Biblioteca no apta para mayores
Lectura se escribe con L de libertad. La mejor forma de estimular al ni?o: permitirle que elija libros que conecten con sus intereses. Y que los padres aporten el ejemplo de leer
"Leer es fundamentalmente un s¨ªntoma. De una imaginaci¨®n saludable, de nuestro inter¨¦s en este y otros mundos, de nuestra capacidad para estar callados e inm¨®viles, tambi¨¦n para so?ar despiertos¡±. Esta breve enumeraci¨®n de Mark Haddon, autor de El curioso incidente del perro a medianoche, podr¨ªa ser m¨¢s larga, llenar las 202 l¨ªneas de este art¨ªculo. Porque, cuando se habla de lectura, todos los argumentos son a favor: leer diariamente por placer est¨¢ asociado a un mejor rendimiento en el informe PISA ¡ªprograma de la OCDE que eval¨²a las competencias en lectura, matem¨¢ticas y ciencia de alumnos a punto de terminar la etapa de ense?anza obligatoria¡ª; en promedio, los lectores habituales tienen una puntuaci¨®n superior a un a?o y medio de escolarizaci¨®n a los que no lo hacen, seg¨²n un estudio publicado en 2011.
?Por d¨®nde se empieza a construir una biblioteca estimulante que nos ayude a crear lectores?
¡°Lo primero que hay que hacer es hablar con tus padres, abuelos, t¨ªos y que te recuerden las canciones infantiles que te cantaban y escrib¨ªrselas a tus hijos. Hay que conectar con tu origen¡±, aconseja Gustavo Puerta. Este especialista en literatura infantil destaca la importancia del componente afectivo de las primeras lecturas entre padres e hijos. ¡°Es muy importante la lectura en voz alta, que lean juntos libros que tengan una cualidad fundamental: deben estimular tanto al padre como al ni?o¡±. En este momento, advierte Puerta, es cuando suele cometerse el primer error: ¡°Hay que alimentar la elecci¨®n, que el ni?o elija sus propios libros, que tenga la posibilidad de equivocarse¡±.
Bestiario (Libros del Zorro Rojo), la extravagante enciclopedia animal de Adrienne Barman, es un im¨¢n tanto para padres como para hijos. Pero, seg¨²n Enrique Garc¨ªa Ballesteros, propietario de la librer¨ªa especializada en literatura ilustrada para ni?os y adultos Venir a Cuento de Madrid, esta coincidencia ¡°es excepcional¡±. Los padres no piensan en lo que le gusta al ni?o sino en lo que les gusta a ellos. ¡°Y compran en consecuencia. Los t¨ªos, en cambio, s¨ª respetan m¨¢s los gustos del ni?o y son m¨¢s atrevidos en sus elecciones¡±.
?Qu¨¦ le gusta al ni?o? ?Cu¨¢les son sus intereses o aficiones? Eso es, despu¨¦s de conocer su edad, todo lo que necesita saber Garc¨ªa Ballesteros para ofrecer sus recomendaciones. Si le gustan los f¨®siles o los trenes, los libros sobre los primeros o los segundos son los que tendr¨¢n una mayor probabilidad de ¨¦xito. ¡°Una parte del fracaso de la lectura tiene que ver con la incapacidad de que los chavales vean que hay una conexi¨®n entre sus intereses y su biblioteca¡±, apunta Puerta.
Corregir esa inercia es complicado, pero hay resistencias mayores, se?ala Garc¨ªa Ballesteros. ¡°Hay dos cosas que los padres no entienden bien pero est¨¢n muy en relaci¨®n con el pensamiento de los ni?os: el humor negro y el humor surrealista. Este ¨²ltimo muchas veces a los adultos no nos dice nada, pero a ellos les encanta¡±. ?l siempre recomienda 100 greguer¨ªas ilustradas (Media Vaca), de Ram¨®n G¨®mez de la Serna ¡ªcon dibujos de C¨¦sar Fern¨¢ndez Arias¡ª; Los ni?os tontos (Media Vaca), de Ana Mar¨ªa Matute, o Un perro en casa (Ekar¨¦), de Daniel Nesquens. Pero, reconoce, la tasa de rechazo es alta.
¡°A los adultos nos ha cambiado el humor, en nuestra literatura ya no hay casi nadie que escriba ex profeso para provocar la sonrisa¡±, opina Nesquens. Sabe que sus libros, en deuda con Jardiel Poncela, Tono y Miguel Mihura, no son para todos. Aquella avenida era de las m¨¢s bonitas de la ciudad. Ten¨ªa de todo. Incluso un agujero que cab¨ªa en la palma de la mano. ¡°Pero cuando empec¨¦ en esto pens¨¦ que lo mejor que ten¨ªa un ni?o era su imaginaci¨®n y que, precisamente por eso, porque a¨²n era un territorio virgen, podr¨ªa tomarme ciertas licencias. Para ellos escribo, pero tambi¨¦n busco que mis historias gusten al padre, al t¨ªo o al abuelo¡±. Una se?ora lleva un paraguas. Y un perro. El paraguas se llama paraguas y el perro, Chiver. A estas alturas, con el bagaje de m¨¢s de una d¨¦cada de ferias del libro a sus espaldas, dice reconocer cuando se enfrenta a una batalla perdida. Y casi siempre las pierde ante los mayores.
