Y se r¨ªen
Que le pregunten a los parados, a los j¨®venes y a los que han condenado a la intemperie su opini¨®n sobre el programa econ¨®mico del Gobierno
Sospecho que la fotograf¨ªa de Mariano Rajoy en el Congreso que publicaba en primera plana ayer este peri¨®dico merece que Mill¨¢s la diseccione en una operaci¨®n sin anestesia en su impagable secci¨®n La imagen. Mi simpleza para captar matices solo deduce en la desolada y cabizbaja mirada del pr¨®cer y en su pesarosa mano sujetando el cr¨¢neo que sufre una migra?a feroz, que la cabeza le va a estallar por alg¨²n desorden f¨ªsico o ps¨ªquico. Y me pregunto qu¨¦ puede turbar al hombre tranquilo, al representante del ni voy ni vengo sino todo lo contrario y que llueva, que llueva, que yo no me mojo y ya escampar¨¢, al mudo desvergonzado y al escapista vocacional ante las cuestiones que verdaderamente importan a sus s¨²bditos.
Pero si su gesto me preocupa, me alivia saber al escuchar determinadas certidumbres en su hilarante y regeneracional discurso que mantiene intacta su involuntaria vena c¨®mica, su afici¨®n al disparate, la capacidad para mentir hasta el delirio sin que por ello sufra transformaciones su nariz. Hay que poseeer una naturaleza especial para afirmar sin intenciones sarc¨¢sticas ni autopar¨®dicas cositas tan delirantes o c¨ªnicas como: ¡°Espa?a no est¨¢ corrompida. Se comienza generalizando la corrupci¨®n, se culpa a los pol¨ªticos, se sigue con la propia pol¨ªtica y se acaba se?alando al sistema¡±. Lo que no cuenta es el resultado final de ese acoso tan injusto y esa calumnias planificadas. Por mi parte encontrar¨ªa venturoso que se cumplieran sus apocal¨ªpticas predicciones, ser testigo del estallido del sistema, bailar con alborozo hasta que los de siempre se inventaran otro similar perpetuando la guerra m¨¢s antigua y permanente de la humanidad, la de los fuertes machacando a los d¨¦biles. Y, c¨®mo no, haciendo nuestro aquel ut¨®pico deseo de Borges: ¡°Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos¡±.
Lo que no provoca una sonrisa ir¨®nica sino solo mala hostia son las risas que compart¨ªan en p¨²blico la racionalista vicepresidenta y ese se?or de voz gomosa que es ministro de Econom¨ªa. Su jolgorio se debe a las propuestas econ¨®micas de Podemos. Que le pregunten a los parados, a los j¨®venes y a los que han condenado a la intemperie su opini¨®n sobre el programa econ¨®mico que ha ejecutado con ellos el actual Gobierno. A lo peor no se r¨ªen y a?oran la guillotina.
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