rectifico! En los lugares a los que acudo, jam¨¢s pincharon el ¨¢lbum que coloqu¨¦ en lo alto de mi lista: 19 d¨ªas y 500 noches, de Joaqu¨ªn Sabina.
Veo en redes sociales que mi opini¨®n se ha interpretado en clave de provocaci¨®n. Y no. Tampoco fue una votaci¨®n t¨¢ctica, como la realizada por compa?eros que colocaron en sus tres primeros puestos ¡ªlos que acumulaban m¨¢s puntos¡ª diferentes discos de un mismo artista: lo hizo I?aki Zarata con el cantautor Mikel Laboa y Oriol Rossell con los ruidistas de Whitehouse.
Y les ha funcionado: un disco de ambos se ha colado entre los 300 que son comentados en el especial. No ocurre as¨ª con mi selecci¨®n principal: ni 19 d¨ªas y 500 noches ni ning¨²n otro trabajo de Sabina aparecen en el c¨®mputo final.
Dos explicaciones razonables. Extrapolando la presencia de discos muy especializados, podr¨ªa sospechar que los responsables de RDL han decidido prescindir de Sabina. Sssh, que nadie se escandalice: he visto en otras revistas c¨®mo se acicalaban los resultados de consultas similares. Una prerrogativa que obedece a objetivos a corto o largo plazo, incluyendo la necesidad de que los lectores se reconozcan en ese espejo que es la publicaci¨®n. Asumo que Joaqu¨ªn est¨¢ verboten en el universo RDL; hasta se le dedic¨® un memorable editorial, titulado ¡°Traga quina, Sabina¡±. Aparte, su deriva en los quince ¨²ltimos a?os no ayuda precisamente a reivindicar su figura como creador de canciones.
Segunda posibilidad: que nadie haya sumado puntos a mis 50 para 19 d¨ªas y 500 noches. Aunque leg¨ªtimo, eso resulta m¨¢s inquietante. Sabina nos hab¨ªa acostumbrado a unos discos feos de presentaci¨®n, irregulares en contenido, infelices en producci¨®n... hasta que se redimi¨® en 1999. Se hall¨® fugazmente en estado de gracia pero ?se enter¨® el estamento cr¨ªtico? Si algo caracteriza a nuestra cr¨ªtica musical es la incapacidad para tratar el mainstream. Existe un abismo entre los gustos masivos y los de los prescriptores y, advierto, no ocurre as¨ª en la prensa de Francia y Italia, mucho m¨¢s abiertas.
Ese esnobismo explica nuestra irrelevancia, nuestro fracaso total en conectar con el gran p¨²blico. Leyendo el especial de RDL he tenido la inc¨®moda sensaci¨®n de que no se trata de un producto espa?ol. Procede de un pa¨ªs imaginario, un territorio proteico cuyas fronteras son redefinidas mayormente por medios como NME, Mojo, Pitchfork. ?Nosotros? Somos felices inquilinos de una alt¨ªsima torre de marfil. Sin necesidad de interactuar con el mundo.
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