La historia de Erika, de Ruth Vander Zee ¡ªilustrada por el legendario Roberto Innocenti¡ª, es otra de las recomendaciones frecuentes de Garc¨ªa Ballesteros. Es un libro para ni?os mayores de ocho a?os, un testimonio sobre el Holocausto, sobre la maldad en el mundo, que enseguida provoca el rechazo de los padres. ¡°Los ni?os deben trabajar y vivir todos los problemas de la sociedad para saber enfrentarse a ellos. Si les quitas esos libros no les permites gestionar sentimientos que luego se van a encontrar en la vida real. Muchas veces los padres les permiten que vean el telediario pero no que resuelvan esos problemas en la literatura¡±, defiende Gemma Lluch, profesora de la Universidad de Valencia y especialista en literatura infantil y juvenil. ¡°Cuanto m¨¢s s¨®rdida es la realidad, m¨¢s la edulcoramos¡±, coincide Maribel Garc¨ªa Mart¨ªnez, de L¨®guez Ediciones. ¡°Ahora es dif¨ªcil plantear determinadas tem¨¢ticas empe?adas en presentar una realidad poco amable. En nuestro caso, lo que hacemos es tratar cuestiones como la p¨¦rdida o el duelo de forma subyacente. Al final, lo importante es la calidad¡±.
Lluch propone que no cedamos sin reservas el imaginario de los ni?os a Disney y regresemos a nuestros cuentos tradicionales. ¡°Son una fuente de aprendizaje incre¨ªble. Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var o Enric Valor nos cuentan de qu¨¦ manera, como pueblo, hemos explicado la vida¡±. Puerta tambi¨¦n reivindica que no abandonemos el pasado. Que recuperemos las obras de autores como Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, Miguel ?ngel Pacheco, Lolo Rico o Pere Calders. ¡°En el ¨¢mbito anglosaj¨®n est¨¢n Dr. Seuss, La peque?a oruga glotona, de Eric Carle; Donde viven los monstruos o La cocina de noche, de Maurice Sendak, una serie de libros que han le¨ªdo abuelos, padres, hijos y nietos porque hay una estructura editorial que ha mantenido estos cl¨¢sicos vivos y ha creado una tradici¨®n. En Espa?a y en el ¨¢mbito hispanoamericano carecemos de ella. Primero, porque la industria editorial ha estado volcada fundamentalmente en la escuela, y, segundo, porque tenemos una literatura infantil muy cortoplacista que no se plantea crear un producto de calidad que perdure en el tiempo, sino que quiere atender al tema y la est¨¦tica de hoy¡±. Y ese es, subraya, otro de los males de la literatura infantil y juvenil actual.
Es importante que padres e hijos lean juntos, y que los libros sean estimulantes¡±, dice Gustavo Puerta
Si bien hay muchas editoriales que est¨¢n sacudi¨¦ndose esa literatura edulcorada y moralizante ¡ªKalandraka, Media Vaca, Libros del Zorro Rojo, NubeOcho, Los Cuatro Azules, Barbara Fiore, por citas solo algunas¡ª, cunde la ¡°autoayuda¡±. ¡°A m¨ª muchas veces me plantean cuestiones del tipo: ¡®?Tienes un libro que transmita valores ecol¨®gicos?¡±, relata Garc¨ªa Ballesteros. ¡°Mi sugerencia es que lea Pulgarcito, dondeel ni?o ver¨¢ que el protagonista no destroza el bosque y esos valores estar¨¢n impl¨ªcitos. Yo creo que lo mejor es ofrecer buenas historias. Los ni?os diferencian muy bien¡±.
Aun a riesgo de sonar a moraleja, lo importante, coinciden todos los consultados, es leer. Leer, leer y leer para, idealmente, invertir la tendencia: seg¨²n el mismo informe de la OCDE, la lectura por placer cotiza a la baja. Entre 2000 y 2009, el promedio de estudiantes que dijeron leer diariamente por placer descendi¨® en cinco puntos porcentuales durante el periodo ¡ªde un 69% en el a?o 2000 a un 64% en 2009¡ª. Leer libros buenos y otros no tan buenos, porque ambas lecturas son clave, insiste Lluch, ¡°para construirnos como ciudadanos plurales¡±. Para comprender este y otros mundos. ¡°Leer te da la posibilidad de entender el lenguaje de la literatura, y en ¨¦l tambi¨¦n se basan el lenguaje del cine, el del teatro, el del periodismo. Adem¨¢s de la librer¨ªa, doy clases de historia y cine y me encuentro cada vez m¨¢s con universitarios que leen pero no comprenden, una percepci¨®n compartida por muchos profesores de secundaria. No basta con culpar a la ense?anza: hay que permitir a los ni?os que construyan su bagaje literario de forma natural, sin imposiciones, porque as¨ª es como a todos nos gusta leer¡±, concluye Garc¨ªa Ballesteros.
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