¡°El nuevo sue?o americano es migrante¡±
El periodista argentino Diego Fonseca retrata en ¡®Hamsters, una casa con historias que ruedan¡¯ las transformaciones del capitalismo estadounidense
En Washington hay un edificio que tiene nombre de mujer. Se llama Irene, un homenaje a la esposa del due?o, Abe Pollin, que en los a?os sesenta construy¨® un bloque de 15 plantas y 525 departamentos en alquiler. La entrada era un lustroso lobby de m¨¢rmol, piscina en el ¨¢tico, sal¨®n de belleza, agencia de viajes, servicio m¨¦dico, personal que les hac¨ªa la compra a los inquilinos, les lavaba la ropa, les enviaba las cartas. Un oasis residencial para la clase alta estadounidense de aquella ¨¦poca. La promesa de vivir en un departamento de por vida, como hu¨¦spedes en un hotel.
El periodista y escritor argentino Diego Fonseca vivi¨® all¨ª del 2009 a 2014. Pero Irene ya no era la utop¨ªa del confort que so?¨® Pollin, hijo de inmigrantes rusos que levant¨® una fortuna de ladrillo a partir del negocio de fontaner¨ªa de su padre. La muerte del magnate desat¨® la venta del edificio a un fondo de inversi¨®n. El capitalismo familiar fue engullido por el capitalismo financiero. La vida de los inquilinos cambi¨® de repente, incluida la del propio Fonseca, que aprovech¨® para hacer ¡°una gran cr¨®nica construida con peque?as cr¨®nicas¡± en Hamsters una casa con historias que ruedan (Libros del KO). Una met¨¢fora de los cambios del capitalismo y la mutaci¨®n del sue?o americano.
Pregunta. ?Si ¨¦sta es la cr¨®nica de una derrota, qui¨¦n sale ganando?
Respuesta.?Cuando hablamos de derrotas en la vida, la ¨²nica posible ganadora es la muerte. De lo que se trata es de hacer que nuestra vida sea significativa. A la mayor parte de las personas lo que les queda es ser protagonistas de peque?as historias, somos h¨¢msteres en la gran rueda. Todos tenemos planes, pero al final la vida tiene el suyo y te ves obligado a improvisar.
P. ?Qu¨¦ papel juega el edificio, Irene?
R. Es una met¨¢fora de EE UU y trata de explicar por un lado el cambio del capitalismo americano en los ¨²ltimos cincuenta a?os. Por otro, contar dos historias: la de un millonario bueno y la de una chica migrante indocumentada de Guatemala, que deja todo, su familia, sus ni?os, para enviarles dinero y darles una vida mejor. Y en medio, una gran multitud de h¨¢msteres que conectan con la met¨¢fora principal. En Irene vivi¨® el padre de Lauren Bacall, representantes de casas reales, embajadores y hasta un jefe de la CIA. Ahora son funcionarios, ejecutivos de organismos multilaterales y estudiantes universitarios. El edificio, como met¨¢fora de esos cambios de la Historia y de los h¨¢msteres que no haremos la historia.
P.??Cree que periodismo es el mejor g¨¦nero para retratar un cambio de ¨¦poca?
R.?Siempre tuve claro que ten¨ªa que hacer una gran cr¨®nica construida de peque?as cr¨®nicas. Soy un autor de periodismo narrativo, de novela period¨ªstica. La construcci¨®n de la narraci¨®n recupera elementos de la novela, como encontrar el punto dram¨¢tico. Ese es cuando muere el se?or Pollin. La familia no quiere seguir con el negocio familiar y su viuda, la propia Irene, decide poner en venta el edifico. Vende su nombre al nuevo capitalismo americano. Ellos eran la muestra del sue?o americano tradicional. El hijo de un obrero ruso que transforma un negocio de fontaner¨ªa en una gran empresa de la construcci¨®n. Con el cambio de propietarios ya no es un edificio con un tratamiento vecinal. El fondo toma sus decisiones desde Chicago y solo mira la cuenta de resultadas. Sus residentes son gente de 60 a?os con la promesa de un edificio que funcionaba como un hotel y ahora se encuentran expuesto a no saber si van a seguir.
P.??Hay nostalgia o voluntad de reivindicar un pasado m¨¢s fraternal?
R.?Oponerse al cambio cuando va a ocurrir de todos modos no creo que sea lo mejor porque te condena a la angustia. El libro trata contar como manejas lo inevitable. La Historia suceder¨¢ m¨¢s all¨¢ de lo que hagas como peque?o individuo. Los inquilinos ten¨ªan la posibilidad de igualar el precio de la compra. Eso supon¨ªa que 1.500 personas ten¨ªan que ponerse de acuerdo en 45 d¨ªas. Era una derrota cantada. Apenas 12 de ellas mostr¨® voluntad de poner dinero. Es muy estrecha la posibilidad de disputar ese poder econ¨®mico. Los m¨¢rgenes de decisi¨®n que les quedan son un reflejo del cambio de ¨¦poca, les empujan a la decisi¨®n individual. O soportas el nuevo estatus quo o te vas.
P.??Hay alguna posibilidad de salir de la rueda?
R. Se han reducido las posibilidades porque 50 a?os atr¨¢s no exist¨ªa el nivel sistematizaci¨®n y estandarizaci¨®n que tienen ahora las empresas. Cada vez son menos esos emprendedores con capacidad de florecer. Ocurre m¨¢s en sectores disruptivos que nadie puede prever. Pero ser¨ªa dif¨ªcil encontrar un nuevo Pollin en la construcci¨®n en EE UU. O una emprendedora como Ingrid, la migrante guatemalteca, capaz de fundar un peque?o negocio de limpieza y desplazar a 10 o 20 empresas. Creo que el sue?o americano en muchos inmigrantes opera como una especia de posdata: envi¨® dinero para cuando vuelva. El nuevo sue?o americano es migrante.
Babelia
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