?Esto es arte?
Hoy no existen reglas para juzgar una obra de arte, pero F¨¦lix Ovejero, en ¡®El compromiso del creador¡¯, propone una: tomar la seriedad del creador como punto de partida
Esta no es una cr¨ªtica o una recensi¨®n, ni siquiera un comentario; pretende ser un di¨¢logo. F¨¦lix Ovejero se pregunta por lo que se preguntan muchos ¡ª?esto es arte?¡ª y se escandaliza por lo que muchos se escandalizan: todo vale en arte, ?cu¨¢l es el valor art¨ªstico, est¨¦tico, de esas obras de tanto precio? Pregunta y esc¨¢ndalo est¨¢n a la orden del d¨ªa.
Las ideas que Ovejero expone, en buen n¨²mero de p¨¢ginas, son sencillas. Fundamentalmente dos: a diferencia de lo que suced¨ªa ¡°antes¡±, no existen criterios sobre qu¨¦ sea arte, hasta el punto de que cualquier cosa puede serlo ¡ªuna pintura de Vel¨¢zquez o de Picasso, una pintura de Manet, un m¨®vil de Calder, una estatua de Canova, o un ¡°enlosado¡± de Andr¨¦, un hierro de Serra, objetos encontrados de Ferrant, por ejemplo¡ª y, en consecuencia, tampoco existen criterios para valorar las obras (y como no existen criterios, los artistas, los creadores, pueden recurrir a todo tipo de subterfugios para medrar). Esta es la primera idea o el primer conjunto de ideas. La segunda es una respuesta y una propuesta: puesto que no existe certidumbre sobre el objeto ¡ªcondici¨®n y valor¡ª, vayamos al sujeto, los creadores, seg¨²n una hip¨®tesis igualmente sencilla: un sujeto virtuoso crear¨¢ una obra buena; un sujeto deshonesto, una obra deshonesta.
El di¨¢logo, sin ¨¢nimo gremial, puede establecerse a partir de ambas ideas. Vayamos sobre la primera. No tengo claro ni estoy seguro de que ¡°cualquier cosa puede ser arte¡± o ¡°todo vale en arte¡± produzca los efectos se?alados por Ovejero. Ciertamente, ha ¡°producido¡± tiburones en conserva, cuerpos demediados y cr¨¢neos con brillantes ¡ªobjetos m¨¢s propios de la feria, la taxidermia, la bisuter¨ªa y la decoraci¨®n por los que se han pagado grandes sumas y que se exponen como obras de arte¡ª, pero tambi¨¦n ha producido, por ejemplo, un descubrimiento de la naturaleza que tiene en algunos artistas pr¨®ximos manifestaciones muy relevantes. Pienso en Adolfo Schlosser, Jorge Barbi, Miguel ?ngel Blanco, Eva Lootz, Susana Solano¡ Pedir reglas cuando el arte moderno se ha fraguado en la cr¨ªtica de las reglas que acartonaron el arte posiblemente est¨¦ fuera de lugar, o al menos parece necesario averiguar la raz¨®n por la que las reglas entraron en crisis y se lleg¨® hasta el extremo de que ¡°todo puede ser arte¡±.
En vez de insistir en el modelo ciencia para el arte, centr¨¦monos en los textos que explican las obras en el curso de la historia
Propongo que en vez de insistir una y otra vez en el modelo ciencia para el arte, en la ejemplificaci¨®n con los m¨¢s escandalosos y disparatados fen¨®menos o en la atenci¨®n muy parcial a algunas reflexiones est¨¦ticas (y la no menos parcial lectura de algunos rom¨¢nticos, con Schiller a la cabeza), nos centremos en aquellos textos que tratan de explicar el significado de las obras en el curso de la historia y no al margen de ella. No Duchamp y Beuys en abstracto, sino Duchamp y Beuys en su contexto hist¨®rico. Adelantar¨¦ que no es suficiente una visi¨®n tan parcial de la historia del arte moderno que la reduzca a los poetas malditos y los artistas decadentes, pues en el mismo momento y en el mismo lugar en que poetas malditos y artistas decadentes trabajaban (Baudelaire, Rimbaud, Moreau¡, a los que Ovejero parece considerar origen de buena parte de los ¡°desmanes¡± del arte moderno), trabajaban tambi¨¦n otros que no lo eran (Thor¨¦, Zola, Duranty, Manet, Courbet, Fantin¡). Las razones que me mueven a este tipo de propuesta no son ni historicistas ni sociologistas, creo que los artistas trabajan dialogando unos con otros y con el pasado. Por otra parte, no estoy nada seguro de que artistas como Oscar Wilde no fueran en extremo honrados en la presentaci¨®n de sus creaciones, y, desde luego, lo era Whistler, al que Ovejero califica en un par de ocasiones como ¡°compinche¡± de aqu¨¦l.
