Tulio Halperin, uno de los grandes historiadores de Am¨¦rica Latina
Antiperonista durante toda su vida, influy¨® en varias generaciones de argentinos
Pocas veces en la Argentina de hoy se da un consenso tan un¨¢nime en torno a una persona, viva o muerta. El historiador Tulio Halperin Donghi, antiperonista de toda la vida, falleci¨® a los 88 a?os el pasado viernes en Berkeley (California) entre el reconocimiento y la admiraci¨®n de sus compatriotas de todo signo pol¨ªtico. Clar¨ªn, el diario m¨¢s cr¨ªtico con el Gobierno, lo calific¨® como ¡°el historiador de la Argentina¡±. La Naci¨®n, tambi¨¦n cr¨ªtico, titul¨® que hab¨ªa fallecido un personaje ¡°imprescindible¡± para entender la historia del pa¨ªs. El historiador y columnista argentino Carlos Pagni comentaba ayer que probablemente Halperin Donghi haya sido, junto a Jorge Luis Borges, una de las personas m¨¢s inteligentes que haya dado Argentina. Y desde el lado opuesto, el diario af¨ªn al Gobierno P¨¢gina 12 titulaba: ¡°Se fue una parte de la historia¡±. Un gran maestro, Carlos D¨ªaz, su editor en Siglo XXI, lo describi¨® como ¡°due?o de un pensamiento sagaz, ir¨®nico e imposible de reducir a cualquier tipo de esquematismo¡±.
En un pa¨ªs como Argentina, donde el general Juan Domingo Per¨®n, muerto hace 40 a?os, parece tan presente o m¨¢s que algunos candidatos para las presidenciales del a?o pr¨®ximo, un pa¨ªs donde se publica cada semana alg¨²n libro sobre los ¨²ltimos 200 a?os de historia, Tulio Halperin se labr¨® un prestigio a prueba de las muchas pol¨¦micas en las que nunca temi¨® meterse. Eso s¨ª: en buena parte se lo labr¨® desde el extranjero, ya que a partir de 1966 fue profesor en las universidades de Harvard y de Oxford, y desde 1971 ense?¨® en la de California, en Berkeley.
Hijo de un profesor de lat¨ªn y una profesora de espa?ol, Halperin naci¨® en Buenos Aires en 1926. Estudi¨® Qu¨ªmica durante dos a?os y medio, hasta que se dio cuenta de que quer¨ªa ser historiador. Su padre insisti¨® en que consiguiera un t¨ªtulo y se licenci¨® en Derecho. Despu¨¦s se doctor¨® en Historia, complet¨® su formaci¨®n en Tur¨ªn y Par¨ªs y en 1972 public¨® en la editorial Siglo XXI su gran obra, Revoluci¨®n y guerra, imprescindible para quienes pretendan conocer la ¨¦lite pol¨ªtica, econ¨®mica y militar argentina en la lucha por su independencia, entre 1810 y 1820. En 1972 se march¨® a Berkeley, donde daba clases como profesor em¨¦rito. Pero Argentina era su gran obsesi¨®n y a menudo volv¨ªa a su pa¨ªs y segu¨ªa escribiendo de ¨¦l. Entre su profusa bibliograf¨ªa se podr¨ªa destacar Historia contempor¨¢nea de Am¨¦rica Latina (1967), Una naci¨®n para el desierto argentino (1982) y La lenta agon¨ªa de la Argentina peronista (1994). En este ¨²ltimo se preguntaba por qu¨¦ hab¨ªa un consenso tan generalizado sobre uno de los pr¨®ceres de Argentina, Manuel Belgrano (1770-1820), sobre el que el mes pasado public¨® su estudio, El enigma Belgrano.
En una entrevista que concedi¨® en 2008 a la revista E?e se?al¨®: ¡°Digamos que fui antiperonista casi como un destino; no es que lo eligiera, ah¨ª ca¨ª y afront¨¦ las consecuencias. Nunca se me ocurri¨® hacer otra cosa. Pero en alg¨²n momento eso empez¨® a aburrirme, y afuera se hac¨ªa incomprensible que todos, peronistas y antiperonistas, se calentaran tanto por cosas que desde el exterior no se ve¨ªa por qu¨¦ eran tan importantes. Uno iba a Espa?a y entend¨ªa muy bien por qu¨¦ el pa¨ªs estaba dividido. En cambio, ?en la Argentina qu¨¦ hab¨ªa pasado? E incluso ?qu¨¦ estaba pasando con el peronismo?¡±.
Su estilo era enrevesado, plagado de frases yuxtapuestas y p¨¢rrafos que se alargaban en m¨¢s de una p¨¢gina. Pero no sol¨ªa dejar cabos sueltos. En el diario P¨¢gina 12, Sergio Wisch?evsky escribi¨® el s¨¢bado bajo el t¨ªtulo de Un gran maestro: ¡°Varias generaciones de historiadores y de entusiastas lectores nos formamos leyendo sus ensayos, discutiendo con sus escritos, enoj¨¢ndonos con su gram¨¢tica y aprendiendo con su singular¨ªsimo estilo. (¡) Bibliograf¨ªa obligada de todas las universidades de Latinoam¨¦rica y de muchos otros lugares del mundo, su presencia seguir¨¢ sin duda vigente en una vor¨¢gine de congresos, escritos, homenajes y jornadas que, es muy f¨¢cil prever, empiezan a gestarse desde hoy¡±.
En el bisemanario Perfil, la cr¨ªtica literaria Beatriz Sarlo escribi¨®: ¡°Lo extra?aremos y nos har¨¢ falta. Hace poco escrib¨ª una frase que ¨¦l consider¨® rid¨ªcula. Escrib¨ª: ¡®Halperin Donghi es un genio¡¯. La inteligencia era una parte de su fascinaci¨®n. La otra, m¨¢s compleja, era la rar¨ªsima mezcla de mordacidad y benevolencia, una mezcla que parece imposible. A medida que fue envejeciendo no abandon¨® la iron¨ªa, pero se volvi¨® m¨¢s bondadoso. Cuando termin¨® la dictadura y nos visit¨® en los tempranos ochenta, dejamos de temerle y, m¨¢s tranquilos, pasamos simplemente a admirarlo¡±.
Su muerte ha suscitado en Argentina un consenso semejante al que hab¨ªa sobre el h¨¦roe Manuel Belgrano hasta que ¨¦l diseccion¨® al personaje.
Babelia
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