El cine cubano, entre el control y el talento
Los nuevos realizadores intentan salir del marcaje del gubernamental ICAIC
Antes de la ceremonia, se comentaba que si se conced¨ªa el Oscar a la mejor pel¨ªcula extranjera a Fresa y chocolate era ¡°debido al bloqueo¡± Y si no, tambi¨¦n. Lo recordaba ayer con humor Senel Paz, guionista del gran ¨¦xito del cine cubano, dirigido en 1994 por Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea y Juan Carlos Tab¨ªo, a prop¨®sito del inicio de las conversaciones entre Cuba y EE?UU. ¡°Todo est¨¢ por ver. Pero soy optimista sin dejar de estar preocupado. El fin del embargo ser¨ªa muy positivo para el cine cubano porque se abrir¨ªan muchas posibilidades para rodar en la isla por sus m¨²ltiples localizaciones y para la colaboraci¨®n e intercambio de profesionales. Si [FRANCIS FORD]Coppola y [MARTIN]Scorsese vinieron a la Escuela de cine y televisi¨®n de San Antonio de los Ba?os [EN CUBA]fue por atrevimiento personal. Durante a?os no se pod¨ªan reparar los proyectores de pel¨ªculas porque eran de EE UU. En fin, se abre una etapa de oportunidades, pero me preocupa que EE UU se comporte abusivamente y cope el mercado, como pasa en buena parte del mundo. Ahora bien, los problemas son m¨¢s divertidos que la quietud¡±, dice Senel Paz desde Cuba.
En la Mississippi Valley State University trabaja como profesor Carlos Espinosa, estudioso cubano del cine de su pa¨ªs, sobre todo de la d¨¦cada de los sesenta, cuando hubo ¡°el mayor florecimiento de la cultura, en general, y del cine, en particular¡± hasta que los tanques sovi¨¦ticos entraron en Praga. Filmes como Memorias del subdesarrollo, de Guti¨¦rrez Alea, o Luc¨ªa, de Humberto Sol¨¢s, marcan un momento ¨¢lgido en la profesionalizaci¨®n y creatividad del cine cubano, cuyo reverso ser¨ªa el documental PM, de Orlando Jim¨¦nez Leal y Sab¨¢ Cabrera Infante, ¡°el primer caso de censura que trascendi¨®¡± tras la Revoluci¨®n. En este sentido, Espinosa recuerda ¡°el gran talento¡± de Nicol¨¢s Guill¨¦n Landri¨¢n, sobrino del poeta, tan experimentador del lenguaje cinematogr¨¢fico como censurado por el r¨¦gimen castrista. Tambi¨¦n destaca las aportaciones de Santiago ?lvarez, desde postulados oficialistas, y Sara G¨®mez, que aborda la marginalidad.
Comparte la opini¨®n de que la centralidad y control del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematogr¨¢ficos (ICAIC) perjudic¨® el desarrollo del cine y apunta su inter¨¦s hacia los nuevos cineastas, que trabajan al margen de este ¡°obsoleto¡± organismo. Y sostiene que la gran cantera de actores y creadores se explica por la extensi¨®n de la educaci¨®n art¨ªstica por parte de la Revoluci¨®n. ¡°No se puede analizar un fen¨®meno tan complejo solo desde posiciones apolog¨¦ticas o satanizadas¡±, afirma.
Tambi¨¦n Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n coincide en destacar desde Espa?a el gran talento art¨ªstico de la isla caribe?a, con 12 millones de habitantes. Gran conocedor del cine cubano, el cineasta acaba de regresar del Festival de Cine de La Habana, en el que salt¨® la pol¨¦mica al censurarse la proyecci¨®n de Regreso a ?taca, de Laurent Cantet, basada en una novela del cubano Leonardo Padura, e interpretada por Jorge Perugorr¨ªa, entre otros. Considera que la actual situaci¨®n en Cuba se asemeja a la Espa?a del final del franquismo.
Guti¨¦rrez Arag¨®n elogia la rica cinematograf¨ªa de Cuba, con pel¨ªculas como La primera carga del machete, de Manuel Octavio G¨®mez (de 1968), y subraya el logro de Guti¨¦rrez Alea, que supli¨® con talento la precariedad que caracterizaba al lenguaje cinematogr¨¢fico cubano hasta hacerlo homologable al de los pa¨ªses desarrollados, adem¨¢s de resaltar el inter¨¦s de la nueva hornada de cineastas cubanos, como Carlos Lechuga (Melaza) o Ernesto Daranas (Conducta). Pone el ¨¦nfasis en que la tecnolog¨ªa digital permite una producci¨®n alegal, fuera del ICAIC, que ¡°ya no es el referente¡± y que se ve ¡°de pantalla en pantalla¡±. Y concluye incidiendo en la gran afici¨®n al cine de los cubanos, que forman largu¨ªsimas colas en las salas.
Babelia
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