C¨®ctel de referencias

Partir de una serie de referencias m¨ªticas para luego intentar encontrar una voz propia con una tonalidad distinta de la del semillero utilizado como punto de partida narrativo no tiene por qu¨¦ ser negativo, sobre todo cuando estamos ante un director debutante. El ¨²nico y gran problema es que tras recoger de una o varias pel¨ªculas (y homenajearlas expl¨ªcitamente, lo que te lleva cerca de la calcoman¨ªa), el tratamiento posterior, las aportaciones propias y, lo peor, la mezcla en la batidora referencial de relatos y productos de muy distinta condici¨®n y dramaturgia no alcancen una identidad m¨¢s all¨¢ del fuego artificial. Situaci¨®n a la que se dirige la m¨¢s aparente que consistente El club de los incomprendidos, debut de Carlos Sedes, basado en la novela Buenos d¨ªas, princesa, de Blue Jeans, que ya desde el t¨ªtulo remite a El club de los cinco (John Hugues, 1985), pero que adem¨¢s tiene reminiscencias de obras tan distintas como Todo en un d¨ªa (Hugues, 1986), Las ventajas de ser un marginado (Stephen Chbosky, 2012) y El club de la lucha.

Con bases dram¨¢ticas tan conocidas, da la impresi¨®n de que los art¨ªfices prefieren jugar al homenaje, al menos en su primer tercio, cuando en realidad est¨¢n muy cerca del saqueo. Situaci¨®n primigenia y presentaci¨®n de personajes aparte, de El club de los cinco no s¨®lo hay planos directamente calcados (la disposici¨®n de los chavales en las mesas, las carreras por el pasillo...) y un escenario exacto (la biblioteca de variadas alturas), sino tambi¨¦n el subtexto definitorio y estereotipado de la tipolog¨ªa de cada uno de ellos (la princesa, el deportista...), con muy leves cambios. A partir de ah¨ª, eso s¨ª, El club de los incomprendidos sale al exterior y es donde encuentra sus mejores armas. La pel¨ªcula tiene empaque gracias a una estupenda factura t¨¦cnica, logrando buenas escenas ambientadas en discotecas y recintos deportivos, dos cojeras habituales del cine espa?ol, y sabe encontrar ese esp¨ªritu de Todo en un d¨ªa de el-gran-momento-de-nuestra-adolescencia, enmarc¨¢ndolo en lugares de Madrid reconocibles y bien aprovechados.

Sin embargo, es en la aparici¨®n del drama, aspecto proveniente no de ese cine juvenil de los 80, sino del indie contempor¨¢neo, donde a la pel¨ªcula se le notan m¨¢s las costuras: nunca est¨¢ trabajado, simplemente sale a borbotones, y carece de justificaci¨®n y de trazo dram¨¢tico.