La piqueta amenaza en Galicia a un icono de la arquitectura
Un juez ordena el derribo de una casa de V¨ªctor L¨®pez-Cotelo
¡°La corrupci¨®n normalmente se esconde, pero en Galicia se exhibe con orgullo. Humilla y atropella a lo que la rodea¡±. El arquitecto Carlos Quint¨¢ns habla con hartazgo. Explica que no se act¨²a contra la depravaci¨®n haciendo leyes que la impidan, cumpliendo las que existen o no permitiendo que estas se var¨ªen sin sentido. Esa dejadez ha terminado por desproteger el territorio, ha hecho estragos en buena parte del patrimonio arquitect¨®nico y est¨¢ aniquilando la tradici¨®n constructiva.
La ¨²ltima de esas destrucciones afecta a una de las obras m¨¢s premiadas de la arquitectura gallega contempor¨¢nea, la casa en Ponte Sarela de Victor L¨®pez-Cotelo. Alejada de cualquier exceso o prepotencia y, al rev¨¦s, arraigada en el lugar y en la tradici¨®n constructiva local, la casa que hace ocho a?os hizo construir el promotor Otero Pombo a las afueras de Santiago, permit¨ªa pensar en otro futuro. Abr¨ªa una v¨ªa para la transformaci¨®n de la arquitectura preindustrial gallega que pasaba por conservar el paisaje de canales de agua y molinos que define la frondosa periferia de la capital. Esa condici¨®n pionera de reconvertir y actualizar el patrimonio de las antiguas curtidur¨ªas abandonadas convirti¨® este proyecto en un faro capaz de guiar futuras actuaciones. Seguramente por esa cualidad, a la vez pionera y reparadora, la casa en Ponte Sarela se mostr¨® en la Bienal de Venecia y se hizo con el Premio Saloni y el Gran Premio Enor de arquitectura. Es una casa indiscutible. A la sobresaliente calidad arquitect¨®nica a?ade humildad, cercan¨ªa con el usuario y una labor did¨¢ctica realizada no por un ayuntamiento sino por un particular, un promotor que quiere construir para mejorar lo que existe y no exclusivamente para enriquecerse. El ¨²ltimo premio a esta vivienda ha sido una sentencia judicial con una orden de derribo.
¡°Nos hemos acostumbrado a que los delitos no se condenen, pero el castigo para quien lo hace bien nos lleva a la desesperaci¨®n¡±, contin¨²a Quint¨¢ns. A pesar de estar realizada con todos permisos municipales y con todos los controles de comisiones de patrimonio, la vivienda debe derribarse en un 65% tras estimar un tribunal que no se ajusta a la legislaci¨®n. Una vecina, ¡°que vive en una casa ilegal¡±, explica L¨®pez Cotelo, denunci¨® que perturbaba el ambiente de la zona. Perdi¨® el pleito, recurri¨®, y lo volvi¨® a perder. En el segundo pleito la sentencia le exigi¨® a la propia mujer que demoliera su casa ilegal. Al promotor Otero Pombo le dio pena y pidi¨® que no se cumpliese la sentencia.
Ahora, un nuevo juez reinterpreta la normativa urban¨ªstica y obliga a pasar de conservar el patrimonio a convertirlo en ruina. Eso s¨ª, las casas anodinas levantadas sin licencia que la rodean permanecer¨¢n. ¡°Este es un pa¨ªs que se destruye a s¨ª mismo¡±, afirma el arquitecto desde Granada, donde, tras 16 a?os, ha concluido la Escuela de Arquitectura de la ciudad.
Hace dos d¨¦cadas que L¨®pez Cotelo da clases, de Proyectos y Restauraci¨®n, en la Universidad Polit¨¦cnica de M¨²nich.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.