El Einstein m¨¢s humano
Un libro de citas del f¨ªsico revela su cara art¨ªstica, su humor y sus zonas umbr¨ªas
A casi 60 a?os de su muerte, los logros cient¨ªficos de Albert Einstein siguen proyectando una sombra tan alargada sobre nuestro entendimiento del mundo, y sobre el mundo en s¨ª mismo, que lo m¨¢s f¨¢cil es caer en una especie de trampa religiosa y declararle un ¨ªdolo o un superhombre, un icono que simboliza el poder de la mente pura para comprender y predecir la realidad. Las primeras recopilaciones de sus citas, filtradas con mano f¨¦rrea por su secretaria y archivera, Helen Dukas, no hicieron sino alimentar ese mito al presentar una sesgada selecci¨®n del Einstein m¨¢s profundo, sensato y ecu¨¢nime, sin las fisuras ni debilidades que suelen revestir de carne a los arquetipos o a los esp¨ªritus puros.
Albert Einstein: el libro definitivo de citas (Plataforma Editorial) desentierra ahora ¡ªen una recopilaci¨®n de exitosas ventas de la Universidad de Princeton¡ª la cara oculta del genio: su esencial faceta art¨ªstica, su omnipresente y agudo sentido del humor, tambi¨¦n sus zonas m¨¢s umbr¨ªas.
Y ahora escuchemos a Einstein (Ulm, Alemania, 1879 - Nueva Jersey, EE UU, 1955), que es a lo que hemos venido. Cuando le pidieron permiso para usar su nombre en la campa?a publicitaria de una cura para el dolor de est¨®mago, respondi¨®: ¡°Nunca autorizo a usar mi nombre con fines comerciales, ni siquiera cuando no se pretende enga?ar al p¨²blico como en su caso¡±. Cuando una se?ora mayor le dijo en un autob¨²s: ¡°Oiga, su cara me resulta familiar¡±, Einstein respondi¨®: ¡°S¨ª se?ora, soy modelo para fot¨®grafos¡±. Eran los a?os treinta, y la celebridad del f¨ªsico ya se traduc¨ªa en una sucesi¨®n interminable de sesiones de posado para los escultores y artistas pl¨¢sticos.
Su estilo de Groucho Marx sigui¨® perfeccion¨¢ndose con los a?os, como en esta cita: ¡°Nunca pienso en el futuro. Llega demasiado pronto¡±. O en esta otra: ¡°Para castigarme por mi falta de respeto a la autoridad, el destino me ha convertido en una¡±. O finalmente: ¡°Estoy bastante bien, para haber sobrevivido al nazismo y a dos esposas¡±. S¨ª, Einstein era un mis¨®gino, como casi todo el mundo, aunque tambi¨¦n un defensor de los derechos de las mujeres, y un proabortista (de plazos) ya en los a?os veinte.
"Estoy bien, para haber sobrevivido al nazismo y a dos esposas"
El genio jud¨ªo lleg¨® a estar sinceramente harto de su celebridad, sobre todo porque ya no pod¨ªa fiarse de los halagos que le hac¨ªa todo el mundo. En una ocasi¨®n le presentaron a un beb¨¦ de un a?o y medio, el beb¨¦ se ech¨® a llorar, y dijo Einstein: ¡°Es la primera persona en muchos a?os que me dice lo que piensa de m¨ª¡±. Su vena misantr¨®pica reaparece en las notas que mandaba Helen Dukas para rechazar la riada de manuscritos que le llegaban para revisar: ¡°El profesor Einstein le implora que trate usted sus manuscritos como si el profesor Einstein ya estuviera muerto¡±.
La explicaci¨®n de la relatividad m¨¢s elegante y concisa ¡ªm¨¢s einsteniana, por lo tanto¡ª no fue obra de Einstein, sino del gran f¨ªsico John Wheeler: ¡°La materia le dice al espacio c¨®mo curvarse, el espacio le dice a la materia c¨®mo moverse¡±. Pero Einstein no lo hab¨ªa hecho mal unas d¨¦cadas antes, en 1922, cuando su hijo Eduard le pregunt¨® por qu¨¦ era tan famoso, y ¨¦l respondi¨®: ¡°Cuando un escarabajo ciego se arrastra sobre una hoja curvada, no se da cuenta de que su camino est¨¢ curvado; yo he tenido la suerte de darme cuenta de lo que se le pas¨® al escarabajo¡±. Y a Newton, ser¨ªa justo a?adir.
"Nunca pienso en el futuro. Llega muy? pronto", dijo al estilo Groucho Marx
La literatura y las artes tuvieron un papel esencial en su vida, con un ¨¦nfasis especial en la m¨²sica. ¡°Si no fuera f¨ªsico ser¨ªa m¨²sico¡±, asegur¨®. ¡°Experimento el mayor grado de placer ante las obras de arte; me llenan de sentimientos de felicidad de una intensidad que no puedo obtener de otras fuentes¡±.
Albert Einstein empez¨® a tocar el viol¨ªn con seis a?os, y tuvo 10 violines entre 1920 y 1950 ¡ªcelebr¨® la confirmaci¨®n de su teor¨ªa en 1921 compr¨¢ndose uno¡ª, aunque en sus ¨²ltimos a?os los sustituy¨® por el piano. Sus gustos no pod¨ªan ser m¨¢s cl¨¢sicos ¡ªBach, Mozart, Schubert, Schumann y nada de Wagner¡ª y es muy posible que guarden relaci¨®n con su ciencia. No en un sentido directo ¡ªninguna de sus teor¨ªas se bas¨® en la m¨²sica¡ª, sino en uno m¨¢s profundo y rec¨®ndito: en la b¨²squeda de una estructura, de un sentido del todo, de una autoconsistencia que no se deriva de los datos, sino de un imperativo arm¨®nico o est¨¦tico. Las grandes mentes piensan igual, dice el proverbio ingl¨¦s (que enseguida a?ade: pero los tontos rara vez discrepan).
Pero, si yo fuera un artista, mi cita favorita de Albert Einstein ser¨ªa la siguiente: ¡°La imaginaci¨®n es m¨¢s importante que el conocimiento¡±. Ser¨¢ mentira, pero d¨ªmelo.
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