Contra las pestes que asuelan nuestra lengua
?Qu¨¦ alegr¨ªa este Premio Cervantes para Juan Goytisolo! Para nada anunciado y, m¨¢s bien, sorpresivo, porque ya nos hab¨ªamos acostumbrado al mal sabor de que no acabase de obtenerlo, a pesar de que Carlos Fuentes votara por ¨¦l a?o tras a?o, aunque s¨®lo fuera para hacer m¨¢s notoria su ausencia. Este a?o, adem¨¢s, los finalistas eran todos premiables, y lo ser¨¢n, confiamos, a su turno: entre ellos, Luis Goytisolo, su hermano, extraordinario narrador cuya obra tiene la virtud po¨¦tica de seguir siendo escrita ma?ana, dada su frescura e inventiva. Por fin Carlos Fuentes dejar¨¢ de votarle.
La historia de sus libros bien podr¨ªa ser otra historia de la lectura en espa?ol, esa biograf¨ªa que la novela nos ha construido para mejorarnos la conversaci¨®n. Como en el modelo cr¨ªtico forjado por Petrarca, cuando le escribi¨® cartas a los cl¨¢sicos lamentando los malos tiempos que, como a todos los hombres, le hab¨ªan tocado; tambi¨¦n la obra de Goytisolo se puede releer como una conversaci¨®n con el lector, dentro de la cual dialogan otros autores y libros, protestando los peores tiempos que dirimen con su s¨¢tira puntual, su humor corrosivo y su narraci¨®n innovadora. Nos convoca a reordenar la biblioteca que nos ha tocado en suerte, y nos demanda ser mejores lectores. Bien visto, en su obra el lector es un Quijote capaz de creer que los libros son capaces de rehacer el mundo gracias a la lectura.
Por eso, no es casual que, como Cervantes, Juan Goytisolo (Juan Sintierra, libre por fin de La Mancha, de lo literal y lo mismo) haya construido el m¨¢s complejo, compresivo y c¨®mplice proyecto imaginativo de hacer del espa?ol la mayor cr¨ªtica del espa?ol. Si Cervantes escribi¨® contra la osatura ideol¨®gica tradicional de la lengua de su tiempo, refutando el habla perifr¨¢sica y lugarcomunesca, Goytisolo ha escrito contra las pestes que asuelan nuestra lengua: la superstici¨®n ultramontana, la prohibici¨®n pacata, el autoritarismo entra?able. As¨ª como Sancho aprendi¨® a leer bajo su loco maestro, y en la Insula ley¨® cada caso como una novela italiana, la obra de Goytisolo nos ha hecho lectores m¨¢s l¨²cidos, y nos ha ense?ado a reconocer que la literatura es casi lo ¨²ltimo que nos queda para librar al libro de su pacificaci¨®n masiva y destino residual.
Los pocos autores de obra pol¨¦mica, fronteriza o de ruptura, que todav¨ªa persisten, recibir¨¢n este premio como un reconocimiento de su propia lectura. Contra el lugar com¨²n, impuesto por el llamado al orden del pensamiento m¨¢s conservador, la literatura sigue explorando nuevas formas, forjando nuevos lenguajes, y refutando el orden del mundo en los mercados.
Marx postul¨® que lo moderno es cambiar el mundo, no la filosof¨ªa. Rimbaud propuso cambiar la vida. Joyce, cambiar el texto. Borges, la lectura. Goytisolo nos propone cambiar la lengua misma. Recuperar, en espa?ol, la cr¨ªtica cervantina contra la osatura autoritaria de una lengua capaz de borrar al otro. Cervantes sonreir¨ªa ante tama?a empresa. Tal vez creer¨ªa haberse encontrado con otro Ricote. Esta vez, con alguien capaz de creer que se puede ser libre en espa?ol.
Julio Ortega, cr¨ªtico peruano, acaba de publicar C¨¦sar Vallejo y la escritura del devenir (Taurus).
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