En un momento de sus circunloquios, Ovejero hace una cita de Lionel Trilling que puede ser punto de partida para cualquier di¨¢logo: la novela, que nunca ha sido est¨¦tica o moralmente una forma perfecta, ¡°nos ense?¨®, como jam¨¢s otro g¨¦nero lo hizo, a entender la diversidad humana y el valor de esa diversidad¡±. Dice Ovejero que es ¡°un programa que hubiese firmado el Arist¨®teles de la Po¨¦tica¡± (p¨¢gina 245). Pues bien, llev¨¦moslo a las artes pl¨¢sticas, que parece la gran ¡°bestia negra¡±. Ser¨¢ fruct¨ªfero: si algo caracteriza a la evoluci¨®n de las artes pl¨¢sticas en los siglos XIX y XX es su apuesta por la diversidad, la de las propias artes y la de los motivos aludidos por ellas, frente a la uniformidad del arte dominado por reglas (acad¨¦micas, religiosas o pol¨ªticas). Naturalmente, se est¨¢ hablando aqu¨ª de la libertad, un tema que para el arte y la literatura fue fundamental y que, en la medida de sus posibilidades, nos ense?aron a descubrir. Creo que la labor del cr¨ªtico y el te¨®rico, la del historiador tambi¨¦n, es analizar las razones de ese desarrollo, su alcance, sus impedimentos y, si se quiere, sus ¡°peligros¡±.
Malditos y decadentes, Rimbaud y Wilde entran en ese marco, lo mismo que naturalistas, impresionistas, simbolistas, prerrafaelitas, Courbet, Manet, Monet, Fantin-Latour, Renoir, Degas, Gauguin¡, todos ellos constituyen, construyen, en el ¨¢mbito de las artes pl¨¢sticas la diversidad de la que habla Trilling a prop¨®sito de la novela. Este ser¨ªa un buen punto de partida para el di¨¢logo. Ovejero parece asumirlo cuando habla de Martha Nussbaum (p¨¢ginas 90 y 208) y, sobre todo, tras citar a Trilling, cuando escribe: ¡°Lo que el arte nos muestra es la presencia de otros matices, de que, en realidad, estamos descubriendo, mediante la ficci¨®n, los recovecos de la vida y sus situaciones que s¨®lo nuestros primitivos mecanismos de reacci¨®n emocionales habituales llegan a confundir¡± (p¨¢gina 248).
El segundo bloque de ideas tambi¨¦n puede ser motivo de un di¨¢logo profundo. Por lo pronto no cabe reducirlo al debate Sartre-Camus (con el aditamento de Merleau-Ponty), la trayectoria de Althusser o cualesquiera otro de los intelectuales franceses a la moda. Tampoco me parece buena idea afirmar la ¡°fragilidad moral de los artistas¡± en raz¨®n de que la instituci¨®n es fr¨¢gil (p¨¢gina 37). Parecer¨ªa que el compromiso del creador, que da t¨ªtulo al libro, vacunar¨ªa de tanta fragilidad.
El compromiso, sobre el que Ovejero vuelve una y otra vez, tiene muchos protagonistas, cuya buena o mala fe no voy a juzgar. Me hubiese gustado que al hablar de este tema no hubiera insistido tanto en los franceses y hubiese hablado m¨¢s de los espa?oles (lo que dice al respecto es en exceso escueto). Ovejero concluye en la p¨¢gina 424: ¡°Si no tenemos modo seguro de justificar las obras, es buena cosa saber que sus autores se toman en serio lo que hacen, que han puesto lo mejor de s¨ª mismos. Nos ayudar¨¢ a saber qu¨¦ podemos esperar y ser¨¢ una v¨ªa para comenzar a valorar la obra. La probidad no es condici¨®n suficiente, pero s¨ª condici¨®n necesaria de la calidad de los resultados. No podemos esperar nada bueno de quien no se emplea con bondad¡±.
Confieso que no estoy en disposici¨®n de afirmar si Duchamp, Beuys, Morandi, Picasso, Bacon, Pollock, Klee, De Kooning, Depero, Jorn, Saura, Serra, Millares, T¨¤pies, Esteban Vicente, Andr¨¦, Mir¨®, Ferrant, Tracey Emin¡ se toman o se han tomado ¡°en serio¡± lo que hacen, si se han empleado ¡°con bondad¡±. Solo tengo sus obras para presumir algo al respecto. Mi punto de partida es que s¨ª se toman en serio, por eso intentar¨¦ analizar el significado de sus obras, las emociones que puedan (o no) producir, la intencionalidad que en ellas se expresa¡ Tambi¨¦n tendr¨¦ en cuenta su situaci¨®n hist¨®rica, la de, por ejemplo, los Benjam¨ªn Palencia, Rafael Zabaleta, ?ngel Ferrant, D¨ªaz Caneja, Mir¨®n¡ en los a?os cuarenta de nuestro pa¨ªs.
En este eventual di¨¢logo hay algo que me preocupa: ?qui¨¦n decide qui¨¦n ¡°se toma en serio¡± y qui¨¦n no? He vivido en una ¨¦poca en que se exped¨ªan ¡°certificados de seriedad¡± (pol¨ªtica y art¨ªstica; moral, tambi¨¦n). No deseo volver a vivirla.
El compromiso del creador. ?tica de la est¨¦tica. F¨¦lix Ovejero Lucas. Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores. Barcelona, 2014. 448 p¨¢ginas. 24 euros.
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