El ¨¦xito de la FIL tiene que ver con un lema de Shakespeare
Viendo lo que pasa aqu¨ª, y c¨®mo pasa, se me ocurri¨® que eso es lo que pasa con la FIL, que aqu¨ª viene todo el mundo
![Juan Cruz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F877d032c-7412-47a6-81c8-1122d036e01b.png?auth=121372c15cef935b3b2a011dc3c02ec0490deff3e62238c8ee091ee432d90f6f&width=100&height=100&smart=true)
![Una panorámica de la Feria del Libro de Guadalajara.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LJORAP2YCVSI23LCJZCDEZU7CU.jpg?auth=bd4f817abb967e783a9143ff2f5491f669e09234fa53f7116c880b072df28d91&width=414)
Ayer por la noche me toc¨® hablar a m¨ª mismo en la FIL; era mi ¨²ltima intervenci¨®n porque ahora emprendo viaje de regreso a Madrid, v¨ªa M¨¦xico, donde quiero ver a dos personajes que ya son imprescindibles en la vida de muchos de los periodistas de EL PA?S que pasan por M¨¦xico o que aqu¨ª residen: el escritor colombiano Fernando Vallejo y el escen¨®grafo mexicano David Ant¨®n, una pareja fant¨¢stica. ?ltimamente entr¨® la tristeza en sus casas, pues se muri¨® su perra Quina, y Quina era mucho m¨¢s que una compa?era: hasta el final, ya hociqueando por las calles con la tristeza atroz de los perros, les daba vida y alegr¨ªa. Un d¨ªa, caminando el mismo Fernando por las calles en las que ya no contaba con esa compa?¨ªa, se encontr¨® con una perra abandonada, y es tan rebelde, y tan simp¨¢tica, que ya tiene el nombre adecuado para su actitud ante la vida. Fernando la puso Brusca.
As¨ª pues, all¨¢ voy y dejo la FIL, y por tanto este cuaderno se cierra. Ayer tarde, dec¨ªa, me toc¨® hablar a m¨ª, en lugar de escuchar, que es lo que he hecho con sumo gusto todos estos d¨ªas. He escuchado a escritores viejos y a escritores j¨®venes, he soportado algunos egos revueltos y he comprendido a otros, he estado en saraos comprensibles e incomprensibles, y he comprobado, otra vez, la raz¨®n de la magia de este encuentro singular, gloria verdadera de la actividad literaria en el mundo hispano. Ayer, por ejemplo, me toc¨® dialogar con una escritora eslovena y una escritora polaca, con el cometido de hacerlas hablar de la situaci¨®n de los escritores en Europa. Y cuando acab¨® este interesante intercambio entre estas dos mujeres de lugares distintos, de obras tambi¨¦n dis¨ªmiles, de edades asimismo variadas, entr¨¦ a escuchar a Mart¨ªn Caparr¨®s, el escritor argentino que acaba de publicar (Planeta) su monumental libro El Hambre, que conversaba sobre esa obra escalofriante y tan actual como la historia de la humanidad con su colega, el tambi¨¦n periodista y escritor Jorge Zepeda Patterson, que acaba de ganar el premio Planeta con una novela en la que periodismo y barbarie y sexo y corrupci¨®n se juntan para hacer un fresco en el que se ven los oficios peores de la actualidad (o de la historia).
Fue escuch¨¢ndoles a ellos cuando pens¨¦ en ese hecho cierto que ha convertido en milagro la FIL: gentes de todos lados, de todas las latitudes y de todos los pensamientos o estilos intercambian, a veces en los bares, a veces en las salas, de pie, sentados, supongo tambi¨¦n que acostados, sobre el oficio viejo de escribir y de leer. Eso hicieron, por ejemplo, las mujeres que ganaron a lo largo de estos a?os el muy importante premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz. Las Juanas, as¨ª las llaman, se rieron de la definici¨®n de la escritura femenina como escritura femenina, y hablaron de lo bueno y de lo malo de la vida. Estaban (lo leer¨¢n en este mismo peri¨®dico) gente como la impar mexicana Margo Glantz y la muy reflexiva, y veloz, argentina Claudia Pi?eiro.
Hace a?os public¨® Anthony Burgess una muy ins¨®lita biograf¨ªa de William Shakespeare que en ese momento (los a?os 70 del ¨²ltimo siglo) me recomend¨® Guillermo Cabrera Infante. Se titulaba Here comes everybody, aqu¨ª viene todo el mundo. Lo extrajo de uno de los lemas de Shakespeare. Y viendo lo que pasa aqu¨ª, y c¨®mo pasa, con qu¨¦ sentimiento y con qu¨¦ ligereza, se me ocurri¨® anoche que eso es lo que pasa con la FIL, que aqu¨ª viene todo el mundo y que ya esa tradici¨®n del di¨¢logo, viejo como el mundo, tiene aqu¨ª tal arraigo que este lugar de encuentro de las literaturas latinoamericanas e internacionales se ha convertido, y espero que para siempre, en algo de lo mejor que le ha ocurrido nunca a este continente ( y a esta lengua) y a las lenguas y universos adyacentes.
Me voy de la FIL, pero de la FIL ya no se puede ir nadie, porque irse ya es siempre para volver.
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